Antonio Ortiz
Foto: Rodrigo Díaz Guzman
La Jornada Maya
Benito Juárez, Quintana Roo
Jueves 26 de abril, 2018
Diana Bustos Ríos, del Equipo Mexicano de Antropología Forense, dijo que al usarse ácido para disolver los cuerpos de personas, como fue en el caso de los estudiantes de cine desaparecidos el 19 de marzo en Tonalá, Jalisco, resulta muy difícil para los peritos identificar los restos humanos; y descartó la versión oficial de la PGR de que los 43 de Ayotzinapa fueron incinerados en la basura, como se pretendió hacer creer a la opinión pública.
Aceptó no saber qué tan fácil se puede conseguir ácido en México, o qué elementos se requieren para producirlo al ser materia de peritos químicos; pero resaltó el grado de maldad al que estamos llegando en México, pues la intención de disolver un cuerpo en sustancias químicas es para desaparecer la evidencia del crimen cometido.
“Sí es posible deshacer un cuerpo en ácido. Obviamente, el grado de maldad al que estamos llegando es enorme. El que está perpetrando el delito, lo que busca es desaparecer la evidencia del crimen que cometió. Es muy doloroso, no es fácil decir estas cosas, hablamos ya de un perfil victimológico muy complejo”.
La antropóloga especializada en identificación humana mencionó que ante tantas ejecuciones en el país y muertes violentas, sobra trabajo pero hay carencia de peritos y materiales y equipos en las diferentes fiscalías del país, entre ellas de Guerrero y Veracruz, al estar llenos de cuerpos los servicios médicos forenses.
Por lo que informó que las universidades particulares están ofertando carreras similares, al haber falta de plazas e infraestructura para dar un buen servicio a la sociedad, sobre todo con el cambio de justicia adversatoria.
“Se requiere de fortalecer la capacidad de análisis científico de la evidencia, la de los fiscales para integrar la teoría del caso y prevalezca el derecho a la verdad y la consignación de los culpables”, indicó.
Invitada por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo para dar una serie de pláticas en el Planetario Ka´Yok, mencionó que mientras un perito independiente atiende entre 10 a 15 casos, el personal de las fiscalías no se da abasto con el ritmo de trabajo que tienen, al ver todos los días muchos casos.
Es por eso que, informó, el Equipo Mexicano de Antropología Forense ofrece talleres al personal de las fiscalías, a fin de contribuir con ellos a que realicen una buena investigación. Pero lo primordial, subrayó, es manejarse con credibilidad, a través de las investigaciones y resultados que realizan, con el fin de abonar al avance de los casos.
La egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, fundada en 1938, resaltó que hay una recurrente desconfianza social hacia cualquier autoridad, y que se ha acrecentado con el incremento de la violencia y derivado de un rezago histórico.
De ahí que, dijo, con los hechos suscitados en Iguala, Guerrero en el 2014, las familias de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa desconfiaron de los resultados de la investigación dados a conocer por el Gobierno y la Procuraduría General de la República.
Es por eso que, afirmó, los familiares recurrieron al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de Argentina, para un avance de las investigaciones.
Aseguró que si los familiares hubieran caído en una disputa con la autoridad investigadora de si sus peritos estaban o no capacitados o si creían o no en el resultado, en nada hubiera abonado al proceso, por lo que el trabajo realizado por los peritos independientes, indicó, se vuelve un garante de la confianza del resultado, sustentado en las pruebas dentro de las carpetas de investigación.
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