La riqueza textil de México hecha arte

Gina Fierro
Foto: Cortesía
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 30 de marzo, 2018

Cecilia Martínez Lusarreta encabeza un proyecto de arte textil cuya intención es enseñar el oficio y fomentar la libertad creativa de sus integrantes.

Tramantes es un proyecto con un espíritu educativo, dedicado a la expresión máxima del arte textil que, bajo la batuta de Cecilia Martínez Lusarreta, ha dado vida a diversas piezas capaces de exponer la identidad del entorno social y la esencia de sus propios creadores.

A su llegada a Mérida, en 2010, la artista originaria de la Ciudad de México descubrió que en la capital yucateca “prácticamente no había una presencia del arte textil, ni en galerías, ni en museos”, apunta.

“Hay pocos espacios para la expresión textil en México”, lamenta Cecilia. Ante este escenario, la artista decidió compartir con otros el conocimiento que la ha colocado en diversas exposiciones dentro y fuera del país. “Tramantes nace con esa vocación de enseñanza, porque yo creo en los procesos: si no hay gente que conozca el arte textil y lo aprecie, pues hay que hacer escuela. Primero es necesario enseñar el oficio”.

[b]La enseñanza, “mi vocación, mi placer”[/b]

“Si fuera secretaria de Educación Pública, enseñaría dos cosas en las escuelas: un oficio y un instrumento musical. Eso te va a salvar la vida, siempre”. La entrevistada enfatiza que enseñar un oficio abre las posibilidades de aprender la técnica y a partir de ella, elegir diversos caminos, entre ellos el del arte.

“Yo empecé a enseñar hace 30 años, de la forma que a mí me gustaría que me enseñaran, que es con mucha libertad y experimentación. No tener miedo de experimentar nos abre caminos”.

De esta manera, lo que inició como un estudio ubicado en su domicilio, se convirtió en una escuela de formación para sus asistentes.

Persiguiendo un modelo formativo, Cecilia lidera un grupo de “restauradoras, diseñadoras, gente que había trabajado mucho con artesanos, bordadores y que realmente tenía un interés de aprender la técnica”.

Cecilia echó a andar el proyecto desde la creación de sus propias herramientas de trabajo. A la par, creó el Laboratorio de Experimentación, cuya intención es la búsqueda de una forma de expresión creativa que refleje quiénes somos, tanto como Taller, como la de cada uno de sus estudiantes.

[b]Proyecto cimentado en la experimentación[/b]

Surgido en 2010, con 6 años de trabajo y producción, en 2016 el grupo presentó la exposición [i]Los Tramantes- Procesos Textiles[/i], conformada por 86 piezas de pequeño y gran formato, que tuvo lugar en el Museo del Claustro de Sor Juana de la Ciudad de México, un espacio que privilegia siempre el arte y la calidad.

Es una exposición en la que participaron niños, adultos, estudiantes de diseño, de artes plásticas, artistas y diseñadores, entre otros, quienes se han sumado en el camino al proyecto.

Son los grupos interdisciplinarios -que no necesariamente tienen una formación plástica- los que han ido enriqueciendo a Tramantes, apunta.

“Ha sido muy enriquecedor, y para ellos (los creadores) es muy importante ver el trabajo expuesto y aprender a exponer, a participar en exposiciones, tanto en México como en el extranjero. Es muy diferente ver tu trabajo sobre la mesa o sobre un telar, que verlo ya expuesto y observar las reacciones de la gente, ver si lo que estás intentando comunicar se consigue”, añade.

[b]La posibilidad del lenguaje[/b]

“Creo que todo tiene tantas capas como tú quieras darle. Es como en todas la artes: primero adquieres una formación, una técnica, que te dará la posibilidad de crear con toda la libertad del mundo”.

Bajo esta concepción, Tramantes se permite experimentar a partir de diversas técnicas que retoman la riqueza textil de nuestro país. “La riqueza de nuestras artesanías y de nuestros textiles es maravillosa, muy abundante. Hay muchas técnicas distintas en las diferentes regiones, y creo que es importante conocerlas y jugar con esos lenguajes para llevarlos al arte textil contemporáneo”.

Es así que ha dado origen a piezas que incluyen técnicas como el urdido de hamacas, obras que agregan en su propuesta materiales como el henequén -propio de la región-, o incluso objetos que forman parte del uso cotidiano, desde los mosquiteros hasta un montón de ligas de colores de neopreno (caucho sintético) que, en su momento, formaron parte de un simple pasatiempo de moda entre niñas.

[b]¿De qué habla el arte textil?[/b]

“Tengo una atención a la vida”, apunta Cecilia, quien confiesa que a partir de esta idea desarrolla sus discursos: “Trato de estar muy atenta a lo que está sucediendo en mi entorno, y lo plasmo de una manera muy abstracta y simbólica. No me gustan las cosas obvias”.

Al trabajar con un grupo conformado por adultos, jóvenes y gente de la tercera edad, asegura que hay un importante intercambio de ideas, “de distintas realidades, puntos de vista, lecturas, música, modas, inquietudes”. Hecho que les permite llevar sus creaciones a otro nivel de conciencia.

Más que dirigir al grupo a expresar cierto tema durante los procesos creativos, Cecilia asegura que sirve de guía para tener presente la idea de “estar atentos”. “El secreto de la felicidad es la atención; cuando estás atento a la vida, la vida no te va a atropellar”.

Entre las diferentes concepciones de los textiles y su entramado, Cecilia rescata el significado de la palabra “texto”, la cual “deriva de la palabra ‘tejido’, de poner una palabra tras otra, de hacer una trama. Entonces, tejer y contar una historia es casi sinónimo: al tejer, estás contando historias”.

[b]El textil y la arquitectura[/b]

A ocho años de su origen, Tramantes se prepara para su siguiente paso, el cual integra el arte, la arquitectura y el diseño. Arte y diseño, a partir de nuevos modelos de producción, así como de la creación en conjunto con arquitectos.

La artista cuenta que comenzó su formación dentro de la arquitectura, y aunque abandonó esta carrera al encontrar el mundo de los textiles, siempre ha mantenido un vínculo entre ambas. “Para mí es un vínculo muy profundo: textil y arquitectura. Establecer esta asociación con los arquitectos, enriquece ambos quehaceres, le da otro sentido, profundidad, textura”.

“El arte es la dimensión estética de tu propia vida… es traducir tu vida en un lenguaje que te es absolutamente necesario”, concluye.