Si bien la principal actividad económica es la captura de langosta, en Punta Allen existen seis cooperativas turísticas que ya están listas para recibir al turismo, pero guardaparques de la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) les impiden el paso, por lo que solicitan dejen entrar a los visitantes a la comunidad para que las familias que dependen de este ingreso puedan reactivar su economía.
Las cooperativas que dependen de esta actividad son Punta Allen, Las Boyas, Vigía Grande, Los Nativos de la Bahía, Las Orquídeas y Los Gaitanes. Son 40 personas por cooperativa; agrupan a 240 habitantes, casi la mitad de la población de Punta Allen (600 personas).
“El pueblo está listo para atenderlos con los protocolos de la semana naranja”, destacó Emilio Pérez Mendoza, secretario de Vigía Chico, quien dijo que se han preparado para cumplir las medidas sanitarias y cuidar el aforo por lancha, que no debe exceder 30 por ciento.
“El 20 de junio se abrió el acceso al pueblo, el 29 y 30 tuvimos una reunión con el director de la reserva (de Sian Ka’an) para que le dijera a los guardaparques que permitan el acceso a los turistas que ya empiezan a llegar a Tulum. Hay días que los dejan pasar y otros no”.
Caen los precios
El 1 de julio comenzó la temporada de captura de langosta, que finaliza el último día de febrero; hasta ahora llevan 12 toneladas (en 2019 capturaron más de 60 toneladas) pero los precios han caído por debajo del año pasado, apuntó Emilio Pérez.
Destacó que la langosta viva es más cara, por lo cual buscan venderla en ese estado. El pasado martes mandaron a Yucatán 800 kilos de langosta seleccionada viva y vendieron dos toneladas a granel. La langosta viva que no alcanza la calidad requerida la pueden descolar (quitarle la cola), aunque representa una menor ganancia pues un kilo de cola equivale a tres de viva.
“El año pasado estaba a 350 pesos y este año la langosta viva está a 250. Los precios no son lo que queremos pero al menos se vendió un poco”, lamentó el entrevistado.
“La temporada de langosta dura ocho meses, pero no vamos a pescar diario, tenemos campos de langosta y debemos dejarlos descansar para que luego las embarcaciones puedan salir casi juntas para tener un buen volumen de captura para venta. Nosotros por el clima y otros factores de los ocho meses de temporada a veces solo son cuatro de trabajo realmente. Lo fuerte es julio y agosto, lo que logremos trabajar en esos meses es casi el 50 por ciento de la producción anual”, explicó.
Edición: Ana Ordaz
Dependemos en demasía de la electricidad; ¿qué pasa con esos rincones del mundo que viven en penumbra?
Rafael Robles de Benito
El instituto electoral deberá emitir una resolución al respecto
La Jornada
La censura intenta destruir la curiosidad humana, pero en los rebeldes, la alimenta
Margarita Robleda Moguel