Especial: Mujeres, luz y saber
Desde que eran jóvenes lo supieron: dedicarían su vida a la ciencia y harían frente a la brecha de género que no mostraba resultados tan alentadores para las mujeres. Ahora, forman parte del personal de investigación del Sistema de Centros Públicos del Conacyt y continúan su desarrollo profesional en Yucatán.
Ingrid Mayanin Rodríguez Buenfil, Élida Gastélum Martínez y María De los Ángeles Sánchez Contreras comparten que la clave de su éxito como mujeres científicas fue el respaldo de su familia y de sus redes de apoyo, que en todo tiempo las alentaron para continuar con su carrera.
Desde el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej) Unidad Sureste las investigadoras conmemoran este 11 de febrero el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, con un amplio legado de patentes registradas y avances tecnológicos que favorecen a la industria de los alimentos.
Ingrid Rodríguez es la fundadora de la unidad. La yucateca estudió la licenciatura en la Facultad de Química de la UADY, realizó una maestría que el Tecnológico de Mérida impartía con el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) y culminó un doctorado conjunto entre la Universidad de Guadalajara y el Instituto Politécnico de Toulouse, Francia.
En 2002 comenzó el proyecto para realizar investigación aplicada a desarrollos tecnológicos para trabajar con la industria y a la fecha ha conseguido con su equipo obtener 10 patentes de procesos y productos que favorecen la industria de alimentos.
Aunque ahora celebra todos sus éxitos, recuerda que sus inicios en la ciencia fueron complicados debido a que era “un mundo dominado por los hombres”.
“Cuando yo comencé a los 24 años en Jalisco intentaba trabajar con tequileros que casi me cerraban la puerta en la cara por ser mujer… Al llegar a dirigir el Ciatej Unidad Sureste me encontré con que los directivos de las otras instituciones eran todos hombres y a veces es complicado que como mujer te tomen en serio, a veces hacían bromas fuera de tono o comentarios que no iban”, comparte la doctora Rodríguez Buenfil, quien ya tiene 20 años colaborando para la unidad del Conacyt.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) destaca que el objetivo de conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia es lograr el acceso y la participación equitativa en la ciencia, eliminar la brecha de género y favorecer el empoderamiento de niñas y mujeres.
Por ello, el apoyo que surge desde el seno familiar es el más importante para impulsar a las mujeres.
“A veces con la cultura del machismo las mujeres crecemos con la idea de que puede más el hombre, afortunadamente, en mi casa mi madre siempre fue de impulsar a que yo realizara lo que quisiera y nunca permitió comportamientos machistas en la casa entre mi hermano y yo”, explica.
La doctora decidió no tener hijos por decisión propia para concentrarse en la ciencia.
“Para poder estar activa, una tiene que estar continuamente capacitándose, yo viajo mucho y si hubiera tenido hijos no sé si hubiera tenido el mismo ritmo que ahora tengo, no hubiera logrado ser directora del Ciatej, aunque es igual de válido decidir un nivel en el que puedas equilibrar la parte familiar y profesional, pero la investigación implica mucho sacrificio y es mi pasión más grande”, confiesa.
Inspirada por otros ejemplos femeninos
Por otro lado, la doctora Élida Gastélum tuvo que abandonar su natal Veracruz para poder llegar a Mérida y aprovechar la oportunidad que el Ciatej le dio para ejercer todo lo aprendido en la licenciatura en Ingeniería Bioquímica, la maestría en Ciencias en Ingeniería Bioquímica y el doctorado en Ingeniería de Procesos y Ambiental.
La científica recuerda que en la universidad muchas de sus maestras la inspiraron para elegir el camino de la investigación.
“Yo veía a las mujeres que se dedicaban a la ciencia y me inspiraba, pensaba ‘yo quiero ser como ellas’ y aunque no ha sido fácil es muy gratificante”, destaca.
Élida colabora en el diseño y desarrollo de productos innovadores en la planta sureste a la par que se desempeña como madre de un joven de 17 años y participa en la formación profesional de otras personas que también quieren dedicarse a la ciencia.
“He tenido muy buena suerte porque mi familia siempre me abrió las puertas para que yo estudiara lo que quisiera, siempre y cuando sea feliz”.
La doctora destaca que ha encontrado un balance en su vida, que al inicio fue difícil, pero ubicó sus prioridades y trabajo en ellas.
“De tal hora a tal hora soy la doctora Élida y después dejo de ser la investigadora y soy mamá, esposa, amiga, prima, hija y tengo mi propia vida. Creo que no tengo tantos logros académicos, pero tengo un balance con mi familia y mis amigos”, asegura.
Yucatán, el edén para ejercer
Desde hace 16 años, Ángeles Sánchez llegó a Mérida para trabajar en el Ciatej y asegura que es la mejor decisión que tomó para poder conjuntar su tarea como madre y como científica.
Como mujer destaca que es difícil encontrar lugares para desarrollarse profesionalmente y personalmente con una retribución económica acorde al esfuerzo, pero en el Ciatej Unidad Sureste halló lo que necesitaba.
“En la Ciudad de México la calidad de vida era muy diferente, se me complicaba cuidar a mis hijas y avanzar con las investigaciones. Aquí en Mérida es una ciudad tranquila, con las capacidades para desarrollar mi trabajo y me siento satisfecha de conjuntar mi vida personal con la profesional”, destaca.
Sánchez Contreras tiene una licenciatura en química, una maestría en Biotecnología y un doctorado en Bioquímica con especialidad en microbiología industrial y ha desarrollado procesos para el aislamiento de compuestos derivados de los residuos que ya se encuentran patentados.
Destaca que aunque las mujeres tienen un escenario más complicado para su camino en la ciencia en comparación con los hombres, las redes de apoyo son esenciales para cumplir metas.
“Hay investigadoras que se tienen que partir en dos, tres o cuatro para poder seguir, pero tanto las instituciones que generan los nichos para las mujeres, como la capacidad organizativa de nosotras y la colaboración entre mujeres que nos conocemos y entendemos ayuda a equilibrar las desigualdades”, asegura.
Visibilizar el trabajo de las mujeres y las niñas en la Ciencia debe ser causa común y permanente. Con ese fin La Jornada Maya y sus colaboradores te invitan a leer el especial ‘Mujeres, luz y saber’ con entrevistas, reportajes y opiniones que retratan los obstáculos que éstas afrontan para estudiar o trabajar en el campo científico, sus aportes profesionales a la vida cotidiana y el porqué son modelos a seguir.
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