Regreso a clases presenciales ha afectado la salud mental de las infancias: sicóloga

Luego del encierro obligatorio por la pandemia del Covid-19, y ante cambios “drásticos de ambientes”, el  regreso a clases presenciales ha afectado la salud mental de las infancias y provocó retrocesos en su aprendizaje, reconoció Patricia Gilí López, la presidente del Colegio de Psicólogos de Yucatán (CPEY). 

Tal es el caso de Ana, quien amaba jugar en el recreo con sus amigas. Las niñas inventaban un sinfín de actividades, pero la pandemia del Covid-19 le quitó este placer. Luego de estar en aislamiento más de un año y de tomar clases en línea, regresó a su salón pero todo lucía diferente, al menos en su mente. Ana ya no encontraba tanta pasión a sus juegos, contó.

La agrupación ha documentado casos de niñas y niños, estudiantes de nivel básico, prescolar y primaria, principalmente, que han experimentado problemas de depresión, ansiedad y que han modificado sus conductas, entre otras cosas. Los más afectados son los neurotípicos, es decir, los menores que tienen algún trastorno del neurodesarrollo. 

Entrevistada luego de firmar un convenio con la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la sicóloga comentó que desde las instituciones educativas con las que el colegio tiene vínculos y a través de la Comisión de Psicología Educativa y Escolar, el colegio ha podido comprobar una importante manifestación a problemáticas Sicológicas, de trastornos del neurodesarrollo y mentales (como depresión y ansiedad) en la población infantil. 

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Aunque no tiene cifras concretas, la especialista precisó que también se ha agravado la situación de la niñez con Trastornos del Aprendizaje (TA), Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), autismo e hiperactividad.

Muchos niños ya no presentan placer en realizar actividades que antes les encantaban, se han asilado, están retintes, presentan depresión, entre otros síntomas, subrayó. 

Indicó también que en temas de lenguaje algunos infantes han presentado un atraso, cuando deberían tener uno fluido. “Se han enfrentado a algo desconocido, no tienen consciencia para entender qué pasó, de repente ya no van a la escuela y toman clases a distancia (por televisión, computadoras, internet); por mucho que se les explique, la maduración de su cerebro no está capacitado para entender ciertos cambios drásticos de ambientes”, subrayó. 

De acuerdo con la experta, los niños aprenden jugando, por imitación y desde la socialización y todo eso se detuvo por la pandemia del Covid-19, por eso, ante estos cambios, se presentan estos problemas de salud mental. 

“Los niños y niñas son un ente que se acomoda muy bien, se acostumbran a estos cambios, pero cuando se les explica y necesitan estar y convivir unos con otros, así aprendan y se estimula su lenguaje, la locomoción y habilidades blandas de comunicación”, expresó. 

A pesar de este panorama, Patricia Gilí confirmó que no será difícil que las infancias se adapten de nuevo a las clases presenciales, hubo más resistencia y dificultades para la educación en línea, pero se necesita mucho apoyo de las madres, padres, tutores y de los docentes, dijo. 

“Tienen que hacer un equipo y estar alertas de las señales”, manifestó. Por ejemplo, si es un menor de tres años y no emite ningún tipo de lenguaje, se comunica más de manera corporal que verbal.

Si consideran que el problema es mayor, recomendó acudir con un especialista; además, indicó que es importante que igual las autoridades escolares y de salud proporcionen apoyo a los tutores del estudiantado y poder tener una detección oportuna de estos males. 

También han formado alianzas con escuelas para poder capacitar al personal docente, a niños y adolescentes en el manejo de emociones (validación emocional), proceso en el cual aceptan lo que están sintiendo ante una determinada situación, escuchan a su cuerpo y pensamientos, generando un proceso de aprendizaje que es la antesala a la gestión y al bienestar: ponerle nombre a lo que estoy sintiendo.

Edición: Estefanía Cardeña