Felipe Escalante Tió
Foto: Archivo de la familia Tió Reyes
La Jornada Maya
8 de abril, 2016
La industria alimentaria nos ha ido despojando del conocimiento de la preparación de la comida y la convivencia que implica. Un momento en la cocina en el cual se transmitía el conocimiento de una generación a la siguiente era el de la preparación del dulce o postre, ya que los niños solían incorporarse a la elaboración del mismo, atraídos por la recompensa del producto final y otros pequeños estímulos, como probar la masa, el azúcar y otros ingredientes.
Muchos de los dulces que se preparaban en la primera mitad del siglo pasado se degustaban a media tarde, acompañados de una taza de chocolate. Por eso encontramos en el recetario de [i]Chichí Lupe[/i] una buena cantidad de panes, galletas y polvorones.
A diferencia de las recetas de guisos, las de repostería cuentan con una proporción precisa de los ingredientes, lo que indica dos cosas: 1) a [i]Chichí Lupe[/i] le gustaba más la elaboración de postres, y 2) hacer postres requiere mucha más precisión y por lo tanto, paciencia. De ahí la frase “a ver cuánta leña lleva el dulce”.
En el recetario de [i]Chichí Lupe[/i] encontramos una golosina con el poético nombre de “rosas de leche”, que algunos conocieron como “flor de leche” y en el Altiplano llaman, gracias a una empresa trasnacional, “buñuelos”. El nombre obedece al molde de hierro que se utiliza en su elaboración, unas formas caprichosas que iban atornilladas a unas largas varas, para evitar que la persona que las manipulara se quemara con la manteca, aceite o mantequilla hirvientes.
[b]Rosas de leche.[/b]
[i]Para 40 barquillos o rosas se necesitan:[/i]
[i]2 huevos.[/i]
[i]2 cucharaditas de azúcar.[/i]
[i]1 cucharadita de sal.[/i]
[i]1 taza de leche.[/i]
[i]1 taza de harina.[/i]
[i]Después de batidos ligeramente los huevos con azúcar y sal, añádase harina y leche y bátase la masa hasta que resulte bien fluida. Después se atornillan las formas a los mangos y después de calentarlos bien en manteca, aceite o mantequilla hirviendo, se las sumerge en la masa preparada, procurando que ésta no pase [/i][i]sobre el borde de la forma. Entonces se vuelve a sumergir la forma con la masa adherente en la manteca hirviendo hasta que resulte bien dorado el barquillo o rosa. Ahora retírese la forma y despréndase el barquillo en caso de que no caiga solo. Se revuelcan luego en azúcar.[/i]
[i]Para pastelería de guarnecer no se emplea azúcar.[/i]
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