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Tabacón B. Linus
La Jornada Maya

Lunes 11 de julio, 2016

A veces las genialidades que son contemporáneas se convierten en rivalidades duales. Una de las ecuaciones más antiguas de ese tipo es la de Leonardo y Miguel Ángel; quizá la más reciente es la de Messi y Cristiano Ronaldo. Ambas se parecen, más de lo que uno pudiera pensar y a ambas la historia -en el largo plazo- podría resolverlas igual.

Nadie niega que Leonardo era un súper dotado nato, quizá superior a Miguel Ángel; sin embargo, Leonado era caótico, desordenado, indisciplinado, dejaba muchos más proyectos abandonados que los que terminaba. Tenía grandes proyectos, pero era un mal realizador. Miguel Ángel, también un genio desde la cuna, confiaba menos en la inspiración y más en el trabajo duro. Emprendió proyectos colosales y los terminó. Da Vinci hubiera necesitado varias vidas para completar la Capilla Sixtina, Miguel Ángel completó ese proyecto y muchos más.

De hecho, hasta finales del siglo XIX, Miguel Ángel era considerado un maestro renacentista muy superior a un Leonardo Da Vinci que muchos calificaban que sufría del síndrome del “proyecto inacabado”.

No fue sino hasta que el académico alemán Jean Paul Richter transcribió e hizo accesible para el público los cuadernos de Da Vinci, que éste empezó a ponerse de moda. Lo triste es que parece que los famosos y futuristas diseños de maquinaria que aparecen en los cuadernos de Leonardo no son en realidad creación de él; de hecho parecieran ser mejoras (y por mejoras me refiero a que sabía dibujar mejor) a los diseños originales -esos sí- de Mariano di Jacopo, también conocido como [i]Taccola[/i]. Vamos, incluso el famoso dibujo de un hombre dentro de un círculo ([i]Hombre de Vitruvio[/i]) es una mejora a un dibujo original de [i]Taccola[/i].

Lo mismo podemos decir de su visión de un tanque de guerra, el equipo de buceo, etc. Leonardo no tuvo esas ideas originales, las copió y dibujó mejor -en algunos casos puliendo el diseño, hay que reconocerlo- de otros artistas. En fin, ese no es el tema del texto, es sólo mostrar al genio superdotado, pero indisciplinado y caprichoso, que deja cosas inconclusas, pero se pone de moda por el azar de la publicidad.

Frente a él está Miguel Ángel, que nos dejó una colección impresionante, desde [i]El David[/i], [i]La Piedad[/i] hasta la Capilla Sixtina -que ya mencionamos- y claro la Basílica de San Pedro, por mencionar sólo unos pocos. Sin embargo, Miguel Ángel nunca se puso tan de moda como Leonardo entre las grandes masas, y el genio súper disciplinado ocupa un segundo e injusto lugar.

En cosas más mundanas y pueriles, lo mismo pasa con Messi y Cristiano. El astro argentino anota con el Barcelona, pero fuera de ahí no pasa nada. Se mete en líos fiscales, es el eterno “pecho frío” al que no se le ve comprometido con su selectivo, falla penales en la final de la Copa América y hace el berrinche de decir que “se retira” de competencias nacionales tras el fracaso.

Messi es sin duda un mejor jugador nato que Cristiano, pero no son comparables en disciplina y entrega. La condición y el trabajo físico de uno es muy superior al del otro, y nos referimos a un loco de la preparación física que es Cristiano. Vamos, uno es un muy dedicado papá soltero -Ronaldo- y el otro firma a ciegas los contratos que le pone enfrente su papá -Messi.

Ayer hubo algo de justicia. Portugal ganó la Eurocopa, pero Cristiano tuvo que abandonar el partido por lesión al minuto 26, después de artera agresión de un jugador francés. Cuando Messi falló el penal en Estados Unidos, el argentino se separó del resto de su equipo por el resto de la tanda de penales, haciendo berrinche y complicando aún más el estado mental del resto de los jugadores albicelestes. Cristiano, por el contrario, regresó de los vestidores a ser el porrista oficial, a gritar desde la línea, a llorar de la emoción, a ser asistente de entrenador en la línea de medio campo.

Claro que Cristiano parece ser insoportable. Miguel Ángel también debe haberlo sido, pero al igual que él trabaja y trabaja; a Messi se le ve gozando lo que se le dio de forma más natural. Uno esculpe su cuerpo con ejercicios, otro con enormes tatuajes. Claro, Messi está de moda, pero Cristiano ya ganó una copa de nivel internacional, y no se puede ser uno de los grandes sin ganar esos torneos, pregúntenle a Pelé, Maradona o Zidane.

En el largo plazo la disciplina, la entrega, los resultados pagan dividendos. Algún día los cuadernos de Leonardo pasarán de moda o se dará el crédito a quien lo merece -como ya ocurre entre muchos académicos expertos-. Lo mismo pasará en la cancha.

Mérida, Yucatán
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