Texto y fotos: Lilia Balam
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 8 de marzo, 2019

A simple vista Karla Alpuche Cárdenas y Lorena Núñez Márquez no tienen mucho en común con Miguel Rosado Peón y Luis Repetto. Karla y Lorena son pioneras en el estado en el tema de matrimonio igualitario, mientras que Miguel y Luis apenas están conociendo “las mieles” del casamiento. Sin embargo durante el conversatorio “Matrimonios Civiles Gay en Mérida”, organizado por la Red de Personas Afectadas por el VIH (REPAVIH), descubrieron similitudes en sus historias: las dos parejas atravesaron un par de situaciones discriminatorias durante el proceso para concretar su matrimonio.

Karla y Lorena se conocieron mientras cursaban la licenciatura en el Instituto Tecnológico de Mérida (ITM), se hicieron amigas y poco a poco se enamoraron. Fue “un shock” para ambas, pues en aquella época no era muy frecuente ver parejas del mismo sexo, pero aún así comenzaron a salir. Catorce años después, decidieron casarse: en agosto del 2013 solicitaron un amparo y cuatro meses después obtuvieron la resolución favorable del mismo.

Aunque su expectativa era que a partir de entonces el camino se facilitara, no fue así. “Nos dieron un documento que decía que nos casaban por cumplimiento de sentencia y nos pidieron regresar después por el acta. La siguiente semana nos dijeron que el papel que teníamos era válido y tras indagar, descubrimos que no era así y que el cumplimiento de sentencia tenía vencimiento, es decir, si no nos quejábamos se iba a dar por cumplida la sentencia y entonces no habríamos obtenido los papeles con validez”, dijo.

Una vez les fue entregada el acta, notaron que tenía la leyenda “matrimonio por cumplimiento de sentencia”, por lo que solicitaron que se cambie. Tras esa corrección, se dieron cuenta de que ese papel estaba registrado como el acta 1 del libro 1. “Fue la primera acta del libro rosa. Casarnos fue un peregrinar y ya no pudimos pelear que a raíz de nosotros, abrieron un archivo para matrimonios entre personas del mismo sexo. No estamos en el mismo libro que los demás”, puntualizó Lorena.

Cuando escucharon esa historia, Luis y Miguel se asombraron y explicaron que para ellos el trámite para el matrimonio no fue tan complicado. Después de un año de noviazgo, se plantearon la idea de casarse, pues Miguel ya había tenido una mala experiencia con una pareja anterior: llevaba 20 años de relación con un norteamericano, pero cuando éste falleció y debido a que no estaban legalmente unidos, la familia de su pareja le quitó todo.

“Yo no quería bienes inmuebles, quería nuestras fotografías, nuestros recuerdos. Pero todo se lo llevaron. Cuando comencé la relación con Luis no lo dudé, sabía que debíamos casarnos”, sostuvo.

Ambos recalcaron que contrataron a un abogado, quien básicamente realizó todos los trámites: únicamente se reunieron con él cuatro veces y en tres meses obtuvieron la resolución. Se casaron sin mayor contratiempo hace apenas una semana. Sin embargo, no pudieron realizar la boda en la Oficialía 07 del Registro Civil, localizada en Chuburná, pues los trabajadores les dijeron que “no tenían departamento jurídico” y por lo tanto “se tenían que casar” en la Oficialía 01 del Registro Civil: en el Centro de Mérida.

Precisamente, otras parejas presentes en el conversatorio indicaron que también han tenido ese obstáculo para casarse, pues bajo distintos argumentos, se les dice que únicamente pueden llevar a cabo su boda civil en la Oficialía 01.

En este sentido, el activista Pablo Alemán Góngora señaló que a diferencia de las parejas heterosexuales, los matrimonios conformados por personas del mismo sexo no pueden solicitar sus actas en las Unidades de Servicios Electrónicos (USE). Su esposo, el activista Douglas Canul Rodríguez, contestó que esto probablemente se deba a que ese tipo de uniones se registra en un libro aparte.

“Todavía existe ese prejuicio y discriminación. Como se consigue un amparo y se concreta el matrimonio, entonces la venganza es seguir discriminando: hasta se registran esos matrimonios en un libro diferente. Se debe denunciar esta discriminación”, apuntó. Los presentes manifestaron su preocupación ante el hecho de que sus documentos corran peligro.

Finalmente, los participantes reiteraron la necesidad de que el Congreso local legisle a favor del matrimonio igualitario para evitar que la comunidad LGBTTTI+ siga siendo tratada “como de segunda”.


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