Mujeres mayas integrantes del colectivo Maaya Ko’olelo’on, así como otras personas que se adscriben a esta cultura, condenaron enérgicamente a través de diversas plataformas la organización del festival Páayt'aan, que comenzó este jueves en Izamal. Señalaron que lejos de representarles, dicho escaparate constituye una grave ofensa para su orgullo y tradiciones.
En un comunicado, las integrantes del colectivo argumentaron que en el festival, una vez más -como se ha venido haciendo desde hace años- se comercializa con lo maya, convirtiendo la herencia cultural en “mercancía exótica” para atraer público y beneficios económicos exclusivamente para los organizadores.
“Un festival de arte y espiritualidad llamado Páayt'aan, que sin el más mínimo respeto está usando elementos sagrados para nosotros los mayas y los está convirtiendo en mercancía para el turismo bajo la idea de contribuir al desarrollo y la economía de la zona maya”, condenan.
Las mujeres mayas lamentaron que el evento, que inició el día de hoy en el municipio de Izamal, esté organizado por personas del centro del país, quienes, según condenaron, no entienden el sentir del pueblo maya y, en cambio, solamente lucran con su cultura.
Revelaron que integrantes del colectivo Maaya Ko’olelo’on y de otros grupos fueron contactadas para participar en el evento, sin embargo, al percatarse del sentido del mismo, notificaron a los organizadores y optaron por retirarse.
“Incluso el pago que ofrecían por participar estaba muy por debajo de los costos que implica una producción artística y puesta en escena. En el beneficio de un evento supuestamente dedicado a fortalecer la identidad, no se considera a los propios creadores mayas”, lamentaron.
De igual modo, señalaron tener conocimiento del uso indebido de mujeres mayas, quienes nunca autorizaron que se promoviera el evento usando su imagen, como si con ello avalaran su realización.
“Rechazamos categóricamente este evento y señalamos que el Páayt'aan no nos representa, ya que un festival sin mayas, no es maya”, subrayaron.
En ese sentido, reiteraron que los organizadores pretenden utilizar al pueblo maya como una pantalla para su beneficio, tergiversando la sabiduría de sus abuelas y abuelos e inventando discursos que no les representan.
El colectivo Maaya Ko’olelo’on exige que se deje de emplear el nombre del pueblo maya en actos, festivales y rituales ceremoniales que sólo buscan sacar provecho económico y en el que los mayas sólo existen en los carteles.
“Exigimos respeto a nuestra milenaria cultura maya. Exigimos un alto a la explotación laboral de los artistas indígenas. Exigimos un alto a la apropiación cultural”, aseveraron.
Otro de los que alzó la voz ante lo que denominan un atropello fue el usuario de Facebook Julián DN, quien condenó que el escaparate sea, a todas luces, una falsificación de la vida y expresiones espirituales y religiosas del pueblo maya peninsular.
“Es una invención maltrecha y payasesca, armada desde la blanquitud de las autoridades gubernamentales en turno, una de las tantas iniciativas absurdas que en nada benefician al pueblo maya real, al de a pie, al histórico, al que somos”, sentenció.
El festival Páayt'aan se anuncia como un evento que ofrecerá conciertos nocturnos, gastronomía con experiencias sensoriales, rituales y ceremonias mayas, así como aventuras y meditaciones en Izamal del 17 al 20 de marzo. Lo organiza el colectivo La Cita.
Controversias por participantes
La controversia en torno al festival no se hizo esperar en las redes sociales e incluso algunas de las personas que participarían expusieron sus razones, ya sea para continuar en el programa pese a estar en desacuerdo con la organización, o para declinar.
Tal es el caso de Lucía Calderas quien, según expuso en redes sociales, hasta hace unas semanas desconocía quiénes estaban tras la organización del escaparate. Pese a no comulgar con la ideología de las personas que desarrollaron el evento, manifestó que su participación continuaría en pie.
“No puedo cancelar mi participación en este punto, porque hay quienes firmamos un contrato y recibimos una remuneración que no nos podemos dar el lujo de devolver. Haré lo que mejor sé hacer con mi palabra y mi poesía, que es expresar mis incomodidades”, sentenció.
Para ella, esta experiencia es un recordatorio de que la gente no siempre se ve representada en los espacios que habita, pero siempre puede vivirlos responsablemente al denunciar lo que hay de malo en ellos.
“Recuerden que renunciar es un privilegio que mucha banda no puede darse y eso no quiere decir nada sobre las posturas políticas de quienes no podemos hacerlo. Nunca va a ser un gusto trabajar para los colonizadores”.
Otro caso es el de la poeta Irma Torregrosa, quien sí canceló su aparición en el Páayt'aan y también lo anunció vía Facebook. Su lectura estaba programada para las 17 horas.
“Después de unos días sin dormir, pláticas con personas cercanas y mis sentires/pensares al respecto, tomé la decisión de no participar en un espacio planeado desde el colonialismo y la exotización de la cultura maya”, aseveró.
En ningún momento, aclaró, su participación buscó apoyar dichos discursos que desconocía. Tal es el caso, dijo, de muchas otras personas que fueron invitadas y a quienes les revelaron la promoción del festival hace unas semanas.
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Edición: Estefanía Cardeña
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