¡Plan turístico por la vida maya!

Paco Remolina Suárez
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 26 de diciembre, 2018

“Este país no puede ser conservacionista, porque se necesita mover”, apuntó Rogelio Jiménez Pons, director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), buscando fortalecer la aceptación del tren maya.

Todos podemos entender que la perturbación de la naturaleza en la península de Yucatán, desmontando selvas, manglares, tulares, levantando sedimentos y contaminando el suelo y los ríos subterráneos con pesticidas, fertilizantes y agroquímicos, así como con desechos humanos y de animales domésticos, terminará con el atractivo que 90 por ciento de los turistas buscan: cenotes prístinos, arenas blancas que reflejan el azul turquesa del cielo, y un mar tan transparente que permite la existencia de la segunda barrera arrecifal más larga del planeta.

Ambos, la arena y las aguas, tanto subterránea como marina, son así por no estar impactadas por sedimentos, ni tener contaminantes o nutrientes… Así, tal vez, la economía turística sí debe, porque el turista lo requiere, conservar el ambiente sin impactos y a las comunidades orgullosas de su cultura y tradiciones; como complemento la remuneración económica.

Si el tren maya busca, según se indica en su página oficial de Facebook, impulsar la economía a través del turismo y las economías solidarias, fortalecer el desarrollo social, promover y resguardar la cultura maya, proteger y rehabilitar el ambiente, y añadimos, como condición sine qua non para conseguir los anteriores objetivos, detener la impunidad, recuperando la paz, la tranquilidad social, así dotar a las comunidades mayas de servicios públicos suficientes, adecuados y accesibles, habría que poner las primeras piedras no del tren maya, sino del proyecto de desarrollo sustentable maya peninsular, con algunas acciones que han estado deficientemente atendidas por el gobierno federal en las 107 comunidades mayas que están a lo largo del trazo del ferrocarril y que no tienen programada una estación del tren y en las cuales se tiene que intervenir tarde o temprano.

Inversión inmediata

Sugiero que la intervención sea temprana, es decir ya, sin esperar cuatro o cinco años para la posible inauguración.

Mientras se hacen los estudios, las manifestaciones de impacto ambiental y la construcción del tren maya, debe aprovecharse para contar con una plataforma comunitaria sociocultural fortalecida para definir su desarrollo, y que ésta tenga fuerza para negociar con los intermediarios del turismo. A esto habrá que añadir espacios con servicios y productos turísticos de alta calidad y en cantidad suficiente, administrados y manejados por las propias comunidades.

Considero que, como atención inicial en un gobierno cuyo lema es “primero los pobres”, debe atenderse que servicios públicos como centros de salud con médicos, mercados salubres, escuelas con maestros y el saneamiento urbano deben ser prioritarios, cuando son faltantes o insuficientes en cantidad y calidad para la atención a las comunidades y consecuentemente al turismo. Especialmente hay que solucionar la situación del abasto de carnes, que no se hace a través de rastros regulados por la Secretaría de Salud, y el control de plagas y desechos.

Detener la impunidad

Igualmente, es imperativo detener la impunidad, recuperar la paz y tranquilidad social y fomentar la gobernanza no sólo por beneficio económico y social de las comunidades, sino también para que los turistas puedan decidir visitar México por sus condiciones de tranquilidad y seguridad, haciéndolo en cualquier vehículo, incluso en bicicleta.

Proteger y rehabilitar el medio ambiente, tomando en cuenta instrumentos como los Ordenamientos Ecológicos Territoriales, los Programas de Ordenamiento Ecológico Local y el Ordenamiento Territorial comunitario, permitiría identificar las mejores y más adecuadas políticas de uso de suelo y como consecuencia se lograría la restauración y optimización de la producción de los ecosistemas naturales locales, empleando entre otras acciones el proyecto Sembrando Vida, sin tener grandes impactos que favorecen el Cambio Climático Global y que perjudican a los objetos turísticos.

Esto implicaría la conservación de ecosistemas y su biodiversidad, que actualmente son impactados al desarrollar actividades turísticas o agropecuarias, y en los casos de las grandes extensiones de infraestructura hotelera en espacios vulnerables se sugiere promover sólo las visitas diurnas (sin pernocta) a espacios como Calakmul, Bacalar, Tulum, Sian Ka´an, Palenque, Celestún, Anillo de Cenotes, Ría Lagartos, Yum Balam, Puerto Morelos, o Ruta de los Cenotes, aunque en algunos de ellos no pase el trazo del tren, podrían ser utilizadas como grandes enclaves turísticos.

Resguardo de la cultura maya

Mención aparte merece la promoción y resguardo de la cultura maya, con sus patrimonios, mediante la participación de las comunidades, sus autoridades locales y organizaciones sociales, en la definición del tipo de desarrollo que deseen, respetando su cultura y decisiones, de acuerdo con el Convenio 169 de la Organización Internacional de Trabajo.

Tendrá que fortalecerse el desarrollo social, valorizando el trabajo generado desde la cultura maya: artesanías, conocimiento herbolario, de la naturaleza en la localidad y la agricultura con conocimiento local, y el uso de elementos de la naturaleza en la producción apícola, con lo cual se recuperará una de las posiciones de mejor calidad y producción en el mercado europeo, garantizando que la miel sea libre de transgénicos y agrotóxicos que por un lado matan a las abejas y por otro deprecian sus productos.

Si se atienden estas condiciones, se optimizarán las capacidades y conocimientos actuales de los mayas y habría una gran plataforma de productos y servicios turísticos, siendo posible ya hacer una campaña internacional de turismo rural y de naturaleza en la región maya peninsular, aprovechando las iniciativas comunitarias que a lo largo de la ruta propuesta para el nuevo proyecto ferroviario ya están establecidas, pues cuentan con infraestructura turística, muchas de ella cumpliendo la NMX-AA-133-SCFI-2006; guías certificados con la NOM-09-TUR-2002; producción de flora y fauna silvestre mediante unidades de manejo ambiental o programas de manejo forestal autorizados por la Semarnat, e investigaciones científicas de flora y fauna silvestre en su territorio.

Con la consolidación armoniosa de las actuaciones anteriores, indefectiblemente se logrará mejorar y distribuir equitativamente la economía generada por el turismo movido por el tren maya.

¡El tren maya sí, pero sólo así!

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