La vacunación para infantes de cinco a 11 años inició en Mérida este lunes con un ambiente de fiesta, lleno de globos, música, botargas y motivación para que los menores acudieran a inocularse contra el Covid-19 sin temor.

En el Centro de Convenciones Siglo XXI hoy hubo gran afluencia de madres, padres e infancias en fila para que las y los pequeños recibieran el inmunizante que, dijeron, les da mayor confianza y seguridad.

Aunque algunas personas opinaron que la vacunación para este sector tardó en llegar, agradecieron que ya la estén recibiendo y “sobre todo mencionar la organización, aunque son chiquitos, se los hacen atractivos con canciones infantiles, globos, más que con miedo, vienen emocionados, motivados”, expresó la madre Jackelin Canul.

Sin saber que al llegar al lugar habría este ambiente óptimo, desde días antes, Germán Hernández y Jackelin Canul platicaron con su hija de seis años para que estuviere enterada de que tendrían que aplicarle la vacuna.

Dalia Rosado, en la espera de su ahijada que entró a vacunarse, reconoció que le explicaron desde antes que tendría que recibir el piquete para protegerla y ahora se siente con más confianza, aunque aún continuará con cuidados, considera que este fue un avance para los niños.

La mamá de una niña de 10 años, Esmeralda Burgos, señaló que como madres y padres de familia se preocupan por la salud de sus niñas y niños y temían que se contagiaran con coronavirus; por eso, ahora que pudieron acceder a la vacunación siente mayor seguridad de que incluso si llegaran a contagiarse los síntomas serían más leves y menor riesgo para su salud.
“Siento que sí llegó un poco tarde […] pero nos sentimos privilegiados de que nuestros hijos ya puedan vacunarse”.
Los niños sienten nervios por la vacuna y, desde su perspectiva, fue un acierto el ambientar el lugar con botargas y música para que se sientan con mayor seguridad y motivación.

“Me parece excelente, es una buena idea que les vacunen ahora que están chiquillos antes de que se contagien”, expresó el padre Ramiro Figueroa, y aunque mira que la vacunación tardó en llegar, considera que las infancias cuentan con mejor salud que las personas adultas.

Su hijo, de cinco años, iba nervioso a vacunarse, contó; sin embargo, tras una semana de comentarle que tendría que recibir la vacuna para estar seguro y ver el ambiente del lugar, estuvo más tranquilo.
Edición: Emilio Gómez
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