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Astrid Sánchez
15/10/2024 | Sinanché, Yucatán
Desde un espacio de 40 por 30 metros en un rincón de Sinanché, Yucatán, Valiana y Ángel hacen la revolución a través de estrategias para abonar a la soberanía alimentaria contagiando a sus vecinos y otras personas interesadas en dejar de depender del sistema capitalista y patriarcal.
Valiana Aguilar es una mujer rural, nacida en este municipio que apenas supera los 3 mil habitantes, donde creció comiendo los alimentos sembrados y cosechados dentro de su casa, en un espacio conocido como solar maya, cuyo uso ha ido disminuyendo debido al incremento en el consumo de la comida procesada.
Foto: Rodrigo Medina
Por eso, aunque estuvo muchos años fuera de su comunidad, Valiana decidió regresar a casa y desde 2021 ha habilitado su hogar para que no sólo sea un solar sino un espacio de aprendizajes colectivos.
“Los solares son espacios vivos que la mayoría de la gente conserva, claro, hay un nivel muy fuerte de desplazamiento de estos saberes y de negación de los solares, pero la gente lo sigue usando como parte de su vida cotidiana y eso queríamos, regresar a hacer nuestra vida en la comunidad y reivindicar este espacio como un espacio donde también se aprende. En el solar, en la milpa, se aprende y con esta noción queríamos hacer la revolución desde lo cotidiano, desde el día a día, desde hacer la política de decir ‘estamos acá y vivimos esta vida’”, comparte Valiana en entrevista con La Jornada Maya.

Foto: Astrid Sánchez
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) reconoce a mujeres como Valiana, quienes representan uno de los actores principales en la transformación de los sistemas agroalimentarios tradicionales hacia modelos sostenibles, resilientes e inclusivos.
Este año, en el Día Internacional de las Mujeres Rurales, que se conmemora cada 15 de octubre, el tema es Las mujeres rurales cultivan alimentos de calidad para todas las personas para destacar el papel que juegan en la soberanía alimentaria a pesar de todos los retos que enfrentan como las desigualdades de género, falta de acceso a apoyos del Estado y la sobrecarga de trabajo no remunerado en su familia y la comunidad.
Foto: Rodrigo Medina
En ese contexto, Valiana ha sabido formar redes de apoyo para el intercambio de conocimientos y experiencias donde las mujeres son las protagonistas y gracias a esta recolección de saberes ha dado vida al Solar Suumil Móokt’aan en coordinación con Ángel, quien también aporta sus nociones en construcción, carpintería y demás oficios que han hecho posible el levantamiento de cada rincón.
Foto: Rodrigo Medina
Poco a poco, el Solar Suumil Móokt’aan se ha convertido en un lugar donde en un futuro próximo será posible obtener alimentos de calidad, ya sea de la huerta o el vivero; los corrales que resguardan cerdos, cabras y aves de traspatio; el meliponario donde hay 11 jobones de abejas sin aguijón o la parcela que se encuentra a unos kilómetros, donde se ha regenerado el suelo con un sistema agroforestal sintrópico para lograr cosechas multisemillas exitosas.
Foto: Rodrigo Medina
“El hecho de que mucha gente diga que las tierras no se pueden trabajar porque están erosionadas corresponde al hecho de que han sido explotadas por las haciendas y las únicas personas que tuvieron beneficio de eso fueron los ricos, otra gente que no es del pueblo. Para nosotros, parte del hecho de regenerar el suelo es también regenerar nuestra historia en el presente, de decir que tenemos derecho a quedarnos en la tierra, tenemos derecho de aprender otras técnicas para regenerar y también es nuestro derecho a la permanencia, no queremos ser desplazados de nuestros propias territorios para buscar empleos en otros lugares”, señala Valiana.
Foto: Rodrigo Medina
Es con esta convicción que la pareja se ha encargado de hacer las conexiones necesarias para aprender todo el conocimiento que tenga que ver con la autogestión y también se ha dedicado a compartirlo con otras personas, que generalmente suelen ser mujeres.
Por ejemplo, el sistema agroforestal sintrópico lo aprendieron de Box Lu'um y Cultiva: Alternativas de Regeneración, colectivos encabezados por mujeres de otros municipios como Sotuta, que trabajan sus propios solares y en la reivindicación de los conocimientos para la regeneración del suelo.
Foto: Astrid Sánchez
“La sintropía quiere decir lo opuesto a la entropía, que es esta manera destructiva, que dice que se va a destruir todo en algún punto, la sintropía quiere decir lo contrario, que podemos generar vida, es como la vida en sí misma, se regenera pero nosotros como humanos podemos acelerar esos procesos y no como en la entropía, que nosotros aceleramos para la destrucción, sino acelerarlo para la regeneración. Es poder usar los diferentes elementos de la naturaleza combinados para poder generar biomasa, en la biomasa se va a generar vida microbiana y después vamos a poder regenerar más rápido el suelo”.
Foto: Rodrigo Medina
Sin títulos académicos, Valiana es una experta en el manejo de una biofábrica donde se producen cepas de hongos, bacterias y consorcios para asegurar el balance y armonía de los insectos que conviven en sus cultivos y para inyectar a la tierra de los elementos que necesita para garantizar el éxito de las cosechas.
“Ángel y yo no tenemos ni licenciatura, pero entendemos que la vida campesina tiene sus propios conocimientos y debemos de apropiarnos de ellos y queremos que ese conocimiento sea para todos, como un derecho a la salud porque no podemos seguir aplicando agroquímicos cuando hay opciones mucho más económicas y sanas”.
Foto: Rodrigo Medina
Esta compartición de saberes y conocimientos se da dentro del mismo Solar Suumil Móokt’aan, puesto que cuenta con un salón para impartir diversos talleres tanto a la comunidad de Sinanché, como de otros municipios y donde también han participado personas de pueblos indígenas de otros países.
Foto: Rodrigo Medina
En el terreno hay prácticamente todo lo necesario para vivir de una forma responsable con el medio ambiente y con el mínimo impacto ecológico: la casa cuenta con un sistema de baño seco que evita la contaminación del subsuelo y ahorra enormes cantidades de agua; se ha construido una cisterna de 20 mil litros para captar agua de lluvia, la cual incluso ha sido replicada por mujeres de Cantamayec; y la siembra que se realiza en la parte de la huerta y el vivero está libre de químicos nocivos para la salud humana y del ecosistema.
Foto: Astrid Sánchez
En este mismo espacio se ubica la biofábrica, una casita maya que sirve como estancia para las personas que acuden a los talleres, un taller de carpintería y hasta un lugar destinado para producir cerveza artesanal.
Foto: Rodrigo Medina
“Ángel es constructor. Él se dedica a construir estas estructuras en la casa maya, ahorita ya se volvió un maestro en la comunidad de esta arquitectura vernácula, él enseña a otros y a otras a cómo hacer las casas y también es carpintero y herrero y hemos hecho talleres de capacitaciones, sobre todo con otras compañeras, para aprender a hacer nuestros propios muebles, albañilería, plomería y más que nada a demostrar que desde la vida cotidiana podemos dejar de depender del sistema, extractivo, capitalista y patriarcal desde lo pequeñito”.
Foto: Astrid Sánchez
Aunque cuando regresaron a Sinanché muchas personas los calificaba como “loquitos” debido a estas nuevas técnicas que implementan, poco a poco la comunidad se ha interesado por aprender los conocimientos que Valiana y Ángel comparten y han logrado sumar a varias vecinas a sus actividades.
“El solar es un espacio de aprendizajes, pero también replicable en la comunidad, son saberes con los que otros y otras se pueden inspirar. Sobre todo, los más jóvenes porque buscamos rectificar esa labor de la tierra del campo, que los más jóvenes puedan quedarse en la comunidad y que puedan vivir dignamente, que tengan dignidad de ingresos del trabajo de la tierra y que no solamente vivan del trabajo explotativo de la tierra, sino que esta manera de sembrar nos permita al mismo tiempo regenerar, entonces es un trabajo regenerativo y al mismo tiempo estás teniendo esos frutos que te dan para para vivir, para comer bien, para tener mejor salud, para poder al fin y al cabo recuperar esa vida que nos han tratado de arrebatar”.
Foto: Astrid Sánchez
El Día Internacional de las Mujeres Rurales, establecido por la ONU, tiene el objetivo de reconocer la labor que realizan personas como Valiana, quien es proveedora de alimentos y protectora del medio ambiente, además de que su activismo tiene un impacto positivo en su comunidad.
Foto: Astrid Sánchez