Juan Manuel Valdivia
Desde las entrañas de la selva maya en Tulum, Quintana Roo, las 18 mujeres que integran el equipo de "Las Diablillas de Hondzonot" bordan con su sonrisa y jugadas en el campo de sóftbol las tradiciones y costumbres de su pueblo milenario.
Conocidas por portar su huipil, correr descalzas durante los partidos y batear con fuerza las adversidades, el equipo femenil empezó a cobrar relevancia hace tres años, dejando atrás estereotipos, superando añejas creencias machistas y, sobre todo, enalteciendo su cultura maya.
“El primer juego oficial que se hizo con huipil fue un 2 de octubre de 2018. Ahí ‘Las Diablillas’ subieron y la gente comenzó a preguntar dónde viven, y vimos que empezamos a motivar a las personas”, cuenta Fabiola May Chulim, capitana del equipo.
Tras un largo año de quedarse sin jugar por la pandemia y al reactivarse los espacios deportivos, "Las Diablillas" recobraron durante los sábados su religiosa cita en el campo de sóftbol de la comunidad de Hondzonot, Tulúm, pero entre semana sus labores son igual de valiosas.
Ejemplo de ello son las hermanas Ana y Adelaida Canche, quienes tienen un taller donde se dedican a bordar los coloridos y tradicionales huipiles, lienzos de tela únicos e inigualables, donde expresan y transmiten la cosmovisión del pueblo maya.
Es así como su sentido de pertenencia a la comunidad se expande y entreteje por un universo lleno de metáforas, códigos y mensajes propios de una cultura que, gracias a mujeres como ellas, orgullosas de sus raíces, ha traspasado fronteras, anotando, como en el juego, la mejor carrera de su vida.
Edición: Laura Espejo
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