Oh, vana ilusión

Jhonny Brea
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Viernes 15 de junio, 2018

Urge que depositen. No me tomen a mal, por supuesto que ando arañando las últimas monedas que sobreviven en mi bolsillo, pero necesito una lanita para ir a Schirp Delicatessen y estar listo para el domingo.

Para ponerles en antecedentes, mi familia ha sido cliente por tres generaciones de los embutidos alemanes de don Juan Schirp, así que puedo asegurar que por mi sangre hay ADN alemán, por lo menos en la misma proporción que del holandés, gracias al queso de bola. El caso es que me dispongo a echarle porras a mi equipo en el Mundial para este domingo. Van contra México, y seguro que va a ser goleada, así que tendremos un buen día del padre.

Por cierto, esta vez sí me sorprendí. Estaba terminando de lavar los platos del desayuno de los rapaces y revisando mi lista del mercado para ir por los ingredientes de mi frijol con puerco –ustedes saben, las labores propias de mi sexo– cuando llegó el periódico, y por poco me voy de espaldas al ver la noticia de que en Campeche la Canaco-Servytur espera un repunte de ventas del 30 por ciento ¡con motivo del Día del Padre! ¡Y que los rubros que más van a vender son tecnología, perfumería y restaurantes!

Uno creció escuchando que los campechanos hacen todo al revés, pero pasar de burlarse por como supuestamente se amarran las agujetas a encontrar que ahí el Día del Padre sí se refleja en la economía local, hay mucho trecho.

Digo, en la escuela de mis ts’irices no habrá ningún festejo por el Día del Padre. Las maestras decidieron que era mejor concluir el año escolar el 30 de junio, y “como medida práctica”, según dicta la norma del hetero matriarcado emasculador, el próximo festival es el de fin de cursos. Eso sí, habrá un detallito para los papás, y me pidieron erogar la fabulosa cantidad de cinco pesos por niño. Así que supongo que recibiré dos manitas sobre una hoja de papel bond, delineadas con pasta para sopa; posiblemente caracolitos.

Como se podrán imaginar, recorté la nota, subrayé la parte donde dice qué se regala, la puse en el refrigerador a la vista de todos, y esperé a la cena para proponer que nos fuéramos el fin de semana a Campeche, que ahora imagino como el destino ideal para los papás macho omega grasa en pecho, espalda peluda, nalga de lámina, abdomen de lavadora y bebedores de cerveza light.

“¿Tienes dinero suficiente?” –fue el comentario de La Xtabay. “Acuérdate que hay que pagar los trajes para el festival de fin de cursos, la convivencia con los papás, la inscripción para los cursos de verano, además de la gasolina y el hotel allá”.

Como se podrán imaginar, me sentí como dirigente del PRD viendo la encuesta de Coparmex. Uno pensando que habría un ánimo peninsular por compartir tan sana costumbre y encontrarse con la triste realidad: siempre quieren que uno pague. Tenemos que ver cómo, pero Campeche tiene que figurar todavía más para que ese valor que le dan al Día del Padre rebase sus fronteras, para así llegar a una verdadera equidad de género.

Creo que iré por más cervezas. De tanta tristeza que me entró pretendo tomarme una por cada gol que le metan a México.

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