de

del

Margarita Robleda Moguel
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Jueves 21 de junio, 2018

Las razones abundan. Qué si nos escuchan a los adultos quejarnos todo el tiempo, que si todas las películas del futuro que hace Hollywood carecen de esperanza, que si no pueden comprar todo lo que les dicen tienen que tener para ser exitosos, que se ven y no caben en los patrones de belleza, que si el éxito es cada vez más inalcanzable... William Faulkner lo explica muy bien en su novela [i]Elegir entre el dolor y la nada, elijo el dolor[/i].

Muchos de nuestros jóvenes se están picando, cortando, lastimando, embarazando, consumiendo alcohol y drogas, colgándose. Están enfermos de desesperanza. Hace unos años, José Manuel Lladó Zetina me convenció de que debía dirigirme a ellos. Le respondí que me daban miedo. Con sus pelos parados, los aretes en cualquier punto de su cuerpo, sus tatuajes, su ímpetu. Toda una vida trabajando para niños, padres y maestros, me mantenían muy tranquila en mi zona de confort. Pero José Manuel me contagió su preocupación: “son los cachorros de nuestra especie y están muy solos”. El programa incluyó, durante tres años, talleres a maestros y charlas a jóvenes de 150 escuelas secundarias y bachilleratos de los nueve municipios del estado de Campeche. Tenía razón José Manuel. Qué solos están. Por supuesto que cuando camino rumbo al escenario veo sus caras largas: “Ay, esa señora nos va a regañar. ¡Qué flojera!” Ya en la tarima inició con un beso de rana, que siempre me ha funcionado, y les digo: “Estoy aquí, porque soy rana y hago lo que me da la gana. Estoy aquí, porque ustedes son mis cachorros, mis cachorritas, los de mi especie; porque me importan”. Los Ahhhh, vuelan por el espacio y las sonrisas afloran a todo diente. Esas caras largas, esos pelos parados, esa actitud retadora, son llamadas de atención; son un grito de ¡pélame! Con el tiempo he descubierto que los grafitis que adornan las paredes de las ciudades son cartas de amor que nos escriben los jóvenes y que nosotros no sabemos leer. Si supiéramos hacerlo, podríamos descifrar: me siento solo, ¿hay alguien por ahí? Por aquí pasó el Chómpiras… ¡Auxilio!

En ese entonces me monté en los vehículos que les gustan y comencé a componer canciones tipo rap y rock: “Me pongo las pilas y abro los ojos/ no dejo que me engañen los batos a su antojo/ por medio de la radio y la televisión/ me quieren convencer que yo sea del montón”. Una hora de charla y otro tanto de selfis y abrazos. “Más libros y abrazos, cero balazos”.

El programa finalizó y yo seguí dando charlas en otros estados y países. Sin embargo, la vista de ancianas de 20, 25 años en los pueblos de Yucatán, madres de pequeños de los Jardines de Niños que visito, me sacuden más y más. Instantes de alboroto que nublan todo entendimiento te marcan y atropellan para el resto de la vida. La hormona se come a la neurona y por esa luz fosforescente de segundos, entregan la vida por un plato de lentejas. Es así que decidí que tenía que hablar con las chicas de secundarias y bachillerato: “A calzón quitado”. ¡Derecha la flecha! Sin moñitos rosas y vestidos de tul. “¿Sabes qué sucede después de esos fuegos artificiales que te suben al cielo? ¡El sopetón de saberte embarazada! El escándalo en tu casa, el que te lleven de sirvienta a la casa de tu suegra, el que te odie porque te aprovechaste de la “inocencia” de su “pobre” hijo y ese “ninio” inocente, te odia, también, porque lo obligaste, lo amarraste”. Ya salió el rap: “El embarazo complica todo, complica todo, complica todo. El embarazo complica todo, todo, todo, todo, todo. Mi neurona es poderosa/ y no voy a permitir/ que mi hormona se alborote/ y complique mi existir. El embarazo complica todo…”.

Hace mucho que no trabajo con las instituciones. La mayoría está en sus luchas por el poder interno; gastan el presupuesto en promoverse y, sus “especialistas” desconocen el menú de posibilidades de los que andamos por los caminos culturales. Mis visitas a las escuelas de Yucatán tienen que ver con el compromiso de sus directores. Esfuerzo que hay que apoyar, como el que realizan Candi May Novelo en Dzitnup, Marissa Loria en San Francisco Tinún, Cielo Tuz en Kanxoc, José Antonio Hernández en Pustunich, Ticul, Manuel Balam Cupúl en Chulutan, Chemax, Mayte Navarrete Gómez en Chemax, Flor Valdez en Umán, Ligia Sauri Ávila en Tizimín.

Tanto por hacer y tantos recursos derrochados a manos llenas, como si fueran propios, sólo para marcar su territorio. ¡Qué impunidad!

[b][email protected][/b]


Lo más reciente

“Ahora somos un modelo a seguir”: Nuria Diosdado

La Selección Mexicana de Natación Artística volvió de París con dos medallas de oro

La Jornada

“Ahora somos un modelo a seguir”: Nuria Diosdado

América busca revancha ante Pachuca en los cuartos de final del Clausura

Las Águilas vienen de perder contra los Tuzos en las semifinales de la Copa de Campeones Concacaf

Ap

América busca revancha ante Pachuca en los cuartos de final del Clausura

Vila en campaña: expectativas y realismo

Editorial

La Jornada Maya

Vila en campaña: expectativas y realismo

La odisea de un murmullo

Rita corrió y no hubo fronteras que la detuvieran; solo la ignorancia institucional alentó su paso

Pablo A. Cicero Alonzo

La odisea de un murmullo