El futbol es un plano

Las jornadas son intensas. Levantarse por la mañana, desayunar, visitar la obra, acudir a entrenar de 10:30 a 14 horas, comer, regresar a la obra, ir a comprar material, revisar proyectos, preparar los alimentos para el día siguiente, descansar. Y así, de lunes a viernes. Actualmente, por la situación sanitaria no hay partidos los fines de semana, pero en cuanto se reinicien las actividades de la Liga MX Femenil, habrá que sumarle también a este itinerario cotidiano los juegos de sábado o domingo, ya sean de local o visitante. Es decir, de ida y vuelta han sido los meses más recientes de Lupita Worbis desde que, en noviembre del año pasado, regresó al balompié de alto rendimiento para defender los colores del Puebla en la máxima competencia futbolística femenil de nuestro país.

Está habituada al trajín. No por nada defendió durante una década la media cancha en el equipo nacional, tanto en categorías inferiores como en la selección mayor. El buen trato de balón, sumado a una condición física envidiable y un extraordinario tiro de media y larga distancia, la llevaron a adueñarse de la parcela central en el conjunto que nos representó en Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales de Futbol. Nos cuenta que cada eliminatoria significaba en sí un reto mayúsculo, ya que en las rondas de calificación para obtener un lugar en los torneos más importantes había que enfrentarse a potencias mundiales en el balompié femenil, como Estados Unidos y Canadá, verdaderos trabucos en la disciplina y con una estructura bien consolidada al momento de impulsar la práctica de este deporte en niñas y jóvenes. Mientras en México el balón recién comenzaba a rodar para las aficionadas al soccer, en los países del norte del continente ya se jugaban tiempos extras.

No obstante, se logró el pase a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, en los que además se superó la primera ronda, y se obtuvo un boleto para la fase final del Mundial de Alemania 2011, competencia en la que se obtuvieron valiosos empates ante las selecciones de Inglaterra y Nueva Zelanda. Y eso que a diferencia de lo que sucede en el futbol varonil, en el que se otorgan cuatro y hasta cinco boletos, en el futbol femenil de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe (Concacaf) únicamente hay dos lugares. 

“Del Mundial de Alemania, recuerdo que en Wolfsburgo contamos con el apoyo de mucho compatriota, ya que en esa ciudad está la planta de Volskwagen, por lo que teníamos el respaldo de mucha afición mexicana, principalmente originaria de Puebla, que estaba trabajando allá. En cuanto a los Juegos Olímpicos, fue hasta que estuve en Atenas que me di cuenta de todo lo que implica estar en la Villa Olímpica con los mejores atletas del mundo, convivir con ellos en el comedor o tener la oportunidad de verlos competir.”

También participó en la liga norteamericana, ya que en 2013 vistió la camiseta del Washington Spirit. En los campos de Grecia, Alemania, Estados Unidos y México ha hecho del balón su esperanto. Y a los 29 años decidió adentrarse en otro idioma universal: la arquitectura.

Cambio de juego

“Casi a punto de cumplir 30 años, tuve que tomar la decisión de alejarme de las canchas, principalmente por factores económicos. Le debo mucho al deporte, como conocer partes del mundo y obtener una beca educativa, pero la parte económica era complicada”. Fue así que decidió poner en práctica los conocimientos adquiridos en la carrera de arquitectura, la cual cursó en el Tec de Monterrey, campus Puebla. 

“Al principio fue un poco difícil, porque lo que más me gusta es jugar futbol, sólo que en ese entonces no existía una liga profesional como la hay ahora. Así que fue el momento idóneo para aplicar lo aprendido en los estudios”. De tal forma que trasladó la perspectiva panorámica adquirida en el césped a proyectos de cemento y concreto.

“Mi arquitecto favorito es Mies van der Rohe por la aparente simplicidad de sus construcciones y la forma en que sus estructuras sencillas dieron paso a la arquitectura moderna. En cuanto a arquitectas, mi favorita es Zoka Zola, una mujer croata que le apuesta a la arquitectura bioclimática y al uso de energías renovables”.

Así, comenzó a trazar diagonales en espacios semi-cerrados y a levantar paredes con la misma armonía y libertad que las que realizaba en el marco rectangular del campo de futbol. “Lo que también me gusta de la arquitectura es que es una profesión en la que hay mucha autonomía, no necesariamente se cumple un horario establecido en la oficina, lo que me ha permitido combinar mi profesión con mi actividad futbolística en esta nueva etapa”.

La franja de Yucatán

Hoy, Lupita Worbis es delantera del Club Puebla Femenil. Se incorporó al equipo en noviembre pasado. A sus 35 años, en su debut en la Primera División Femenil, anotó un gol y hoy es una de las principales referentes en el equipo poblano. “La apertura de la liga me motivó a regresar a hacer lo que más me gusta y, al mismo tiempo, tomar tiempo para mi carrera de arquitecta”. Ha sabido encontrar el equilibrio entre desmarques y planos. 

Tiene claro que su carrera deportiva tiene una duración previamente establecida. No se sabe cuándo serán sus últimos 90 minutos en uniforme, pero ella ya está preparada para lo que viene. 

“Tengo un proyecto para impulsar el soccer femenino en Yucatán. Justo antes de llegar al equipo del Puebla, abrí una escuela de futbol en Mérida y entrenaba al equipo femenil en una preparatoria. Mi objetivo es que más niñas cumplan su sueño de jugar futbol.”

Así es Lupita Worbis, la delantera que de niña entrenaba todos los días con el equipo infantil sólo para ver los juegos desde la banca, ya que no podía participar en la liga varonil. La futbolista que aprendió a dominar el balón gracias a su mamá, quien le inculcó a ella y a sus hermanos la afición por los deportes. La deportista que en este periodo de aislamiento se mantuvo en buena condición física con sesiones a través de zoom y ejercicios en la elíptica y bicicleta fija. La arquitecta que sabe muy bien que los proyectos duraderos requieren de un cimiento firme. 

Así es la futbolista que hoy continúa sintiendo ese afán por recuperar la pelota, a sabiendas que el mundo es un plano en el que rueda el balón.

Edición: Emilio Gómez