Pablo A. Cicero Alonzo
Foto: Fabrizio León Díez
La Jornada Maya
29 de enero, 2016
El martes pasado, en este mismo espacio, se diagnosticó que las arterias de Mérida están seriamente obstruidas. Hoy, hablemos de su corazón. El tuyo o el mío es el del tamaño de nuestro puño. El de una ballena azul tiene las dimensiones de un volkswagen sedán; cualquiera de nosotros podría fácilmente deslizarse por las cálidas aortas de uno de estos cetáceos. El corazón de la capital de nuestro estado abarca varios kilómetros, conglomera varios barrios, en donde laten diversas actividades, desde comerciales a culturales. Es, asimismo, el centro neurálgico de nuestra fe: templos, en su mayoría coloniales, recuerdan a propios y extraños las sólidas raíces de nuestra historia.
La Catedral de Mérida, que en las noches de los sábados sirve de lienzo en una narrativa de luces y colores, es el príncipe de esos recintos religiosos, no sólo por su antigüedad —se erigió en 1598, siendo la primera catedral de la Nueva España edificada en tierra firme— sino por todo lo que significa: pasado, presente y futuro de un pueblo, el nuestro. El corazón de Mérida late aun antes de que se llamara así, hace ya cuatrocientos setenta y cuatro año; inyectaba vida y emoción desde la ancestral T’ho. Es normal, entonces, que ese potente músculo cardiaco presenta, desde hace décadas, síntomas de cansancio.
En el centro de Mérida coinciden los principales mercados de la ciudad, que ahí se abastece de lo necesario y de chucherías; es colorido, caluroso, caótico, generoso y violento, con rincones sombreados y silenciosos y con esquinas excesos de decibeles. También, el primer cuadro de Mérida es el epicentro de la política yucateca: ahí se encuentran las sedes del Poder Ejecutivo y del ayuntamiento de la ciudad —conocidas, en la ironía de nuestra democracia, como palacios—; hasta hace poco igual ahí debatían, legislaban, y en muchos casos cobraban sin hacer nada, los diputados locales. Es precisamente en ese sitio donde se erigirá el Palacio de la Música; sinfonías y sintonías son mucho mejor que las mentadas y los chiflidos que no en pocas ocasiones se escucharon en el congreso en fuga, exiliado al periférico ostracismo. Cerca de ahí, el edificio central de la UADY igual se prepara para exorcizarse de la burocracia académica y alojar un centro cultural.
En esta coyuntura, el alcalde Mauricio Vila Dosal impulsa un proyecto para que los cambios sean integrales, y el centro meridano cuente con un corredor de la cultura. La propuesta municipal es algo así como una intervención —necesaria y oportuna— a corazón abierto a la ciudad.
Las obras de infraestructura y los planes de remozamiento deben ir de la mano igual con la participación ciudadana; en ese tenor, se han realizado acciones para que los dueños de los predios céntricos los arreglen y los dejen en punto. No estamos hablando de poca cosa; si juntamos todas estas acciones, podemos visualizar un nuevo rostro para la zona más emblemática de nuestra ciudad.
En estos días, diversas voces han mencionado la necesidad de que el municipio cuente con un plan de rescate para el centro, algo indispensable para lo que viene. Sobre ese aspecto, las autoridades deberían mirar a Cuba. Ahí, el centro de La Habana, devastado durante décadas por la surrealista política de los Castro, se erige orgulloso totalmente remozado.
El cochambre acumulado durante el comunismo isleño se ha quitado, dando paso a intensísimos colores que se acoplan a la perfección a la alegría de sus moradores. Las autoridades de La Habana han comprendido el valor turístico y patrimonial del corazón de su país, y se han puesto manos a la obra en el marco de un proyecto completo y a largo plazo.
Nuestros vecinos caribeños tienen el don de la oportunidad, y son conscientes que esta nueva era de relaciones con Estados Unidos puede significar un boom de visitantes. Cuba se prepara para lo que viene. La Habana Vieja es muy parecida al centro de Mérida. Mucho más grande —posee una superficie de 214 hectáreas, hay 242 manzanas con cuatro mil edificios, de ellos 900 de alto valor patrimonial— pero con similitudes históricas.
El Plan Maestro de Revitalización de La Habana Vieja, realizado por la Oficina del Historiador y la Agencia Española de Cooperación Iberoamericana, define las acciones más convenientes para la recuperación del Centro Histórico; se trata de lograr un desarrollo integral autofinanciado que haga recuperable y productiva, la inversión. “Recrear la ciudad no solo para verla, sino para vivirla. He ahí el desafío”, dice Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad desde 1967 y artífice de este cambio. Vale la pena que se estudie la experiencia cubana. Vale la pena ir a visitar en lo que podría parecerse el centro de Mérida en nuestros años. Tal vez, en breve, la Secretaría de Fomento Turístico nos dé una buena noticia y anuncie vuelos directos a la capital cubana.
[email protected]
El mandatario ruso dijo estar comprometido con "conversacione serias" con Kiev
Ap
'La Leona Dormido' deleitó al público capitalino en con su 'Adios Tour'
La Jornada
El certamen convocó a más de 57 mil participantes, de los cuales destacaron 93
La Jornada Maya
El servicio proveerá del líquido de manera directa a la red
La Jornada Maya