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Dalila Aldana Aranda*
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Jueves 19 de julio, 2018

Los primeros plásticos se inventaron en 1860, siendo un derivado del petróleo. Los principales son el PE (polietilenos), el PET (polietileno tereftalato), el PP (polipropileno), el PVC (polivinilo de cloruro), el PUR (poliuretano) y las resinas epoxys. En los años 50 se produjeron 1.7 millones de toneladas al año, y en 2016 su producción aumentó más de 50 veces a 407 millones de toneladas. Estos llegarán a los océanos a través de todos los materiales plásticos que desechamos de nuestros hogares, comercios, escuelas, centros de trabajo y ciudades. Por efecto del aire y los ríos, los plásticos pasarán de la tierra a nuestros mares. Se requeriría al menos llegar a la generación de nuestros choznos (los hijos de los tataranietos), unos 450 años, para que se degrade el plástico que ya flota en nuestros océanos, siempre y cuando no agregemos ni una partícula más.

Este volumen de plástico sería el equivalente al peso de ¡10 mil torres Eiffel o el equivalente a 80 millones de ballenas azules!, ¡y más de la mitad de este material se ha producido tan solo en la última década! Por lo anterior, diversas ciudades del mundo de países desarrollados o en vías de desarrollo han implementado legislaciones y acciones. En California, por cada botella de agua que se recicle se le devuelve al comprador un importe extra al momento de la compra. En San Francisco está prohibida la venta de botellas con agua en los restaurantes con la finalidad de disminuir su utilización. Comunidades rurales en Guatemala han implementado acciones para que todo producto que se venda sea en hojas de plátano, maíz o papel, como se hacía antes. Así de sencillo y de sustentable han acabado con el “problema de la basura”.

Los microplásticos (MP) se pusieron en evidencia por la primera vez en 1972, definiéndose como partículas de polímeros de plásticos de talla inferior a 5 mm. Los MP primarios son fabricados directamente en forma de partículas micrométricas y se les encuentra en los cosméticos, en las fibras de textiles y en los abrasivos. Los MP secundarios provienen de la degradación de los plásticos por efecto del sol, rayos UV, oleaje y abrasión con la arena de las playas.

Estos microplásticos provienen principalmente de los desechos del turismo costero, de la pesca comercial-recreativa, del transporte marítimo y de lo que llega de la tierra al mar. Dependiendo de su densidad será su flotación en el mar y su relación con los biota marinos. Las partículas de plástico más densas con respecto al agua de mar, como el PVC, irán al fondo marino, mientras que las de baja densidad flotan. Así, unos micro plásticos afectan al plancton marino y peces, mientras que los otros afectan a organismos que viven en los fondos marinos, como las almejas, caracoles, estrellas de mar, pepinos, langostas, cangrejos, camarones, etc.

Otros aspectos que agravan la toxicidad de los microplásticos es que se van a ser colonizados por bacterias, lo que modifica su peso y su flotabilidad, facilitando que se hundan y lleguen al sedimento marino. Son además un vector de contaminantes, ya que durante su fabricación se les agregan aditivos como el ether difenílico polibromo y nonifenol, a fin de hacerlos resistentes al calor y a la oxidación. Estos son perturbadores endocrinos, inhibiendo la síntesis de hormonas causando problemas en la madurez sexual (Talsness et al., 2009). El bisfenol causa enfermedades cardíacas y diabetes (Galloway et al., 2010). Por si fuera poco, los MP pueden a su vez absorber otros contaminantes como los metales pesados, de todo ello radica su toxicidad a pesar de ser pequeños.

A partir del 2000 inicia el interés de estudio de los MP en el medio marino y su impacto en los organismos. Los MP están presentes en todos los ambientes, desde las playas, aguas superficiales y los grandes fondos de los océanos, donde las corrientes juegan un papel esencial en su dispersión y concentración. En Yucatán, a través del Cinvestav Mérida, con sus investigadores de sus departamentos Recursos del Mar y Física Aplicada, están trabajando en la determinación de microplásticos en los organismos marinos de la costa yucateca.
México, por ser un gran productor y consumidor de plástico, debe implementar acciones y legalizar de inmediato su reducción de uso. Cada mexicano consume 48 kg de plástico al año.

Cambiar el uso de plástico por embalaje de papel, cartón y hojas naturales reactiva las economías locales. Los ciudadanos ya votamos, y en unos meses tendremos el cambio de autoridades federales, estatales y municipales. Hagamos de Yucatán el estado más verde, el más sostenible. Los caminantes del Mayab tenemos cultura de tomar agua de la llave, utilizar envases retornables de los refrescos locales, envolver en hojas, usar bicicleta. Nos toca luchar por lo que hemos perdido en aras de la “modernidad”, luchar por nuestro derecho de vivir en ciudades y pueblos limpios. Nos corresponde a la Sociedad y sus autoridades de elección popular, tendremos además aquí la Secretaría del Medio Ambiente.

*Investigadora Cinvestav, unidad Mérida

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