Sósima Olivera Aguilar, originaria de Oaxaca y maestra mezcalera conocida en diversas partes de México, Colombia y Brasil, estuvo presente en Mérida para difundir el arte de hacer mezcal y su importancia como una bebida ancestral y, sobre todo, para reafirmar que cada vez hay más mujeres en esta industria.
Como mujer chontal forma parte de la cuarta generación de una estirpe mezcalera y campesina, originaria de San Miguel Suchiltepec, Oaxaca; compartió que se dedica a la elaboración de mezcal porque creció en medio de esta actividad.
“Es una herencia de tradición, yo soy la cuarta generación de la familia que nos dedicamos a la elaboración de mezcal, pero tenemos una cooperativa que constituimos desde hace 12 años en la zona chontal alta, y ahora estamos en dos regiones mezcaleras de Oaxaca”, compartió.
Ella explicó que hasta el momento son ocho familias que directamente dependen de la marca de mezcal que se llama Fanekantsini, nombre prehispánico que significa Tres colibrís y que también era un personaje mitológico de la región.
Por ahora, ella representa a estas familias, pero sobre todo a las mujeres que ahora abiertamente se dedican a la elaboración de esta bebida.
“Creo históricamente las mujeres hemos participado en los palenques y en la elaboración de mezcal, porque es una actividad de familia. Desde que eres bien chiquito o chiquita te toca arrear la mula, atizar las ollas, acarrear la leña dependiendo de tu fuerza, es decir, un trabajo de familia, en el que siempre hay mujeres”, explicó.
Sin embargo, reconoció que por muchos años, al hombre es a quien se le ha atribuido una mayor relación con la actividad mezcalera, pero la mujer también ha estado presente.
Olivera Aguilar tiene en la memoria -desde sus ocho años- a su abuela que hacía mezcal y también conserva el mismo recuerdo de su mamá.
“Es así que hoy en día, mujeres a viva voz llevamos la organización del palenque, es decir, el lugar donde se realiza todo el proceso”, explicó.
La maestra mezcalera empezó a difundir esta actividad en todo el país desde hace 12 años, sobre todo para que las personas vean el mezcal desde otro punto de vista, tanto histórico como cultural.
Sobre su visita a Mérida, dijo que en realidad le sorprendió ver cómo las personas tienen un interés genuino por conocer la actividad mezcalera y que aprecian la bebida como lo que es, una bebida ancestral.
Dentro de su fomento, la maestra mezcalera deja claro que no es lo mismo ver una botella en un anaquel que saber sobre toda su historia y proceso de elaboración.
Más que para emborracharse, afirma, el mezcal es una bebida ceremonial, medicinal, cultural y social.
“Cuando naces, te reciben con un mezcal y cuando mueres, te despiden con un mezcal”, afirmó.
Para su elaboración, explicó que se necesita primero de un maguey que ya esté listo, esto puede durar entre seis y 12 años, después hay que cortar la piña, ponerla a cocer, destilar y fermentar, proceso que lleva días de trabajo -puede requerir hasta un mes-.
La maestra mezcalera está presente esta semana en Tulum, Quintana Roo: este martes estará en Arca, el miércoles en Bandera, el jueves en Gitano y el viernes en Casa Jaguar.
Edición: Estefanía Cardeña
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