Reporte 8 AM

Pablo A. Cicero Alonzo
Foto: Ap
La Jornada Maya

Miércoles 29 de junio, 20016

"Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego”. —Eduardo Galeano.

¿Con quién trabajas?, me preguntó en alguna ocasión el tío poeta. Nombré a varios, entre ellos a José Ic Xec. José Ic, repitió el de la voz verde. José Viento, José Aire, tradujo, según él, del maya. Al llegar a la redacción, le comenté el encuentro a José. El periodista, mayahablante, se rió. En realidad, Ic —iik— es chile. La traducción correcta sería José Chile; viento se dice ´iik.

[b]Viento[/b]

A fines de marzo se dieron a conocer los resultados de la primera Subasta Eléctrica de Largo Plazo, convocada por la Secretaría de Energía. Entre los proyectos ganadores destacan los de seis empresas, que proveerán de energía renovable a Yucatán. Tres de ellas, específicamente, eólica: Aldesa, Energía Renovable y Consorcio Energía Limpia. Las centrales de estas empresas estarán en Motul y Tizimín.

Aldesa ganó con dos propuestas, cuya inversión en conjunto suma 238 millones 816 mil pesos. La propuesta económica de Energía Renovable Península fue por 314 millones 424 mil pesos y la de Consorcio Energía Limpia, por por 338 millones 332 mil pesos. Las granjas de aire representarán una importante inversión al estado.

Los nuevos molinos bailarán con el viento yucateco a partir de 2018. En 2030, calcula el Secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, Eduardo Batllori Sampedro, Yucatán producirá el 100 por ciento de la energía eléctrica que consume con el aire y el sol. Hoy día, la Comisión Federal de Electricidad requiere 5.4 millones de megawatts/horas por año. En 2018, el aire nos regalará 1.9 millones de megawatts/horas por año.

[b]Chile[/b]

Inversión y energía limpia ¿buena noticia para los yucatecos, no? No. En el presente de Oaxaca se puede visualizar nuestro futuro. Específicamente en el Istmo de Tehuantepec, en los municipios de Juchitán de Zaragoza, El Espinal, San Dionisio del Mar, Asunción Ixtaltepec, Unión Hidalgo, Santo Domingo Ingenio, entre otros.

Ahí vuela la Ventosa, donde compañías españolas del sector energético como Iberdrola, Endesa, Gamesa y Acciona no sólo han cosechado aires, sino también han sembrado tempestades. Para las comunidades oaxaqueñas la implementación de los parques eólicos —sembrados de aerogeneradores de 78 metros de altura— ha significado “una etapa de reconquista”. Será por los españoles.

Según un reportaje publicado en la revista electrónica sinembargo.mx los comunitarios de esas tierras de brisa rápida afirman que, en “coalición” con autoridades municipales, estatales y federales, han “despojado a la gente de sus tierras”, y modificado sus tradiciones, creencias y actividades económicas.

¿Cuál es el modus operandi? Lo explica, en el mismo reportaje, Bettina Cruz Velázquez, vocera de la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio: “Las empresas entran, firman contratos y todo es con gente que no sabe hablar español, que no saben leer ni escribir. Esos contratos son de 30 años, que se renuevan automáticamente por otros 30 años y con la posibilidad de renovarse otros 30. Para ese periodo de tiempo esas tierras ya son de ellos, se las apropian”.

Ayer, en las páginas de La Jornada Maya, leímos la denuncia que realizó la académica Lourdes Guadalupe Rejón Patrón, del Centro INAH Yucatán. Ella dijo que por 5 mil pesos, los ejidatarios de Texán Palomeque firmaron un acta para que el ejido de Hunucmá pudiera vender mil 470 hectáreas al gobierno del estado de Yucatán, una extensión en donde se construyen las fábricas de cerveza y latas del complejo industrial de Grupo Modelo y Envases Universales. Las tragedias oaxaqueñas no nos son tan ajenas, después de todo.

Cito de nuevo a Galeano, quien en su excepcional lucidez nos advirtió que “el capitalismo envenena el agua, la tierra y el aire, además del alma de la gente”. Los proyectos eólicos que se instalarán en Yucatán serán positivos sólo si benefician a todos los pobladores del estado. A todos, incluidos, claro, a los moradores originales, a los propietarios de estas tierras, de estas aguas y de estos vientos. Si se les arrebata por la fuerza o el engaño, como se hizo en Oaxaca, como en Texán Palomeque, el viento se tornará en indignado huracán. Entre José Aire y José Chile, entre el viento y el calor.

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Mérida, Yucatán