“Es muy triste la situación de los adultos mayores, porque por ser uno de los sectores más vulnerables ante el Covid-19 fueron los primeros en resguardarse, sin empleo, y aunque fueron los primeros en vacunarse, son los últimos que tienen la oportunidad de regresar a laborar, y se han reducido las oportunidades de empleo”, asegura Lizbeth Santoyo Hernández, presidente de la Asociación Orgullo Ciudadano A.C en Quintana Roo.
Para la activista el hecho de que los adultos mayores ya estén vacunados y hayan sido considerados grupo prioritario no les ha representado mayores oportunidades, sino por el contrario, les ha reducido la posibilidad de emplearse.
La organización Orgullo Ciudadano tiene un programa denominado “Artesanas”, en el cual involucran a personas de la tercera edad en la elaboración de productos que en lo posterior son promovidos hacia el sector hotelero; sin embargo, ante la pandemia y la recuperación paulatina de este ramo, no han tenido la posibilidad de comprarles y por tanto ya no cuentan con los ingresos que ello representaba.
“No son sólo los empacadores”, argumenta Lizbeth Santoyo, y añade que desde la Asociación Orgullo Ciudadano A.C. se ha apoyado a docenas de personas adultas mayores con alimentación, atención médica y medicamentos a partir de donativos.
“Es muy preocupante la situación de que no tengan empleo, porque más allá del dinero está la cuestión anímica, el encierro está afectando mucho a los adultos mayores (…) van de la mano, sin dinero no viven, pero también va más allá, son el grupo más golpeado porque por un lado todavía los quieren proteger y por otro lado ya no volverán a tener empleo”, explica Santoyo Hernández.
Asegura que los convenios existentes entre algunas empresas para garantizar empleo a los adultos mayores, que eran signados por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) parecen ya no tener futuro en medio de la pandemia.
En la asociación se reconoce la aspiración de independencia que prevalece en este grupo poblacional como parte del desarrollo, por lo que se trabaja para concretar proyectos productivos que representen un ingreso económico para los adultos mayores sin representar riesgo para su integridad.
Lizbeth Santoyo aseguró que, en el tema particular de los empacadores, han pedido a los supermercados dejarlos laborar, pues en realidad mientras se haga uso de las medidas sanitarias, su salud no está en riesgo.
“Son bastante útiles y el programa es de cuatro horas, y por caja debe haber dos adultos para alternarse y descansar, y es el mismo riesgo de un niño o adulto mayor (…) y ojalá que puedan darles la oportunidad de volver a activarse”, concluye la entrevistada.
Edición: Laura Espejo
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