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Octavio Olvera
06/10/2025 | Ciudad de México
Cuando creímos que las maravillas de la ubérrima tierra yucateca estaban circunscritas al rigor geográfico de su territorio, nos sentimos alegremente equivocados al entrar al pabellón de la Semana de Yucatán en México.
Allí aflora el esplendor de su gastronomía, el color de sus atavíos, el romanticismo de su música y de sus trovadores, la hacienda de sus labores y su milpa sabia de siglos produciendo granos. El candor del acento yucateco en cada uno de los stands de la feria regala oro para nuestros oídos con su amabilidad y prestancia.
Creíamos también que nos faltó el mar para sentirnos plenamente en el Caribe, pero ese sentimiento adverso lo disiparon las notas de la Orquesta Típica de Yukalpetén, con la magistral dirección de Pedro Carlos Herrera.
Abrió con el poema de Antonio Médiz Bolio, Caminante del mayab, musicalizado por Guty Cárdenas. La melodía orquestada suplió los caminos blancos de allende la península que van al oleaje de sus aguas turquesas y los stands lo sintieron un poco porque se quedaron por más de una hora semidesiertos cuando los músicos hacían aéreo su repertorio: Peregrina, Quisiera, Beso asesino, Pájaro azul…
La música hipnotizó a los recién llegados vistantes agrupados en el improvisado auditorio en el ala norte, y que en menos de una hora abarrotó la nave que se erige a un costado del Palacio de los Deportes, sobre la Avenida Añil.
En aproximadamente mil metros cuadrados se organizaron cerca de 300 locales en cinco pasillos con la algarabía visual de joyas, golosinas, trajes típicos, calzado, guayaberas, repostería, miel, licores, tejidos para el descanso, juguetes, toda la magia de las manos industriosas los yucatecos.
Creíamos, del mismo modo, que la cultura mestiza era la única protagonista en la fiesta. Pero no. En honor a la herencia precolombina apareció el grupo de música ancestral y danza “Maya ch’iibaal”. Guerreros y guerreras bailando las percusiones y silbatos antiguos, al mismo tiempo que lucían sus altos tocados de arte plumario convocando al lejano pasado, cuando esplendió entre la selva peninsular, nuestros antepasados mayas.
Si ch’iibal significa familia en el idioma maya, luego de que terminó su número hicieron honor a su significado y se pasearon sus integrantes por la feria para abrazar a todos los asistentes que quisieron tomarse la foto del recuerdo con nuestros hermanos yucayecos.
Así mismo creímos que el estruendo invasivo del espectáculo de autos, camiones y camionetas monstruosos “Monster Jam” en el escenario principal, eclipasaría la verbena yucateca; pero ¡qué va! ¡Ganó la cultura del mayab! No cesaba la marcha de asistentes capitalinos para gozar del tesoro yucateco. El ronronéo déspota de los motores fueron apagados por los músicos de Yukalpetén.
Y ahora sí que uno de “los platillos fuertes” fue la carpa gastronómica. Ubicada en la cabezera norte de la nave principal, atrás del escenario, blanca como la tierra yucateca, allí hacían sus esfuerzos las mayoras y sus ayudantes cocineros, en sus también improvisados laboratorios de alquimia culinaria para agasajar el paladar del público. Endebles cocinas donde apuraban los potajes demandados por los comensales que morían por degustar la sopa de lima, el frijol con puerco, el queso relleno, el relleno negro, la cochinita, los panuchos, papadzules y sambutes, acompañados por las inigualables aguas de chaya y de horchata.
Y mueven que mueven los bigotes los papás de los niños que hacen berriche porque quieren otra marquesita a pesar del frío. Y La madre imperativa: ¡No! ¡Ya te dije que no! ¡Primero come y después tu dulce!
Y no falta el rostro enrojecido de la novia que probó su valentía junto con las salsas habaneras… y el novio que ya no sabe como aliviarle el picor. ¡Pero ni el agua de chaya tiene ese don! Solo la paciencia aliviará a la joven del apuro en su paladar.
Después del banquete, en el derrotero de nuestros pasos de pronto se nos aparece de frente el secretario de Economía del gobierno de Yucatán, Ermilo Barrera Novelo. ¿Cómo desaprovechar la ocasión?
—Señor secretario:¿es la primera vez que se presenta este evento en la Ciudad de México?
—No. Se interrumpió por algunos años y la instrucción del gobernador Joaquín Díaz Mena fue volver al Palacio de los Deportes con la “Semana Yucatán en México” y lo estamos logrando.
—¿Qué esperamos de esta iniciativa?
—Esperamos una afluencia de visitantes superior a las cien mil personas a lo largo de la “Semana Yucatán en México”. Esperamos también que los visitantes dejen una derrama económica que superen los 90 millones de pesos en ventas inmediatas, más encuentros de negocios, más ventas que luego se puedan afianzar con contratos, a mediano y largo plazo.
La Semana Yucatán en México se presenta del 3 al 12 de octubre en las instalaciones del Palacio de los Deportes con 270 expositores y más de 30 presentaciones entre musicales, teatrales, clínicas y coversatorios. Su programa y actividades se puede consultar en
la página de Instagram.
Edición: Fernando Sierra