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La Jornada Maya
02/10/2025 | Mérida, Yucatán
La meliponicultura yucateca vive un hecho sin precedentes: por primera vez se puso en marcha el registro oficial de productoras y productores de miel, herramienta que permitirá acceder a programas de apoyo federal, esquemas de financiamiento y procesos de certificación necesarios para llegar a mercados de exportación
El anuncio se realizó ayer, en el marco del foro La Meliponicultura en el Desarrollo Rural: intercambio de saberes y prácticas, que reunió a más de 300 meliponicultores de todo el estado, investigadores, autoridades estatales y federales.
Foto: Facebook Carlos Berín Montero
Con este registro, las y los meliponicultores quedan reconocidos como Unidades de Producción Pecuaria (UPP), lo que les abrirá acceso a créditos blandos, apoyos gubernamentales y programas de capacitación.
“Hasta ahora, la ausencia de un registro oficial limitaba el crecimiento de la actividad. Con esta herramienta, garantizamos que los apoyos lleguen de forma directa a las productoras y productores, fortaleciendo así la cadena de valor de la miel melipona”, subrayó MVZ Jorge Carlos Berlín Montero, titular de la Representación de la Secretaría de Agricultura en Yucatán, quien encabezó las gestiones para lograr este histórico paso.
El evento incluyó tres talleres, seis ponencias magistrales, cinco exposiciones de intercambio de experiencias, dos mesas de negocios con compradores interesados en acuerdos de comercialización con 20 grupos de productores, además de 17 estands entre instituciones de investigación, productoras y servicios de capacitación.
Durante las mesas de negocios participaron empresas exportadoras de miel apis que ya muestran interés en incluir la miel melipona dentro de su portafolio, lo que abre una ventana de oportunidad para posicionar la miel maya en el mercado global como un producto de excelencia.
Foto: Facebook Carlos Berín Montero
Berlín Montero destacó que la abeja melipona, especie nativa de la oenínsula de Yucatán, representa no sólo un legado cultural de los pueblos mayas, sino también una alternativa productiva de alto valor económico y medicinal. Recordó que la civilización maya veneraba a estas abejas como símbolos de vida y prosperidad, tradición que hoy adquiere un nuevo sentido al consolidarse como actividad productiva respaldada oficialmente.
Actualmente, Yucatán cuenta con 368 meliponicultores registrados, que producen alrededor de 5 mil 700 kilos de miel al año. Aunque la cifra es modesta frente a la apicultura convencional, el alto valor de la miel melipona, que alcanza precios de hasta mil 800 pesos por kilo, la convierte en una actividad rentable y estratégica para las comunidades rurales.
Además de la miel, los derivados como la cera y el propóleo amplían las posibilidades de valor agregado en las industrias artesanal, médica y cosmética.
El foro contó con la participación de Mayra Segura Campos, directora del Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán (CICY), quien ha encabezado proyectos de innovación tecnológica para el sector; así como de Mauricio Carmona Arellano, representante del Colegio de Postgraduados Campus Campeche.
También estuvieron presentes productoras que dieron voz al sentir de las comunidades meliponicultoras. Ediht Chan Lara, de la Asociación “Holcaab” Centro de Producción Agropecuaria y productora de miel melipona del municipio de Temozón Sur, expresó que: “El alma de los antepasados está contenta hoy, porque se le está haciendo justicia a la abeja nativa de Yucatán. Esperamos que este beneficio llegue a las comunidades donde está su hábitat, a los pequeños productores que refrendamos que existimos”.
Chan Lara también resaltó la necesidad de vincular la meliponicultura con el rescate de saberes ancestrales, como el bordado tradicional Ishma Nicté, que fortalece la identidad cultural y genera oportunidades en comunidades mayas.
Diana Mendieta, de la asociación Conservación de Abejas Nativas S.P.R de R.L. y productora de Chicxulub Pueblo, destacó que este reconocimiento oficial abre las puertas para acceder a mercados más amplios y consolidar la tradición heredada de sus abuelos.
El foro permitió un diálogo entre ciencia, gobierno y comunidades, sentando las bases para una estrategia integral que combine el saber ancestral de la meliponicultura maya con innovación.
Edición: Estefanía Cardeña