Rosario Ruiz
La Jornada Maya

Playa del Carmen, Quintana Roo
Martes 16 de junio, 2020

El colapso ocurrido en la carretera federal tramo Tulum-Playa del Carmen fue el derrumbe de una cueva de aproximadamente 60 metros de largo y 8 metros de profundidad, donde encontraron fósiles de caracoles marinos, crustáceos ciegos de cuevas y bivalvos (grupos de moluscos con concha), así como rocas con estructuras de principios del holoceno (periodo interglacial), informó Roberto Rojo, presidente del Círculo Espeleológico del Mayab, quien señaló que estos descubrimientos son importantes para conocer más sobre nuestra región pero a la vez indican que vivimos en un ecosistema muy vulnerable.

Relató que una vez que ocurrió el evento la dirección de medio ambiente y cambio climático de Solidaridad les solicitó revisar el lugar, para verificar si era un socavón (cuando material que está bajo un piso firme es arrastrado por el agua y queda un vacío, lo que provoca el colapso) o un derrumbe de cueva, y resultó ser esto último, una cueva que existía desde siempre, sobre la cual se construyó la actual vía.

“Lo que sabemos es que a un lado de la carretera se realizaron trabajos de encarpetamiento al parecer para la entrada de un fraccionamiento nuevo y este encarpetamiento se hizo en una zona donde la roca caliza tiene un grosor muy delgado, de alrededor de 20 centímetros y da a la bóveda de uno de los salones de esta cueva. No sabemos específicamente la causa del colapso, pudieron haber sido las vibraciones, los trabajos, las lluvias recientes, lo cierto es que hubo el derrumbe del techo de una cueva”, externó.

Con las medidas de seguridad conducentes el equipo de espeleólogos entró a la cueva, la cual estaba estable: “decidimos comenzar a hacer un mapa topográfico y la cartografía, nos fuimos encontrando una gran cantidad de fósiles de caracoles marinos, caracol rosado de la misma familia, la estrofide, y unos bivalvos, que nos comenta el ingeniero Alejandro López Tamayo que corresponde a una roca más o menos reciente, de finales del pleistoceno (época geológica de la era cuaternaria o neozoica) y principios del holoceno (periodo interglacial), es una roca que tiene muchos restos de moluscos”.

Narró que al avanzar en la cueva encontraron el acuífero, y el agua en este lugar está transparente, de muy buena calidad, encontraron algunos crustáceos ciegos de cuevas, por lo que infieren que es un sistema sano, característico de esta región. La cueva atraviesa completamente la carretera y termina del otro lado en una parte muy estrecha. La parte seca tiene 20 metros de ancho y 60 de longitud; hay una profundidad de 4 metros hasta el espejo de agua y 4 metros de profundidad desde el espejo de agua hasta el fondo.

Por la parte norte tiene una continuación subacuática que fue explorada y mapeada por los espeleobuzos del Círculo Espeleológico del Mayab, Michelle Vázquez y Mónica Torres, esto dio con un conducto que vuelve a atravesar la carretera en un punto más al norte y que llega a la altura de la entrada del hotel Catalonia Royal Tulum.

“Esta zona es rica en conductos subterráneos donde va el agua de manera natural en su camino hacia el mar, es decir, es una cueva con una parte subacuática que no se conocía, hasta ahora lo conocemos gracias a este colapso, no estaba explorado y no tenía nombre”, destaca el biólogo Roberto Rojo.

[b]“Me lleva el tren”[/b]

Debido a que por la zona pasará el Tren Maya, decidieron nombrar la cueva “Me lleva el tren”: “estando abajo, dentro de la cueva, escuchábamos los carros y vehículos que pasaban por encima e inevitablemente nos remite a todo el desarrollo que se proyecta para esta región, para nosotros es un recordatorio de que toda la península de Yucatán tiene características muy especiales, un suelo de tipo kárstico que no se parece en nada del resto del país y que todo el desarrollo, todo lo que se haga encima de la península, desde lavar trastes hasta megaproyectos, tiene que ser pensando en el lugar donde estamos, que es un sistema kárstico muy complejo, sobretodo sumamente frágil, para nosotros fue un recordatorio de que todo lo que se vaya a hacer aquí debe ser pensando en esta naturaleza geológica”.

Recordó que la península de Yucatán es “un gran queso gruyer”, donde pueden suceder y han sucedido muchas veces situaciones como esta, donde no se conoce lo que hay debajo y puede haber afectaciones a muchos niveles, incluso accidentes, colapsos que hasta el momento no han dejado pérdidas humanas “y esperemos que no suceda nunca”.

Sobre el proyecto del Tren Maya señaló que “todos los que nos dedicamos a las cuevas estamos muy preocupados, principalmente que si se va a hacer esto sea de la manera más correcta, con todos los estudios que se tengan que hacer, el tiempo que se tenga que llevar, si en realidad se va a realizar ese proyecto, desearíamos que no se realizara en esta región porque no queremos que se vulneren estos sistemas tan importantes y que son parte de la vida en la selva y el mar, porque son la conexión entre ambos, pero en caso de que sí se llegue a hacer estaríamos vigilantes como sociedad porque tiene que ser con el máximo cuidado posible y con todo el respeto a la naturaleza”.

Agradeció a los ingenieros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y de la Guardia Nacional por permitirles mapear el lugar y explorarlo antes de proceder a otras labores; “la topografía lleva algo de tiempo y nos han tenido mucha paciencia para esperarnos estos días, ellos serán quienes tomen la decisión final”, dijo sobre lo que ocurrirá en la zona.

[b]Piden no cerrar la cueva[/b]

El biólogo y su grupo de especialistas están elaborando el reporte con las características de la cueva y sus recomendaciones, el cual entregarán a la dirección de medio ambiente y cambio climático del municipio, que fue quien solicitó su apoyo.

La principal recomendación es “que no se tape este lugar como ha sido costumbre en muchas ocasiones en esta región, si se llega a tapar una cueva como esta es un ecocidio, porque se está aniquilando un ecosistema frágil y único; además, ésta es una vía natural del agua hacia el mar que lleva cientos de miles de años y probablemente millones de años y si tapamos este lugar el agua va a seguir fluyendo por el sitio, entonces eventualmente vamos a tener de nuevo estos problemas”.

Destacó que ya que existe esta información y es pública, es turno de la ciudadanía de ser una sociedad vigilante “para asegurarnos que se realicen las cosas correctamente porque de no ser así la afectación es para todos”.

Su labor, sin embargo, solo es documentar, “ojalá hubiera la cantidad de investigadores e instituciones necesarias para observar cada uno de estos hallazgos, que deberían ser estudiados de manera científica; sin embargo, solamente lo que tenemos a la mano es reportar los hallazgos y documentarlos lo mejor posible, dejar todos los datos disponibles por si alguien se interesa y puede continuar los estudios”.

Reiteró la importancia de las cuevas de la región y detalló que éstas “tienen información biológica y geológica y muchas veces cultural que es muy valiosa para la comprensión de esta parte del mundo e incluso de la historia de la humanidad. El conocimiento nos hace libres y aquí en Quintana Roo deberíamos masificar el conocimiento de la naturaleza y la geología de nuestro lugar, conocerlo y apreciarlo, mientras más lo conozcamos más vamos a querer cuidarlo”.

Edición: Gina Fierro



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