Especial: Influencia moderna
El marketing político ha hecho uso de los influencers para cambiar la percepción del votante en relación a actores políticos en particular, pero en Quintana Roo no existe un perfil adecuado que logre tal labor, señala Arturo Canto, experto en la materia. “Es muy importante el marketing por influencer, pero es más importante la influencia que la audiencia, no es la cantidad de seguidores, sino la influencia”, apunta.
En entrevista en el marco del día del influencer, que se conmemora este 30 de noviembre, Arturo Canto precisa que existe un dicho en marketing digital político, que es muy importante para seleccionar el marketing por influencers, y es la influencia ante la audiencia.
“Porque muchas veces el cliente, en este caso político, se fija en la cantidad de seguidores, pero a veces tienen la audiencia pero no tienen ninguna influencia, son influencers llevados por los likes, por los comentarios, por cosas virales, pero no realmente alguien que lleve el cambio”, asegura.
Para hacer efectiva esta estrategia, hay que determinar cuál es el proyecto político y el mensaje que se desea transmitir.
Ejemplifica como fallida la estrategia del Partido Verde en la elección anterior, que pagó a varios influencers en un mensaje que se desvirtuó por lo obvio. “Entonces tendrá que buscar un influencer que realmente tenga una opinión política y que se trabaje desde el principio del proyecto hasta el final y no sólo sea un escaparate de publicidad para cerrar ya lo que es el trabajo político del cliente”.
Un caso de éxito, indica, es el de Mariana Rodríguez, por ejemplo, una influencer consolidada, que ayudó en gran medida a la campaña política de su esposo y ahora gobernador de Nuevo León, Samuel García.
“Mariana y Samuel es un caso de análisis para los marqueteros, porque parte de que Mariana viene siendo una influencer de evento alto, al momento de que Samuel se lanza para la candidatura, ella ya tenía un nicho súper bien trabajado, lo único que hace es hacerlo más viral a través de obviamente contenido pagado y orgánico todo lo referente a lo que es su esposo el candidato, entonces ahí todo fue un conjunto de cosas de que alguien muy carismático, alguien con mucho trabajo por detrás y en una campaña mediática muy bien organizada”, consideró.
En el caso de Quintana Roo, apunta, hay influencers en la zona norte que están trabajando en el ramo gastronómico y de opinión, sin embargo, un influencer del grado de Mariana o de otro, como Luisito Comunica, no hay.
Por ello, en su experiencia considera que en el estado no existe una figura como influenciador, pues no hay un perfil que genere cambios de opinión en la percepción política.
“Yo les decía a estos clientes que era mejor invertir esta cantidad de dinero en pago de una estrategia de marketing político a través de Facebook, inclusive de Google, de página web, para posicionarse mejor, porque era dinero que en los influencer no lo íbamos a ver tangible porque para poder tener datos el influencer no sólo debe presentar sus datos, sino cosas más a detalle”, manifiesta.
Básicamente lo que se utiliza son mediadores de opinión pública aplicando el principio de “divide y vencerás” en el que participan columnistas o periodistas que se fortalece con una red de perfiles -muchas veces falsos- para viralizar el contenido.
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