Joana Maldonado
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
Chetumal, Quintana Roo
Martes 27 de agosto, 2019
Académicos y estudiantes de la Universidad de Quintana Roo (Uqroo) entregaron al Ayuntamiento othonense un programa de gestión integral de los residuos mediante un conjunto de productos para operar el manejo de desechos así como su disposición final, luego de un estudio técnico en el que detectaron diversas inconsistencias como la existencia de fauna nociva, incluidas chinches transmisoras del chagas y que en la geografía municipal existen más de 58 basureros clandestinos.
La académica Mónica Chargoy Rosas expuso el Programa municipal para la prevención y gestión integral, de identificación y control de fauna nociva para el sitio de disposición, programa de monitoreo e identificación y caracterización de tiraderos clandestinos.
Indicó que el documento cumple con lo solicitado por la Procuraduría de Protección al Ambiente, sin embargo no ha sido implementado por parte de la autoridad municipal. La académica dijo que en el programa fue identificado el nivel de riesgo de los tiraderos clandestinos, por lo que realizaron un mapa para identificar riesgos bajos, medios y altos.
En un área de seis mil 130.517 hectáreas, lo que mide la ciudad, ubicaron 58 tiraderos, que representan el .06 por ciento del área. La mayoría de estos está clasificado con nivel medio de riesgo o afectación.
“La generación de residuos clandestinos son por personas externas a la colonia”, dijo, por lo que Uqroo propuso crear comités de vecinos para vigilancia y aplicación efectiva de las sanciones enmarcada en el bando de policía y buen gobierno.
El objetivo de esta herramienta, destacó, es ser una propuesta integral para el manejo de los residuos bajo la perspectiva de un desarrollo sustentable, la economía circular, combate a la corrupción, atención a la población vulnerable, justicia social y reducción de riesgo para la salud en población vulnerable.
El programa incluye subprogramas como almacenamiento temporal, barrido, separación y recolección separada, transferencia, aprovechamiento y disposición final, cuando actualmente hay una recolección mixta.
“Lo que queremos es que Othón P. Blanco se convierta en el modelo de gestión de residuos sólidos, que sea un caso digno de ser replicado; actualmente la jerarquía y separación es mínima, el reúso y reciclaje tiene poca prioridad”, apuntó.
Según sostuvo, las encuestas elaboradas por los estudiantes arrojaron que el 40 por ciento de la población separa sus residuos. Por ello destacó que el reúso, reciclaje y transformación son las bases de la economía circular ya establecidas.
Las metas son el establecimiento de una planta de composta con capacidad para 300 toneladas de residuos biodegradables con susceptibilidad para ser aprovechados, lo que implica el esquema de residuos separados. Además se cree que 80 toneladas de los residuos sólidos son susceptibles a reciclarse.
El plan integra líneas estratégicas y plazos de cumplimiento. Propone crear un instituto para atender esta problemática, “ajeno a los colores de la política ya que no se puede seguir heredando un problema de una administración a otra”.
“Se propone que sea un órgano interinstitucional que evalúe el programa cada cuatro años para determinar si funciona o si requiere ajustes”, apuntó.
Entre los resultados está que la fauna nociva se encuentra concentrada en los primeros 200 metros del perímetro del sitio de disposición final y entre las especies hallaron chinches transmisoras del chagas, así como fauna nativa en las zonas con menor perturbación antropogénica que sirve como control biológico a la nociva, e incluso especies protegidas como la iguana rayada.
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Miguel Améndola
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Efe
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