Nueve elementos de la Cruz Roja han padecido COVID-19 en Yucatán

La Cruz Roja Mexicana es una institución que brinda apoyo en momentos de desastres y de emergencia. Durante la presente pandemia de COVID-19, paramédicos y voluntarios han ido al frente de la batalla junto con más personal médico y de salud.  

En Yucatán, desde marzo, han atendido a más de 850 personas contagiadas o sospechosas; 600 de ellas en Mérida. En promedio, realizan 15 servicios diarios relacionados con el coronavirus.

Por sus labores, nueve elementos de la Cruz Roja se han contagiado de COVID-19; uno en Mérida, cuatro en Progreso y otros cuatro en Hunucmá. Sin embargo ya se han recuperado y están de vuelta a sus labores, reveló Fernando Estrada Novelo, coordinador estatal de Socorros de la institución.

No obstante, agregó, por sus constantes labores, muchos también enfrentan problemas de estrés, ansiedad y cansancio, por lo que la institución también les brinda apoyo sicosocial,  

Estrada Novelo indicó que desde que se tuvo noticia de los primeros contagios en el mundo, la institución empezó a preparar a sus elementos, por lo que se impartió talleres de bioseguridad institucional para los coordinadores estatales, en los que les ofrecieron todo lo necesario para enfrentar esta pandemia, cómo abordar al paciente, el correcto uso del equipo de protección, desinfección de vehículos, entre otros temas. 

Dichos conocimientos se compartieron a los demás miembros en los estados donde tienen presencia para comenzar con los operativos. 

En general, indicó, desde marzo y hasta este 4 agosto habían atendido a más de 850 personas contagiadas o sospechosas, y la mayor carga de servicios se da en Mérida. 

Al inicio, reconoció el socorrista, había un ambiente de incertidumbre y temor entre el personal sobre cómo manejar la pandemia, pero con la capacitación y al paso de los días todo cambió, además de saber que su labor es fundamental para el bienestar y salud de las personas.

De acuerdo con el entrevistado cada servicio de ambulancia solicitado, sea o no por COVID, se activa el primer protocolo de bioseguridad, que consiste en portar cubrebocas, protección ocular, guantes, y evaluación a distancia de los pacientes y se la traslada a un hospital de ser necesario.

Problema sicosocial

Debido a  la pandemia se presentan diversas reacciones relacionadas con el estrés, destacando el miedo a contagiarse del virus, temor a infectar a familiares, afectaciones al saber que un compañero resultó infectado o el fallecimiento del mismo. “El hecho de portar el traje de protección durante el tiempo que se sale al servicio, se atiende al paciente, se entrega al hospital, regresa a la base, se desinfecta la ambulancia, ellos mismos, ocasiona un agotamiento tanto físico como emocional”, detalló.

Al menos unos tres elementos de Mérida han recibido atención de expertos sobre este tema, y otros han recibido pláticas además que se van rotando los horarios y las áreas; unos días atienden pacientes COVID y otros los demás servicios; si es necesario, se les proporciona días de descanso.

Por otro lado, comentó que hasta el momento no han recibido agresiones, sin embargo algunas personas muestran actitudes negativas al momento de  atender a un familiar sospechoso; reaccionan de manera agresiva, pues no aceptan que se traslade al paciente. En ese caso, no se les obliga pero se les insiste que se puede complicar la condición de la persona. “Piensan: si lo llevas al hospital ahí se va a morir, y eso retrasa la atención”, subrayó.

Por último hizo un llamado a la sociedad a seguir las medidas de salubridad e higiene que indican las autoridades sanitarias, además de mantener la sana distancia y evitar la convivencia social, sobre todo, ya que en su opinión aún falta mucho tiempo de esta pandemia, no se ha llegado al pico máximo en el estado.

De no hacer casos las recomendaciones, advirtió, los hospitales pueden saturarse y no recibir una atención adecuada a falta de espacio.

Edición: Enrique Álvarez