Antonio Bargas Cicero
Foto: Ap
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Martes 28 de junio, 2016
Michael Jordan no ganó solo. Tampoco Derek Jeter. Como otros grandes que marcaron época, fueron respaldados por equipos que jugaban de forma brillante en conjunto, y que en momentos decisivos se apoyaban en el talento de sus figuras. Lionel Messi no ganó solo títulos con Barcelona: fue apoyado por un grupo genial.
Es ridículo culpar a Messi de todos los males de la selección argentina. La albiceleste va a trascender cuando aprenda a jugar en equipo, sin temor. Como el bicampeón de América, Chile, y como, por ejemplo, Italia en la Euro. El penal que falló Messi en la final en East Rutherford terminó de derrumbar anímicamente a su selección, pero la batalla no debió llegar a esas instancias. Higuaín y Aguero, jugadores de clase mundial, fallaron goles cantados. Igual es ridículo cuestionar su compromiso con su nación. “Amo a mi país profundamente y quisiera regresar un día”, señaló. El domingo, dio todo lo que tenía, se puso al equipo a sus espaldas; sin embargo, frecuentemente estaba muy solo. Desde luego tiene responsabilidad en las derrotas, pero necesita más ayuda.
Qué gran ejemplo el de los italianos frente a España: todos corrían, todos subían y bajaban, todos iban duro y metían la pierna. Los pupilos de Antonio Conte marcan en bloque y sofocan. Y suelen ser contundentes frente al arco rival. No es Messi, es la selección argentina. Los pamperos, temerosos a recibir gol, fueron lo contrario a los italianos, decididos, concentrados y confiando plenamente en su plan. Chile e Italia son solidarios y saben a qué juegan. Argentina saldrá del bache cuando sea más como esas selecciones.
Ojalá no se retire Messi: aún puede dar mucho más.
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