Hacinamiento y diseño caótico en zonas de mayor contagio en Mérida: urbanistas

Se debió preparar a la ciudad antes de reactivación económica: Silvana Forti
Foto: Enrique Osorno

Urbanistas y expertos en movilidad coinciden en que las colonias de Mérida donde se han registrado más contagios de COVID-19  presentan varios factores que contribuyen a esta situación: alta densidad poblacional, en las casas prevalece la condición de hacinamiento, están cerca de periférico, su diseño urbano es caótico, algunas sólo tienen una sola entrada y la atención del sistema de transporte es deficiente o prácticamente nula.

Las zonas urbanas con mayor incidencia de contagios son colonias populares y de mayor movimiento; donde hay más comercios. En conjunto, sus residentes son los grandes usuarios del transporte público.

Según dio a conocer la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY), entre las colonias de Mérida con más contagios, hasta el corte del 15 de julio, destacan el Centro, con 207; en la zona norponiente, Ciudad Caucel, con 181; al poniente, Juan Pablo II, con 161; en la parte norte, Francisco de Montejo, con 107, y Las Américas, con 102; en el oriente, las colonias Vergel I, Los Héroes y Pensiones, con 91, 80 y 65, respectivamente.

El Observatorio de Movilidad Sostenible de Mérida (OMSM), en un estudio realizado con el Laboratorio Urbano de la Universidad Modelo (LUM), señaló que en el caso específico de Ciudad Caucel y Las Américas, las  condiciones de la vivienda son posibles factores determinantes del alto contagio de COVID-19, pues prevalecen asentamientos habitacionales masivos, con casas pequeñas en las que el confinamiento de una familia es prácticamente imposible, por el hacinamiento en que viven.

A estas condiciones debe añadirse la deficiente ventilación de la mayoría de las viviendas en esos fraccionamientos, donde a las reducidas dimensiones de las casas y la consiguiente ausencia de espacios abiertos privados se suma la carencia de espacios públicos cercanos, lo que dificulta el confinamiento. 

Silvana Forti Sosa, directora del LUM, indicó que para evitar más contagios debió prepararse a la ciudad antes de la reactivación económica con la “Ola Uno”, para garantizar la sana distancia en las  calles, principalmente en el corazón de la ciudad.  

Medidas urgentes  

Sobre el Centro de Mérida, Forti Sosa indicó que urge una reorganización de los autobuses, los paraderos; sacar los automóviles del primer cuadro; se debe contar con aceras estrella, se  podría cerrar el acceso a los automóviles en algunas calles, ampliar  banquetas con pintura, cerca de los comercios donde se genere más aglomeración, y así caminar en la calle sin temor a accidentes y conservar la distancia.

Igualmente sugirió reubicar los paraderos de autobuses en un horario escalonado, con frecuencias, para que no se amontonen las personas, así como asignación de asientos que garanticen la sana distancia;  protección al chofer, dejar libres las dos primeras filas, usar protocolo especial de limpieza y desinfección en todas las unidades, uso de cubreboca obligatorio para chofer y pasajeros y sobre todo, insistió, exactitud en los horarios de recorrido del autobús, para evitar aglomeraciones en las paradas.

En el caso de los fraccionamientos y avenidas donde hay muchos comercios y mucha gente se concentra en un punto, Forti Sosa propone mercados sobre ruedas dispersos para reducir la aglomeración. “Con el aumento de contagios, la única vacuna es mantener la distancia, pero en la calle no se puede cumplir si no hay espacio ”, subrayó la doctora en Ciencias de la Salud.

Indicó que es necesario crear espacios seguros y  adecuados para el uso de bicicletas, para no saturar al sistema de transporte público. El  fin es garantizar que la gente se pueda desplazar con sana distancia, agregó.

Responsabilidad municipal

Por su parte, Eduardo Monsreal Toraya, del OMSM, indicó que al Ayuntamiento de Mérida le corresponde el ensanche de infraestructura peatonal. “Hay varias vialidades del Centro que presentan remanentes en el arroyo vehicular, que perfectamente pueden reaprovecharse para ensanchar las banquetas, especialmente en inmediaciones de la zona de mercados”.

Agregó que una medida que puede aplicarse perfectamente y de manera permanente, y así abonar a los objetivos del Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable (Pimus) es la instalación de biciestacionamientos en comercios y servicios esenciales, junto con el diseño de intersecciones seguras para peatones y ciclistas.

 “Eso es algo que debería estar viendo el Implan de Mérida, pero hasta el momento se desconoce si están haciendo algo respecto a la contingencia”, apuntó.

Llevamos más de cuatro meses desde el inicio de la contingencia y hasta el momento el Implan no ha dado a conocer nada, pese a que la coyuntura obliga a tomar medidas reactivas, añadió.

En su opinión, la medida del Imdut de reducir la capacidad de autobuses es correcta, sin embargo, su principal efecto colateral es el aumento de filas y tiempos de espera. Para compensar la reducción de la capacidad de las unidades, consideró que la dependencia debe buscar la manera de que los concesionarios aumenten las frecuencias de unidades de transporte público, en algunas rutas, en horas pico.

“Eso no es fácil, implica mucha gestión, recursos humanos y financieros adicionales. Por ello, sugerimos que se diseñe un plan especial de gestión del transporte público que incluya reglas de operación de rutas y un fondo estatal para financiar el incremento de las frecuencias”, enfatizó.

 Transporte, problema añejo

Para Silvia Chi Cervera, arquitecta y maestra, el sistema de transporte es un problema que estaba presente desde antes de la pandemia pero nunca se hizo nada, y ahora el panorama es complicado por el virus. Sin embargo, opinó, no se debe satanizar este servicio ni a los usuarios, sino que se debe contar con un transporte de calidad para minimizar los riesgos de contagio.

Sobre las diferencias entre zonas del norte y poniente, donde se puede observar muy activado el movimiento, pues ahí hay más comercios y centros comerciales que ya abrieron, y el sur de Mérida, que se percibe más tranquilo, indicó que “tiene que ver que si una persona tiene medios que le permiten pagar un hospital privado, se siente segura y por eso se toma ciertas libertades de salir”.

Pero hay otro sector que tiene que salir para trabajar, para vivir, y se sube al transporte con miedo a enfermarse, pero no le queda de otra, subrayó.

Por lo tanto, las autoridades deben hacer alianzas con las universidades y empresas para diseñar una estrategia que reorganice el sistema de transporte, que los espacios de espera sean más amplios, así como quitar aunque sea un carril al auto para tener más lugar seguro para los peatones, restándole prioridad al vehículo.

 

Edición: Enrique Álvarez


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