Iker Castillo Dacak, originario de Chetumal, estudia la carrera de Ingeniería en Sistemas de Energía en la Universidad Autónoma de Quintana Roo (Uqroo), y con apenas 12 años de edad, ha destacado por su pasión a las matemáticas, la física, el gusto por la robótica y la oratoria.
“El proceso ha sido largo, sí nos ha costado trabajo, pero finalmente la Uqroo nos abrió sus puertas para que Iker pudiera ingresar este año. Ahorita ya casi lleva un mes de clases, está muy contento, los profesores lo han recibido con los brazos abiertos, igual que los alumnos en su aula de clase”, reconoció Irina Dacak Cant, madre del jovencito.
El plan de estudios de la carrera fue lo que más le llamó la atención y a un mes de haber iniciado este nuevo reto se siente contento y entusiasmado por aprender cosas nuevas.
Irina Dacak relató que su pequeño estudió en sistema escolarizado hasta el cuarto de primaria, a partir de allí a través del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) pudo concluir toda la primaria, aprovechando la pandemia por Covid-19.
La secundaria pudo acreditarla a través del mismo sistema, con la presentación de un examen único y el bachillerato mediante examen Ceneval, previo estudio de todas las materias.
Sin embargo, no todo fue “miel sobre hojuelas”, antes de todo el proceso de desarrollo positivo en su educación, Iker sufrió bullying y malos diagnósticos en dos escuelas privadas en las que estudió, después estuvo en una pública y el resultado tampoco fue el mejor.
“Si en la escuela les dicen que su hijo tiene ciertas situaciones, que no comprende o que no hace caso, primero investiguen bien, si tienen la posibilidad en otro espacio, para saber lo que realmente pasa con sus hijos. A mí me dijeron que mi hijo era violento, le hicieron estudios en Mérida y no… en muchas escuelas lo más fácil es decir que el niño tiene algún trastorno porque no lo comprenden, no aprende de la misma manera”, exhortó Irina.
Lo importante, recomendó a los padres de familia, es apoyar a los pequeños desde casa y siempre confiar en lo que pueden lograr, no darles la espalda, por el contrario, fortalecer los talentos de cada uno.
“Como mamá ha sido complejo, porque ni como papás estamos con esas expectativas de tener un hijo que se desarrolle tan rápido, ha sido un orgullo ver lo que ha logrado en todo este tiempo, de todo lo que ha estudiado para pasar los años, porque no se los saltó, estudio todas las materias y las pasó, ha sido un gran esfuerzo de su parte”, compartió la madre de familia.
El reto más grande ha sido acompañarlo y que esté bien no sólo en el tema educativo, sino en todos los aspectos, apoyarlo en lo que le gusta, como el curso de robótica que concluyó con la UNAM, el grupo internacional de oratoria en inglés y español, está por iniciar otro idioma, le gusta el ajedrez, los Legos, y es fanático de Queen. Iker es un niño de apenas 12 años, pero que ha logrado demostrar sus habilidades y conocimientos.
Edición: Emilio Gómez
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