Ganso Azul emplea y profesionaliza a gente del campo

Texto y foto: Gina Fierro
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Miércoles 22 de mayo, 2019

“La empresa me ha dado más que trabajo, una casa y conocimientos. Ahora soy la persona que nunca pensé ser”, afirma Félix Euán, al rememorar cómo fue que se incorporó a la industria de exportación.

Cada día, Félix Euán se encarga de la apertura de la planta de Ganso Azul, verifica que los aires acondicionado y comprimido entren en función desde las primeras horas del día. “Cuando llega el personal todo está al cien por ciento, su maquinaria está encendida para que comiencen a trabajar”, afirma en entrevista con [i]La Jornada Maya[/i].

En el área de mantenimiento, Félix atiende desde el cableado de la empresa hasta el llenado de las cisternas que proveen el agua para los servicios básicos. El propósito es que quienes forman parte de la compañía laboren en las mejores condiciones, “que estén conformes, porque los operadores son una pieza clave”.

Seis personas son las que hacen funcionar mecánicamente a Ganso Azul, industria de exportación que emplea a cerca de 500 operadores de costura. La mayoría de las actividades de mantenimiento se realizan cuando la planta no está en operación, “se supervisan las máquinas, que tengan la corriente que deben tener y el tipo de voltaje; y si las instalaciones no son las correctas, es nuestra tarea atenderlo”.

Con más de 10 años de experiencia en la empresa, el hombre de 40 años se reconoce como experto en el área, “he aprendido mucho, puedo atender cualquier máquina, conozco su función y puedo resolver cualquier problema al instante”.

[b]Del campo a la ciudad[/b]

Éste fue el primer trabajo de Félix en Mérida, pues antes de ser experto con las máquinas, dedicaba su tiempo a la ganadería. “Yo soy de Dzoncauich y ahí me dedicaba a la ganadería; junto con mi papá criábamos ganado”.

Las metas de Félix lo llevaron a dejar su pueblo natal; él y su esposa planearon su boda y el comienzo de una nueva vida con otros empleos. “Buscamos salir adelante, salimos del pueblo y nos casamos”.

Sin embargo, las condiciones de trabajo a las que se enfrentaría Félix en la capital yucateca serían muy distintas a lo que él estaba acostumbrado.

“El campo es otra cosa, es maravilloso y es muy fuerte, la verdad. Y cuando entré a Ganso Azul todo era cosa nueva para mí, no sabía ni qué era voltaje, pero aquí me fueron capacitando”.

Adaptarse al cambio no le fue sencillo y en un inicio, confiesa que quería regresar a su pueblo, ya que por su mente rondaba la idea: “esto no es lo mío”. Aprender las cuestiones técnicas representó un gran reto para Félix, quien además tuvo que adaptarse a un ritmo de trabajo distinto, con horarios establecidos y actividades propias de una empresa.

“Fue muy difícil enfrentar cosas nuevas, pero hoy estoy feliz con lo que sé, me fui familiarizando y también me obligué a poner de mi parte”.

A la fecha, el equipo de mantenimiento está capacitado para la instalación de una nueva planta con todos sus requerimientos. “Instalamos la línea eléctrica, ventilación, cableado, aires y comprimidos para las máquinas; montamos mamparas, extractores, reparamos pintura. Atendemos todos los detalles”.

[b]Desarrollo profesional y personal[/b]

Superar el cambio del campo a la ciudad representó un giro en la vida de Félix. “Mi esposa me dice que se siente orgullosa de mí, de lo que soy, de cómo he cambiado, porque la persona que ella conoció no es la que soy ahora”.

Félix confiesa que cuando dejó la ganadería le preocupaba el futuro de su padre, pues ambos trabajaban para la crianza. “Cuando me fui, decía ‘qué va a hacer mi papá sin mí’, pero ahora ya no, él sigue con su vida y yo sigo con la mía”.

El desarrollo profesional que ha tenido en Ganso Azul le ha dado satisfacciones laborales y, al mismo tiempo, personales.

“El rancho es un lugar que necesitaba alumbrado en sus bodegas, en todo. Lo que aprendí en Ganso Azul lo fui a aplicar allá, instalé la luz y un sistema de riego, transformé el rancho de como lo dejé años atrás”.

En ese sentido, Felix dice: “La puerta que me abrió la empresa fue más grande de la que yo fui a tocar. Es una empresa que promete más a futuro, que me ha dado todo y me siento comprometido con ella”.