José Luis Preciado
Foto: Prensa PRI
La Jornada Maya
Martes 10 de julio, 2018
Rolando Zapata se despide de su sexenio apelando a la misericordia de los yucatecos, pidiéndoles que califiquen bien a su gobierno, al mismo tiempo que se reporta listo para la transición con el gobernador electo, el panista Mauricio Vila Dosal. Zapata Bello apela a la historia y al votante que no se equivoca y lo hizo gobernador hace seis años, hoy el cambio no le favoreció y tocó a la puerta a nivel nacional, si bien es cierto que en Yucatán hay mucho por cuidar, también lo es el hecho de que será otro gobierno el que cuide, dilapide o transforme a este Yucatán, donde ya hay bases para un mejor desarrollo que empresarios y sociedad insisten en que se debe continuar.
Concluyó la etapa electoral y ahora no queda más reconocer que hay otros a los que la historia convocó. Zapata Bello no dirá más, ya empaca sus pertenencias en cajas de archivo muerto, e irse ¿A dónde irá Rolando Zapata Bello?, quizás sea un buen gobernante que sirvió a Yucatán, pero sobre todo a sus amigos, Víctor Caballero, Roberto Rodríguez y muchos más que hoy no podrán quejarse y menos salir a denostar al gobernador, ello mientras diversos sectores del partido ya comienzan a ajustar cuentas y piden la cabeza de Carlos Sobrino Argáez, dirigente tricolor y primer respondiente de la derrota del PRI, numerosas ocasiones se dieron señales de advertencia, primero sobre el tamaño de los candidatos y luego sobre la forma de hacer campañas.
Lean los mensajes que se registran en las “benditas redes sociales”, allí hay expresiones muy duras para el PRI que dejó de leer hace mucho tiempo, me quedo con una de un tal Manuel Perera que dice así; “no perdieron ellos, los del PRI, ellos se van al verano jubilados de por vida, perdimos nosotros los militantes que ahora tendremos que suplicar que el nuevo gobierno nos permita seguir trabajando”, ese testimonio es la dura prueba de que muchos priístas se la rifaron en la campaña, pero adentro los generales conspiraron para meterse el pie. Lo que mal empezó, mal acabó, así que reportarse sorprendido es una mera justificación.
A Rolando Zapata, “el mejor gobernador de México”, no le queda más que el triste olvido, no pudo aquietar a un séquito de colaboradores que le hicieron mucho daño y fueron causa de esa amarga derrota; a Rolando Zapata ya lo calificaron los yucatecos en las urnas, el resto es mera cortesía y probable dispensa de cuentas.
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