Texto y foto: Katia Rejón
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 26 de junio, 2017

En los pasillos del Bazar García Rejón se escucha la canción [i]Lo que no fue, no será[/i] de José José interpretada por el señor David González a las puertas del Café Moncho. Los comensales platican desde temprano y algunos comerciantes aprovechan para bolearse los zapatos. Vienen aquí casi todos los días, pues como dice Mario Valadez, dueño del café, un lugar que tiene tantos años no pasa desapercibido.

Moncho es el hipocorístico del fundador, Ramón Valadez, quien inició el negocio junto con su esposa y sus hijas mayores en agosto de 1960. Tiempo después, sus hijos se hicieron cargo del negocio y los empleados se volvieron familia. “Miguel Caamal tiene 30 años trabajando aquí como mesero, es el que tiene más tiempo. Él creció con nosotros”, platica Mario mientras señala una de las fotografías del lugar. René Pech y Virgilio Cab son quienes se encargan de preparar los desayunos. El trabajador más nuevo tiene al menos 15 años laborando en el café.

“Al principio mi papá sólo vendía sándwiches y café. Poco a poco fuimos implementando platillos de comida yucateca como los huevos motuleños, puerco empanizado, y comidas de otros estados como las enchiladas de mole y carne a la mexicana”, continúa Valadez. Aunque hay cosas que no han cambiado. El café se sigue haciendo como antaño, en una olla tamalera que su padre adaptó hace un cuarto de siglo, pues el agua espesa y con sarro “picaba” el fondo de las primeras cafeteras modernas y después no hubo razón para modernizar el proceso, pues el café suave es uno de los mejores atractivos del menú.

Un lugar con tanto tiempo de existencia siempre guarda historias. Valdez comparte la primera que se le viene a la mente: “Había una pareja que venía a esconderse al café, la señora era casada y una vez su marido los pescó. El amante era mudo y hubo una riña, pero no pasó a mayores. Fue tan sonado que al día siguiente en el periódico salió una caricatura de lo sucedido”.

Todos los lunes, escritores y literatos se reúnen en el café para platicar. El dueño dice que se forma una especie de “peña bohemia” de hasta quince convidados, muchos de los cuales asisten al café casi a diario. También recuerda algunas visitas de personalidades de la política y del arte nacional y local. El doctor Jorge Mendicuti, Dulce María Sauri, Ivonne Ortega, Héctor Herrera Cholo y Mario Tercero, son algunos de los que recuerda.

Lo más importante es que las personas que asisten se comporten de manera respetuosa. “Ha pasado que hay gente muy soez al hablar, se les llama la atención, y a veces vuelven, pero más tranquilos” comenta.

Del otro lado del lugar, Miguel Caamal lleva los dos platillos favoritos de los clientes: huevos motuleños y el Sandwich Moncho especial a uno de los comensales de siempre.


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