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La Jornada Maya
07/05/2025 | Mérida, Yucatán
Un reciente estudio elaborado por Decide Market Research, bajo la dirección de Álvaro Quiñones Aguilar, revela un panorama de expansión económica y turística sin precedentes en Yucatán. El estado registró un crecimiento del 16 por ciento en el número de establecimientos comerciales entre 2019 y 2024, a pesar de los efectos de la pandemia. Este impulso está liderado por Mérida, aunque también se observa un auge significativo en nuevos polos del sur profundo, el oriente turístico y la costa noreste.
La capital yucateca continúa consolidándose como el núcleo económico y turístico del estado. A nivel comercial, Mérida concentra la mayor densidad de establecimientos, particularmente en el centro histórico y en zonas de alto dinamismo como Altabrisa, City Center y Caucel.
La expansión metropolitana ha dado lugar a un corredor económico que se extiende hacia municipios vecinos como Kanasín, Conkal, Hunucmá y Umán, configurando una zona de intensa actividad productiva.
En el ámbito turístico, el centro histórico de Mérida, el Paseo de Montejo y las inmediaciones del aeropuerto internacional constituyen puntos neurálgicos para el turismo cultural, patrimonial y de negocios.
El reporte también resalta el auge de municipios como Hunucmá, que registró un crecimiento del 65 por ciento, Conkal con 71 por ciento y Buctzotz con 120 por ciento.
Asimismo, zonas como Izamal-Valladolid, Tekax-Peto y la costa noreste, que incluye a Río Lagartos y Las Coloradas, muestran un dinamismo notable gracias a factores como el avance del Tren Maya, el auge del turismo de cercanías y diversos programas de reconversión agroindustrial. Estas regiones emergentes ofrecen oportunidades de inversión en hoteles boutique, servicios de ecoturismo, agroindustrias ligeras y turismo comunitario con identidad local.
En lo referente a la actividad turística, Yucatán muestra una diversificación clara. Progreso, con su malecón y muelle de cruceros, lidera el turismo de playa y de escapadas desde Mérida, aunque aún existen áreas de baja densidad turística con gran potencial para nuevos desarrollos hoteleros y gastronómicos.
Valladolid y Pisté destacan por su cercanía con Chichén Itzá, su arquitectura colonial y su creciente demanda de experiencias culturales y culinarias. Izamal y Tekal de Venegas también emergen como destinos atractivos para el turismo religioso, histórico y artesanal, mientras que Tizimín y la costa noreste refuerzan su vocación hacia el turismo ecológico, de naturaleza y aventura.
El estudio clasifica las regiones del estado en tres niveles de prioridad para la inversión turística. En el nivel más alto se encuentran Mérida, Valladolid, Progreso y Pisté, como centros de turismo cultural, de playa, de negocios y patrimonial. En una categoría intermedia se ubican Izamal, Tizimín, Celestún y la Ruta Puuc, con una oferta orientada al turismo regional, religioso y ecológico. Finalmente, con un potencial a desarrollar en el mediano y largo plazo, se identifican localidades del sur profundo como Tekax, Ticul y Oxkutzcab, con vocación hacia el ecoturismo, el turismo rural y comunitario.
A pesar del optimismo general, el reporte también señala profundas desigualdades. Al menos 23 municipios del sur-oriente y de la costa occidental presentan estancamiento o pérdida neta de establecimientos, como resultado de fenómenos migratorios, dependencia de la pesca artesanal, baja conectividad y escaso acceso a infraestructura básica.
Frente a esta situación, recomendó fortalecer la infraestructura vial y digital, agilizar los procesos de regulación ambiental y de uso de suelo, y promover incentivos públicos para impulsar la reconversión productiva y la inclusión financiera de estas comunidades.
Con una planificación adecuada, visión estratégica e inversiones alineadas con las características de cada región, el estado podría posicionarse como un modelo nacional de desarrollo económico equilibrado, sustentable y con identidad cultural fuerte.
Edición: Estefanía Cardeña