Cuatro años a sol y sombra

Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Martes 19 de junio, 2018

Cuando Philip Lahm alzó el trofeo Jules Rimet en el Maracaná el mundo y México eran totalmente distintos. En Estados Unidos aún gobernaba Barack Obama y en el horizonte no se asomaba la tormenta Donald Trump. El Reino Unido seguía siendo parte de la Unión Europea y Rusia invadía Ucrania para anexar la región de Crimea, semanas después de ser sede de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi. En el Lejano Oriente, Norcorea se erguía como la mayor amenaza al mundo civilizado de Occidente como la emergente potencia nuclear.

En Medio Oriente, la guerra civil de Siria desangraba a familias, las naciones, potencias de Occidente y Oriente, combatían con sus títeres para mantener o quitar al régimen actual, provocando que miles de refugiados huyan por el mar Mediterráneo en busca de paz, solo para encontrarse con fronteras cerradas y racismo en los países que provocaron el desastre humanitario. Escondidos entre los refugiados, terroristas del Estado Islámico preparaban ataques a las capitales europeas.

Y fuentes bien informadas en Miami anunciaban la inminente caída de Fidel Castro, que iba a desplomarse en cuestión de horas.

En México, The Mexican Moment impulsaba al país hacia el mundo con las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto y bajaban los índices delictivos. En su regreso a la Presidencia, el PRI se mostraba como “joven” y purificado de la corrupción de antaño. Pero aun no llegaba septiembre.

El Estado aún no desaparecía a los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Ni se sabía de la Casa Blanca, ni que Javier Duarte le dio agua en sus quimioterapias a los niños con cáncer en Veracruz. La gasolina no superaba los 13 pesos, Roberto Borge y César Duarte desviaban recursos en Quintana Roo y Chihuahua.

En 2018, Donald Trump es presidente de Estados Unidos; hace y deshace a su antojo y el racismo contra los latinos crece durante su presidencia. Rompe con los aliados de la OTAN y el G-7, y genera convenios con antiguos enemigos.

Norcorea comienza su desarme nuclear, firma la paz con el Sur después de casi 70 años de su división provocada por la guerra y Kim Jong Un se ganó el respeto de los líderes mundiales, empezando por Trump.

Los refugiados siguen siendo rechazados por Europa, representados por una Italia racista, pero el nuevo gobierno de España decide aceptar al barco Aquarius con cientos de ellos.

En esos cuatro años el Reino Unido salió de la Unión Europea, Ucrania fue sede de la final de la Champions y Rusia es el anfitrión del mundial, con Vladimir Putin recién reelecto como presidente por abrumadora mayoría.

Entre Brasil y Rusia, en Suiza cayó Joseph Blatter después de casi dos décadas de regir como rey la FIFA por un escándalo de corrupción y Gianni Infantino, nuevo mandamás, decidió aumentar el número de equipos a 48, con 16 grupos de tres, para la copa del 2026, que se jugará en tres países, México, Estados Unidos y Canadá.

El Real Madrid amplió su palmarés europeo, tras ganar la Champions previo al mundial de Brasil. Con el histórico 10 francés y 5 merengue, Zinedine Zidane, ganó tres Ligas de Europa seguidas, con Cristiano Ronaldo como líder en el campo.

“Como era costumbre, se estaba cocinando un fraude para las próximas elecciones en México, donde el cuñado del candidato de la derecha había diseñado santamente la base de datos para el cómputo oficial de los votos”, plasmó un escritor uruguayo en el 2006.

Al igual que hace 12 años, las elecciones mexicanas coinciden con el Mundial. Las campañas han sido las más mortíferas de la historia y parece que, por fin, Andrés Manuel López Obrador será presidente. Pero habrá que esperar unos días para saber si el autor sudamericano fue historiador y profeta en un mismo párrafo.

México sigue siendo un Estado fallido, la violencia es peor año con año y la corrupción e impunidad desangran al país. El país en reconstrucción tras el doble terremoto de septiembre, el del siete y el del 19, que recordó al del 85. En Hawai y Guatemala dos volcanes hacen erupción y cientos de personas mueren y son desplazadas por la fuerza de la naturaleza.

Entre las sombras aparecía el sol. Los cineastas mexicanos seguían triunfando en Hollywood, los tres amigos, Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, ganaban los premios de la Academia por sus filmes.

Las fuentes bien informadas en Miami no pudieron saber que la muerte de Fidel Castro sería por causas naturales a los 90 años, después de centenares de intentos de asesinato de la CIA. Ni que su hermano, Raúl, no se desplomó en cuestión de horas y logró pasar la presidencia del país a la siguiente generación, post-Revolución.

Todo eso pasa en el mundo este 2018, pero Eduardo Galeano ya no está en él para colgar un cartel en la puerta de su casa de Montevideo, durante todo el mes que dura el mundial, que diga: Cerrado por fútbol.

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