¿Cuál es el semáforo cultural en Yucatán?

Por: Katia Rejón

Aunque para algunos sectores el semáforo naranja es señal de un regreso al optimismo, para la cultura no significa gran cosa. El arte, la cultura y el entretenimiento fueron los primeros en detenerse y serán los últimos en volver, eso desde el principio se supo. Los creadores encontraron otros caminos temporales a través de los canales digitales y, aunque al inicio se sintió como un premio de consolación en medio de la tragedia, a la larga resulta insuficiente: entre la brecha que existe para las personas que no tienen acceso a redes sociales e internet y la saturación irremediable de los contenidos en línea queda la pregunta obvia: ¿y ahora qué?

En medio de la falta de presupuesto y alternativas para la convivencia física, la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán lanzó dos convocatorias para reactivar las casas de cultura de los municipios del estado a través del programa Cultura para todos. Ambas tienen como objetivo descentralizar la oferta cultural y seguir garantizando la cultura, teniendo en cuenta las particularidades de cada contexto. La primera seleccionará 44 instructores, dos tutores de disciplinas artísticas y culturales por municipio, para Celestún, Cenotillo, Dzidzantún, Dzilam de Bravo y González, Espita, Maní, Mocochá, Muna, Oxkutzkab, Panabá, Peto, Progreso, San Felipe, Sucilá, Tahdziú, Ticul, Tizimín, Tunkás, Tzucacab, Umán y Valladolid. Quienes recibirán un pago mensual de 5 mil 700 pesos (con impuestos incluidos) de septiembre a diciembre del 2020.

La segunda convocatoria es para contratar a seis coordinadores regionales para brindar apoyo, capacitación y herramientas pedagógicas a los talleristas. Las regiones representan a los municipios antes mencionados, y el pago de los coordinadores es de entre 8 y 12 mil pesos mensuales (con impuestos incluidos).

Es importante aclarar que las convocatorias son una continuación del trabajo de reactivación de las casas de cultura que inició a mediados del 2019.   

Platicamos con la titular de la dependencia, Erica Millet Corona, sobre lo que se espera con estas convocatorias y la situación actual de la cultura en Yucatán. 

- ¿Qué ha sucedido con las casas de cultura durante la pandemia?

- Cada municipio tiene una situación diferente, lo que nos hace trabajar de manera particular en el diseño de programas. Cultura para todos es un trabajo casi artesanal. Nos enfrentamos a situaciones muy distintas, varía el nivel de internet, el número de participantes y talleres. Por ejemplo, en Hunucmá y Tetiz, los talleristas fácilmente pudieron adecuar clases en formato en línea porque la infraestructura lo permitía. 

Otros, entregaron material didáctico al alumnado para que pudieran hacer ejercicios desde casa.  Y en otros, se tuvieron que suspender las clases de manera completa porque no se pudo implementar una estrategia de contacto con el alumnado. Es importante decir que todos los talleristas tienen contacto por Whatsapp con sus alumnos y sus papás, y en algunos casos se ha podido generar material de cultura que se encuentran en Youtube. Hemos recibido verdaderas joyas: teatro de sombras, talleres de papel, lecturas en lengua maya, es una comunidad activa (los talleristas) que han encontrado la manera de continuar de acuerdo con la situación de cada municipio. 

- Entiendo que el trabajo con las casas de cultura es una labor que se tenía desde el inicio de la administración ¿Cómo va el proceso de restauración de las casas? ¿Cuántas se han rehabilitado?

- Los recursos no permiten utilizarse para infraestructura. El corazón del programa es la reactivación de los espacios que en muchos casos estaban abandonados o en condiciones aceptables. El espíritu de reactivación comenzó en julio del 2019 con 25 ayuntamientos. En agosto de este año trabajaremos con 22 municipios adicionales, en un principio serían 29 pero por la situación de la pandemia y cuestiones de movilidad, hicimos un recorte. 

- Una característica de las convocatorias Cultura para todos es que solicitan talleristas que sean de la localidad, ¿Cuál es la importancia de que quienes impartan clases en las casas de cultura sean los del mismo municipio?

- Es importantísimo privilegiar la contratación de los talleristas de los mismos municipios porque es un programa de descentralización cultural y tiene que partir de la misma comunidad. Trabajar con agentes locales y capacidades desde el mismo municipio nos permite abarcar las manifestaciones culturales más importantes de ahí. En los próximos meses podemos saber qué tanto de la movilidad estará restringida y nos parece importante que las oportunidades estén cerca y limitar movimientos entre municipios por cuestiones sanitarias.

- ¿Qué retos implica la activación en comunidades más alejadas? ¿Se tiene en cuenta la interculturalidad del estado? 

- El reto es activar sobre todo las casas que se encuentran en desuso. Existe el espacio y la responsabilidad es usarlo. Es de lo más retador y gratificante porque al ser los talleristas de la misma comunidad y sentir que se focaliza la actividad en cada una de las comunidades, se adueñan del proyecto. Y eso queremos: que sea un programa que pueda pervivir las diferentes administraciones y quedarse en la comunidad.

Un ejemplo de éxito es Tekal de Venegas. Los talleristas han permitido que este espacio cobre vida. Tienen muchos alumnos desarrollando proyectos, otras inquietudes, aplicaron para el Pacmyc y se van generando estas redes que hacen que el programa funcione como un detonante y un centro de acción.

- Sobre la apertura de los espacios, ¿En qué punto se encuentra Yucatán? ¿Se ha trabajado en protocolos para el regreso de los espacios culturales en todos los municipios, incluyendo Mérida?

- Estuvimos trabajando con diversos sectores para diseñar protocolos de activación de acuerdo con la propia necesidad de los espacios. El ejercicio fue enriquecedor. 

Los protocolos sirven como guía y reúnen las características básicas que nos dictan los criterios estatales y federales. Integramos estos documentos, los editamos y turnamos a la Secretaría de Salud de Yucatán para su validación. En ese punto estamos. Necesitamos el visto bueno de la Secretaría del Trabajo y de Salud para colgarlo en nuestra plataforma, debe ser en cuestión de días.

- ¿Ese protocolo incluye la fecha de apertura de los espacios o más bien depende de lo que suceda en estos meses?

- Las fechas son inciertas. El protocolo de reapertura no tiene fechas específicas, es paralelo con las olas. Nos toca la reapertura hasta la “Ola tres” y a partir de eso está considerada la aplicación de protocolos.

- ¿Qué pasa entonces con las convocatorias de Cultura para todos?

- Tenemos fechas marcadas que corrimos y quedarán a expensas de que nuestra predicción case con lo que calculamos podrá ser el inicio de la ‘Ola 1’. Es una atención escolarizada para los alumnos (de las casas de cultura). Tenemos que ser flexibles, pero estamos preparándonos para comenzar en septiembre el trabajo conjunto entre talleristas y coordinadores regionales para que, en octubre, si la situación lo permite, inicien las clases. Va a depender mucho de ciertos criterios o lineamientos: espacios al aire libre, cupo reducido, lavado de manos, geles, cubre bocas, depende de la realidad que nos acompañe.

- Por otro lado, en fechas recientes han comentado que el dinero presupuestado para la Muestra Nacional de Teatro que se haría en Mérida este año, y otras actividades suspendidas etiquetadas con el recurso federal de Apoyo a Instituciones Estatales de Cultura serviría para nuevas convocatorias. Sin embargo, no queda clara la situación de este recurso que –a decir de Alejandra Frausto- era un “apoyo” para la pandemia; pero varios estados han declarado que no es así. ¿Cuál es la situación de Yucatán?

- El tema del AIEC es un compromiso que la secretaría federal tiene anualmente con los 32 estados. En 2019 recibimos 5 millones de pesos -una disminución importante en relación con años anteriores- y a finales de año, durante la reunión interestatal, nos aseguró que el apoyo para el 2020 se mantenía y duplicaba a 10 millones de pesos.

Ahora, lo que sucedió es que hubo un error de comunicación que propició que se entendiera este fondo como una contribución extraordinaria cuando en realidad no era eso. Yucatán ya recibió el depósito del AIEC y eso nos da tranquilidad. La semana pasada anunciamos que de ese recurso vamos a desprender seis convocatorias de apoyo a la comunidad artística: de creación literaria, artes escénicas, artes plásticas, música, cultura en línea, entre otras. Abarcamos un panorama bastante amplio, un alivio para la comunidad artística. Los artistas han sido solidarios y pacientes con nosotros como gobierno. Los detalles de estas convocatorias los daremos en algunos días y posteriormente haremos una reunión informativa sobre los programas.

- También queda la duda de ¿Cómo se va a redistribuir el presupuesto no utilizado en la Secretaría de Cultura este año por la pandemia? ¿Cómo es la situación de la secretaría? ¿Hay algún ahorro por la suspensión de actividades artísticas y festivales?

- Es importante aclararlo porque ha habido artistas que nos han inquirido sobre qué se hace ahora con el dinero que estaba proyectado para la semana de Yucatán en México. Primero, quiero decir que fue una instrucción del gobernador Mauricio Vila mantener los sueldos de los talleristas de las casas de cultura para continuar la dinámica de activación cultural dentro del municipio y con los programas de Cultura en línea. Pero todo el presupuesto estatal se ha redirigido a salud y temas de asistencia social. El que tenemos para trabajar hoy por hoy, y necesitamos ser creativos y que rinda, es el del programa federal AIEC (10 millones de pesos).

- Y sobre eso, secretaria ¿Cuál es su balance de la cultura en Yucatán durante y después de la pandemia? ¿Qué sigue para la cultura en el estado?

- Es complicado hacer un pronóstico porque esta misma pandemia nos ha demostrado que el panorama es impredecible y cambiante. Con el riesgo de caer en un lugar común, creo que el reto ha sido un aprendizaje y una oportunidad importante. Hemos notado la vitalidad de desarrollar este programa de Cultura en línea, mecanismos alternos para la cultura, también nos dimos cuenta de la necesidad de hacer bases de datos. Falta orden en el conocimiento e información de la misma comunidad que nos permitiera reaccionar de manera rápida y oportuna y fomentar redes de apoyo. 

La Secretaría tiene frente a sí el panorama más complejo que pudimos habernos imaginado y al mismo tiempo nos permite trabajar desde cero, de forma más orgánica con todos los recursos humanos. Tengo la fortuna de contar con un equipo fantástico de trabajo que ha puesto el alma en el diseño de alternativas. El éxito más grande de toda esta desventura ha sido sabernos apoyar en el sector y que entendamos que esa solidaridad es la principal herramienta para vencer la pandemia.

Edición: Ana Ordaz