Eduardo Lliteras Sentíes
Foto: Óscar Rodríguez
La Jornada Maya
22 de febrero, 2016
Narran los libros de historia que el tribuno romano, Tiberio Graco, a quien algunos calificaban de tendencias radicales, un día se le ocurrió presentar una iniciativa de ley para repartir tierras públicas entre los romanos comunes y corrientes, es decir, entre el [i]Populus Romanus Quirites[/i], desatando la ira de la aristocracia del Senado.
Los senadores vieron en la iniciativa una amenaza a sus propiedades e intentaron evitar que prosperara. Para ello, sobornaron a un tribuno, Marco Octavio, para que la vetara.
Pero Tiberio Graco tuvo una idea genial: desde la tribuna popular, conocida como el Rostrum, dijo al pueblo que Marco Octavio no cumplía con su deber de representarlos. Entonces propuso una votación popular para expulsarlo del cargo, la cual dio resultado: Marco Octavio fue desprovisto de su tribunado, y la ley agraria, aprobada.
Pero claro, los aristócratas no perdonaron y, tiempo después, acorralaron a Graco en un templo –dicen que el dedicado a Fides, es decir, a la diosa de la confianza- y lo apalearon hasta matarlo.
Dejando atrás los más de 2 mil 200 años que nos separan de dicho capítulo brutal de la historia romana, volvamos la mirada al Congreso de Yucatán, donde nos tenían una sorpresa guardada: la aprobación, en escasos 3 días, de las cuentas municipales y de la cuenta pública del año 2014. Y en 10, las relativas al 2013.
Es decir, una aprobación al vapor, a nuestro ver injustificable, ya que si bien la ASEY se dedica ahora a la revisión de las cuentas de los Ayuntamientos, lo cierto es que el Congreso no debería dedicarse a simplemente dar por bueno lo que hace el auditor superior del estado.
Deben tomarse en cuenta algunas agravantes. Por ejemplo, la documentación de la cuenta pública del 2013 estuvo un año en poder de la Secretaría General, sin que fuera turnada a la Comisión de Vigilancia de la Cuenta Pública. En pocas palabras, se ocultó la información. Así lo dijeron los diputados panistas, quienes cuestionaron “¿cuáles fueron los motivos de dicho ocultamiento desde la pasada Legislatura?”
Los problemas con las cuentas municipales, particularmente con numerosos ayuntamientos del interior del estado, son escandalosos. Se sabe de desvíos cometidos, año tras año, administración tras administración. De saqueos al grado de dejar las oficinas sin muebles ni computadoras. De robos de vehículos públicos o del dinero de las arcas municipales, por no hablar de nepotismo, cuatismo, y costo inflado de obras.
Esto sigue sucediendo en Yucatán y, por la forma en que se aprobaron las cuentas públicas, las corruptelas continuarán. Esto es muy grave, ya que la corrupción, en primer lugar, genera pobreza, la que aflige a Yucatán de forma muy severa. También genera violencia, y es el caldo de cultivo de la desigualdad tan brutal que nos aflige, del atraso que nos atenaza, por más que se anuncien millonarios programas desde la Sedesol federal y estatal.
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