Gina Fierro
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Martes 12 de febrero, 2019

Caminar por los pasillos de Ganso Azul es reconocer la diversidad de su gente, trabajadores de todas las edades que en punto de las 7:50 de la mañana encienden sus máquinas para comenzar la operación de una empresa encargada de la fabricación de uniformes de seguridad.

Sus largos pasillos conducen por las áreas de trabajo de jóvenes, adultos, gente con discapacidad, integrantes de la comunidad LGBTTT, hombres y mujeres con y sin experiencia, con y sin estudios, que gozan de un día más de trabajo entre las máquinas, las planchas, los contenedores y los retazos de prendas que están a punto de transformar.

Y después de atravesar por áreas como empaque, folio, corte y bandeo, casi al final de un gran pasillo que recorre toda la fábrica, se encuentra el área de operaciones de fusionado, un espacio donde la temperatura se eleva, pues las planchas llegan a alcanzar hasta 200 grados según las telas que deban maniobrarse.

“Esta área trabaja según las especificaciones del cliente, casi todas las prendas tienen un doble refuerzo, colocados generalmente en la pretina de pantalones o en zonas de esfuerzo; los chalecos antibalas, por el peso de la carcasa que tienen, necesitan todo un panel de refuerzo”, nos cuenta Pedro Osorio, encargado de logística en la línea de producción de corte y bandeo.

En esta zona de trabajo se encuentra Nelly Yah Pech, una empleada a la que Pedro describe como muy puntual, con un carácter que la hace ver siempre contenta y a quien, además, “le gusta bailar”.

[b]“Golpear puertas”[/b]

Nelly se considera una mujer con suerte cuando de “golpear” puertas se trata. En entrevista, la mujer de 59 años platica que a pesar de contar con sólo la primaria trunca, siempre ha tenido la fortuna de mantenerse laboralmente activa.

Y con un “gracias a Dios” constante entre los labios, narra que ha tenido suerte para tener trabajo. “Cuando entré a Ganso, aunque no tuviera estudios, me dieron la oportunidad. Me hicieron mi prueba de hilaje y la pasé”.

“Le dije a mi esposo ‘¿ya lo vio? Yo no tengo estudios, pero qué bueno que ya me dieron trabajo otra vez’, a lo que él respondió:‘¡qué bueno vieja; a ver cuánto más vas a estar allá!’”.

La formación académica fue un temor en distintos momentos de su vida, sin embargo, hoy –y con un semblante de jovialidad y una sonrisa en el rostro– asegura que ya cerca de sus 60 años se siente contenta y tranquila. “Sé escribir un poco, apunto todo lo que hago acá en Ganso. Así lo hacemos, porque si hay cualquier cosita, un defecto o un detalle, hay que saber quién lo hizo”.

[b]El significado del trabajo[/b]

“Yo crecí en el pueblo de Hocabá y no había para estudios”, cuenta la hoy madre de cuatro hijos, quien recuerda que desde los nueve años conoció el significado del trabajo, pues comenzó a ganar sus primeros pesos cuando ayudada a una mujer de su pueblo a traer nixtamal.

“Y aunque yo no puede tener estudios, pude ayudar a mis hijos a que ellos sean alguien”. La empleada comparte que actualmente tres de sus hijos son profesionistas, mientras ella y su esposo están a un paso de su jubilación.

A los 18 años contrajo matrimonio con su actual esposo y comenzó a trabajar como empleada doméstica, donde duraría muchos años, “pero dije: ya no voy a seguir lavando ajeno, ya me cansé, y busqué mi primer trabajo, que fue en una fábrica donde hacen palillos de dientes; después, trabajé en otra empresa casi cinco años y nos dieron de baja, se fue a la quiebra”.

“Le dije a mi hija ‘ya me quedé sin trabajo nena, pero voy a buscar’. Yo no sé llenar mi solicitud, y le pedí a ella que me la llenara, ‘sólo la voy a firmar’, le dije”. Fui a Ganso, y el mismo día que llegué, me quedé a trabajar”.

Nelly está por cumplir 17 años dentro de Ganso Azul, y sabe que uno de los motivos por los que fue contratada fue la eficiencia y rapidez en las acciones de costura que demostró desde un inicio y que después le permitió aprender los procesos de producción, los cuales -subraya- requieren de mucho cuidado y precisión para la colocación y planchado de la telas.

“Tienes que aprender a manejar la temperatura de la máquina, porque hay telas que no pueden pasar todos los minutos que se les asignan en la plancha. Hay pellones muy sensibles, y si cambia el tono de la tela, tienes que ir a sacar un reemplazo. Hay muchos detalles que debes aprender para hacer el trabajo bien”.

Ahora, con más de 15 años de experiencia, Nelly cuenta que sus mismos compañeros le comentan “usted, Doña Nelly, lo tiene ‘como pan en la mano’; hasta durmiendo usted puede hacer el trabajo”. Y contesta, “¡ah!, pero nené, cuánto tiempo llevo en esta línea, no ayer, no antier. Y sí, fue complicado al inicio”.

Con este ritmo de trabajo, reconoce que a su edad guarda una actitud distinta de otras personas de su misma generación. Se trata de un empleo que la mantiene activa y despierta, además de trabajar por metas que la motivan. Ganso Azul, dice, le dio “un aire de juventud”.

Nelly trabaja en un ambiente plural, donde se impregna de la jovialidad de los recién llegados y de la experiencia de los más grandes. “Hay momentos donde echas relajo con ellos y empiezan a vacilar”.

Y al pasear por la fábrica, uno se percata de un entorno laboral que resalta con un poco de música, que de vez en vez estimula los pasos involuntarios de algunos, como los de Nelly, una mujer a la “que le gusta bailar”, concluye Pedro Osorio.


Lo más reciente

''Tenemos que hacer que la plaza de Kanasín pese'', afirma Erick Arellano

Los Leones lograron en la carretera uno de los mejores arranques de su historia

Antonio Bargas Cicero

''Tenemos que hacer que la plaza de Kanasín pese'', afirma Erick Arellano

OMS alerta escalada del brote de cólera en el mundo

Desde principios de 2023 se han notificado más de 5 mil muertes en 31 países

Prensa Latina

OMS alerta escalada del brote de cólera en el mundo

El voto en el extranjero

Los 40 mil mexicanos bateados por el INE somos una suerte de grano de arena en la playa

Rafael Robles de Benito

El voto en el extranjero

Hacia un nuevo régimen de pensiones

Editorial

La Jornada Maya

Hacia un nuevo régimen de pensiones