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La Jornada
29/12/2025 | Mérida, Yucatán
Fabiola Palapa Quijas
El bordado maya es un arte que ha sido transmitido de generación en generación en la península de Yucatán. En cada puntada se entrelazan memorias familiares, relatos de la tierra y la cosmovisión de un pueblo que ha mantenido viva una de las expresiones más auténticas del país.
Testimonio de la importancia de esta tradición es el libro El bordado maya de Yucatán: Patrimonio vivo, amplia investigación histórica, antropológica y técnica, con un proceso de participación comunitaria que reconoce la creatividad y habilidad de las bordadoras como autoras, maestras y portadoras del saber textil que les ha dado identidad.
El texto presenta las voces que han sabido enlazar lo cotidiano con lo sagrado, y lo ancestral con lo contemporáneo, como Zelmy Domínguez, de Tekit; Mayra Patricia Chí Pérez, de la comunidad de San José Oriente, Hoctún; Imelda Cocom, de Tekax, y María Dalila Casanova Ferráez, de Muna, entre otras.
“Para mí, el patrimonio es una herencia. Pero antes que nada es un conocimiento que nos dejan nuestros antepasados, abuelas, mamás y papás, y es parte de nuestra identidad. Es un legado de memoria para mí”, comparte Zelmy Domínguez.
La artesana Imelda Cocom expresa que con la profesionalización pueden “aprender más de otras bordadoras”, y con ello fortalecer a su comunidad en lo laboral. “Somos varias bordadoras que, ahora sí que depende de lo que realicemos, podremos ayudar en el sustento de nuestro hogar. Entonces, pues sí, la verdad sí estoy muy contenta, con mucha ilusión”.
“Pues yo la verdad me siento muy contenta porque siempre decía: ‘no sé nada, no soy nadie, ni nada’, y que digan: ‘no, pues estas puntadas que tú sabes valen mucho’, y que las estén reuniendo, porque hay muchas puntadas que se están perdiendo, y que nosotras estemos enseñando a otros, me da alegría. Cuando alguien viene y me dice: ‘ya aprendí esta puntada’, me llena de gozo, me llena de alegría ser parte”, comenta en el libro María Dalila Casanova Ferráez.
Editado por la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta) en colaboración con la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Cultura y la Ciencia (Unesco, por sus siglas en inglés) y la Fundación Banorte, el libro tiene de tema central el Plan de Salvaguardia del Bordado Maya, a partir de diagnósticos comunitarios e intercambios regionales, para impulsar su preservación como patrimonio cultural inmaterial del estado de Yucatán.
Más de 100 acciones
En la publicación se presentan ejes de acción como la documentación, preservación, transmisión, comercio justo, género, educación y visibilización, entre otros, que conforman una hoja de ruta con más de 100 acciones para asegurar la continuidad de esa práctica viva.
También incluye el hito que significó la certificación de más de 200 bordadoras como maestras formadoras y la creación del Consejo Estatal de Bordadoras, pasos decisivos hacia la profesionalización, la gobernanza cultural y la valoración de todos los conocimientos para las comunidades artesanas.
El volumen, además de documentar el significado del bordado, analiza sus técnicas ancestrales, la evolución de las puntadas, la transición tecnológica y la tensión contemporánea entre la producción artesanal y la comercialización, destacando la importancia de un comercio justo que dignifique el trabajo de las mayas.
En cuanto a El bordado maya de Yucatán: Patrimonio vivo, Patricia Martín Briceño, titular de Sedeculta, destaca que es un documento de
primera calidad que “reúne la voz, la técnica, la historia y la sensibilidad de más de 300 bordadoras que participaron en el Plan de Salvaguardia”. Con este proyecto se busca que “el bordado maya en algún momento sea declarado también patrimonio cultural inmaterial de la humanidad porque son saberes ancestrales, y las bordadoras son las encargadas de que se preserve”.
Considera que el libro es una experiencia viva que puede inspirar a otras comunidades a replicar “este modelo de organización, consulta y toma de decisiones”.
Añade: “hablar del bordado maya de Yucatán es hablar de identidad, de memoria y de continuidad cultural, pero también es hablar de autonomía, de oportunidad y de libertad económica para las mujeres mayas. Esto es más que un libro, es un programa, un proyecto que traspasa cualquier administración, pues se trata de las vidas de las bordadoras, de la economía y de nuestro patrimonio vivo de todo el país. Es un mensaje claro de que la salvaguardia del patrimonio cultural sólo es posible cuando lo dirigen quienes lo crean”.
Profesionalización y certificación
En la presentación de este proyecto en Original: Encuentro de Arte Textil Mexicano, la promotora y especialista en textiles Silvia Terán enfatizó la importancia de la profesionalización de las bordadoras, porque hay jóvenes a las que les gusta el bordado, pero quieren tener una carrera, por lo que ahora tienen esta alternativa para el futuro.
Recordó que hace un año se entregó la certificación a 200 bordadoras, lo que fue un aliciente, porque merecen que su actividad sea reconocida de manera profesional. Agregó que con el Plan de Salvaguardia se pretende que las escuelas de educación básica brinden la materia de bordado y se conozca el contexto histórico de ese arte ancestral.
El representante de la Unesco en México, Andrés Morales Arciniegas, en su texto incluido en el libro señala que El bordado maya de Yucatán: Patrimonio vivo es fruto del trabajo incansable de la comunidad de bordadoras de esa región.
“Hemos colaborado con cerca de medio millar de bordadoras por medio del programa Bordamos en Comunidad, con el propósito de fortalecer sus capacidades socioeconómicas y garantizar los derechos de las mujeres artesanas mediante la salvaguardia de una de las manifestaciones culturales más significativas de su patrimonio.”
El libro El bordado maya de Yucatán: Patrimonio vivo también se presentará el 22 de enero en Yucatán, con la presencia del gobernador Joaquín Díaz Mena.
Edición: Ana Ordaz
