Paul Antoine Matos
Fotos: Francisco Martín
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Lunes 11 de diciembre, 2017
Después de tres años de luchas contra la leucemia, Jared Espinosa González logró convertirse en piloto luego de cumplir cinco años. Parte del programa de Doctor Sonrisas, asociación que apoya a niños con alguna enfermedad, es cumplir el sueño de algún pequeño. Jared Espinosa tuvo la oportunidad de viajar por una avioneta sobrevolando Mérida.
Acompañado por su mamá, Nayeli González, Jared llegó al aeropuerto para que cumpla su sueño. Es fan de los aviones y de los coches. El lugar estaba lleno de gente, por lo que el niño se incomodó al ver a tantas personas.
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El capitán Fernando Paredes Duarte, director de la escuela de vuelo Ave Fénix, le colocó su uniforme de piloto. Camisa, gorra y sus alas, fueron parte del atuendo. Jared se emocionó y se olvidó de su pena cuando vio la avioneta a la que se subiría. Ayudó a remolcarla hasta la pista y realizó el Prefly, la inspección de las alas y los líquidos del avión previa al vuelo.
Con el instructor de Ave Fénix y piloto de R4, Erik Meraz Palma, el niño se subió a la avioneta. “Libre” gritó cuando la pista quedó despejada y ambos emprendieron el vuelo.
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Desde los dos años, a Jared se le diagnosticó leucemia, por lo que estuvo en tratamiento hasta los tres años. Ahora, por otros tres años, tendrá que estar en vigilancia, pero será periódica. Su madre, Nayeli, recordó que desde siempre ha deseado ser piloto. “Cuando sea grande, seré piloto”, le dice Jared.
En la entidad, según las cifras oficiales, cada año se registran entre 120 y 140 casos de cáncer. La mitad de los casos de leucemia ocurren en niños. Los hospitales públicos yucatecos reciben a pacientes del sureste mexicano, pero también del extranjero, como Belice.
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Doctor Sonrisas, además de apoyar a niños con cáncer, también lo hacen con menores con otras enfermedades como Sida, o discapacidades. Entre sus programas están el de cumplir un sueño, la donación de sangre, medicamentos y aparatos como sillas de ruedas, y visitar con risoterapia a los niños.
Durante el sobrevuelo a Mérida, el avión se dirigió al norte de la ciudad. Al principio, Jared estaba nervioso, por lo que pidió que el piloto Erik lo abrazara, pero una vez que agarró confianza, estuvo viendo por la ventana: “son como hormiguitas”, decía Jared sobre las personas y los coches. Jared también se comunicó con la torre de control.
Al final, expresó “ya me quiero ir a mi casa a jugar”. El avión aterrizó.
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