Texto y foto: Paul Antoine Matos
La Jornada Maya
Progreso, Yucatán
Martes 28 de febrero, 2017
Tras el cambio de la sede del Carnaval de Mérida, de Paseo de Montejo a Xmatkuil, Progreso se apropió de la esencia del festival en honor a Momo.
El malecón de Progreso se ha convertido en un pequeño Sambódromo, en donde el público es capaz de desinhibirse con ayuda de las cervezas. A los hombres poco les importa vestirse de mujer; usan hipiles y sus cabellos tiene los mismos colores que los vestidos festivos de sus hijas: verde, blanco, rojo, dorado - cubiertos por sombreros de vaquero, el terno floreado hasta las rodillas.
Los carros alegóricos, en donde los hombres, mujeres y niños bailan mientras lanzan dulces, no son tan desarrollados como los de Mérida; camionetas adaptadas con confeti, colores y una que otra estructura pequeña para destacar; pero eso no impide que el ambiente sea más carnavalesco que el de la capital.
El malecón y la arena de la playa están llenas de convivencia familiar, y mientras los niños se divierten a la orilla de mar, los padres disfrutan de un ceviche.
En las tarimas, los presentadores se burlan de Mérida. "Para que van a ir al monte a ver culebras pasar bajo sus pies, mejor vienen a Progreso a disfrutar del mar", dice uno.
El martes de puente se convierte en un domingo de semana de Pascua. Miles de personas pasean por Progreso, y los turistas traen a sus mascotas.
Junto a la playa, el Carnaval vuelve a ser Carnaval.
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