Crónica de una jornada laboral de un médico en área COVID

Vocación y sacrificio: Día del Médico
Foto: Marco Peláez

Una noche antes de que el doctor Carlos entrara por primera vez al área COVID, soñó que se subía a un toro blanco. Que lo zarandeaba duro y trataba de no caerse al suelo abruptamente. Sin ver rostros, escuchó voces que le decían: “Tú puedes”.  

A la mañana siguiente, sin previo aviso, ni capacitación y tampoco equipo de protección proporcionado por el hospital, le piden que entre al área COVID del nosocomio en donde labora porque hay un paciente que se está asfixiando, le falta el aire y su estado es crítico. Fue el primer doctor especialista en intubar a un paciente en ese hospital de Mérida. Entre sus compañeros, cada uno aportó de lo que traía para vestirlo y protegerlo lo más posible, sin embargo, ahora ya con meses de experiencia, confiesa que estaba desprotegido y no se contagió “solo porque Dios es grande”.

Es anestesiólogo y una de sus labores es la intubación, labor que le lleva entre una hora u hora y media, pero la situación era de vida o muerte. El paciente tenía dificultades para respirar desde una noche antes y estaba a punto de dejar de hacerlo. “Entré como loco y el paciente estaba en muy malas condiciones, tanto que después de intubarlo, cayó en un paro cardíaco. Me impactó la frialdad de cómo el médico que tenía tiempo en el pabellón tomó la situación. Quería hacer más por el paciente, pero me dijo: No doctor, hasta aquí llegamos. Hora de fallecimiento, 12:17 horas”.

A Carlos le tomó diez minutos reaccionar: “llegué saludando a un paciente que se estaba asfixiando y entregué un cadáver”. Cuando salió del área COVID no se bañó, nada más se quitó el equipo. Desde ese día, Carlos y sus compañeros exigieron al hospital que se les entregue equipo médico de protección para su labor, no podían exponerse al contagio y tenían que recibir capacitación para enfrentar a una epidemia de las que nadie les habló en su facultad.  

Equipo de trabajo, clave para el desempeño médico  

En el área COVID no se puede ingresar papel ni objetos externos, quien está laborando en el interior y quiere comunicarse con diferentes departamentos de la clínica tiene que hacerlo por medio de una persona monitor. El monitor (por lo general médicos familiares que daban consulta) es la persona encargada de vestir y estar pendiente de lo que el médico requiera durante su jornada, auxilian solicitando análisis médicos en caso de que algún paciente lo necesite, también se encarga de retirar el equipo de protección personal del médico. “Si necesito que se saque análisis de sangre, el monitor es quien lo lleva al laboratorio; si necesito una interconsulta con un cardiólogo o neurólogo él realiza la solicitud escrita.  

También tienen que ver que ninguna parte de mi cuerpo esté expuesta cuando me pongo todo el equipo personal de protección”, explica el especialista.

El monitor no ingresa al área COVID, se comunica con el especialista por medio de llamadas telefónicas con teléfono físico o por celular, los doctores tienen que proteger su celular también. Además del monitor, se les asigna un estudiante de primer año en medicina interna que ayudará también a atender a los pacientes.

Para trabajar en el área COVID, muchos doctores compran con su dinero equipo personal de protección. Entre ellos, intercambian tips de dónde pueden comprar más equipo para su protección, ya sea de venta en línea o de manera física.  

Carlos comparte que los goggles que da la clínica son esterilizados a diario (en vez de ser desechables) y eso hace que se desgasten y lastimen la piel, por lo que tuvo que comprar una “full mask”.

El anestesiólogo describe paso por paso el material médico que tiene que ponerse, lo hace de memoria, como si se tratara de una receta: “primer par de guantes, desinfectas de nuevo, segundo par de gorros, vuelves a lavarte las manos”.  

En área COVID  

El doctor recuerda que cuando recibió la plática de capacitación le dijeron que por pabellón habría entre doce y catorce pacientes; sin embargo, ha atendido hasta a 28 pacientes.  

Los pacientes cuentan las 24 horas con atención del equipo de enfermería y rotan por equipos cada cuatro horas.

Cuando ya están dentro del área COVID, los enfermeros o enfermeras acuden al doctor para decirle qué paciente necesita atención prioritaria: “Por favor venga a ver al de la 113 o venga a ver a la de la 115. Eso es lo que dificulta la visita médica COVID, en vez de una enfermedad convencional, ellos te llaman por el que no ha podido orinar o por el que no ha querido comer o por el que no puede respirar y es empezar a ayudar al mayor número de gente posible”.

 

También te puede interesar: Personal médico de Campeche, temeroso de posible rebrote de coronavirus

 

El equipo de enfermería también le pide atención de pacientes que no le corresponden a su pabellón asignado, “cuando tu entras y ves las necesidades de los pacientes, y el personal de enfermería que está dando todo de sí, tú tienes que ir, es tu labor como médico, como humano, es un paciente que no ha sido atendido por un médico por horas y eso es lo que hace difícil el pase de visita, pierdes la continuidad. De repente, te das cuenta que sólo has visto dos camas de las que te corresponden y el tiempo está corriendo”.

Dentro del área COVID también están pacientes que requieren de atención especial, como diabéticos, pacientes siquiátricos, personas con síndrome de Down o con parálisis cerebral.  De hecho, actualmente, los médicos de Yucatán solicitan a sus superiores atención especial para los pacientes que tienen una patología “No COVID”.  

Como si se tratara de un túnel, el doctor pierde la noción del tiempo, pero también se olvida de uno mismo. Los médicos también tienen que regular el oxígeno a los pacientes, darle lectura a los análisis clínicos antes solicitados y sedarlos.    

Al término del pase de visita, el doctor escribe en una computadora que está en el área COVID (con todo el equipo de protección que lo viste). Consiste en un reporte de actualización del estado de salud de los pacientes, “a esa hora ya estás todo sudado, tienes que escribir a pesar de que los guantes te cortan la circulación y tus googles están empañados”. Este reporte lo espera la dirección del hospital, para que las jefaturas de cada área estén al tanto de la evolución de cada paciente.  

Antes de salir del área COVID, el doctor tiene que dejar indicaciones que cumplirán los enfermeros.  

“En lo que me desvisto, el estudiante que entró conmigo me ayuda a terminar el reporte. Yo me despido de los pacientes y los enfermeros. Mi monitor ya me está esperando, tenemos una zona que tiene un lavabo y dos botes de basura y alcohol en gel. A través de una puerta de cristal, mi monitor me habla y hace señas para que lo pueda entender y así, empezar a retirarme el equipo de protección personal”, explica el doctor.  

Cada que se quitan una pieza de vestimenta, se tienen que lavar las manos. Al final, solo se queda con el uniforme de quirófano y el monitor le entrega una bolsa con jabón, shampoo, ropa, toalla, etcétera. Cada quien arma una bolsa con sus cosas personales que trae de su casa.  

Al final, el doctor entra a un baño comunitario con tres regaderas divididas por una especie de biombo delgado: “Hay de todo, hay quien canta en la regadera, conversan”.  

Después, junto con una trabajadora social, le marca a los familiares de los pacientes con COVID-19 para informarles del estado de salud de su familiar. “Máximo le dedicamos 5-7 minutos a cada familiar, nos encantaría darles más tiempo, pero no hay. Hay quien dice que no le digan de la enfermedad a sus vecinos, que no paguen nada del hospital hasta que salga, otros le mandan saludos a su familia”.  

Vocación al servicio  

Carlos relata de manera clara y recia toda su jornada laboral, pero al preguntarle qué les recomienda a las próximas generaciones de doctores, sus ojos se nublan: “La medicina va mucho más allá de los medicamentos, es una parte humanitaria que va más allá de tu persona. Cuando entré la primera vez a intubar y muchos me regañaron porque no tomé las medidas de protección necesarias, no pensé en mí. Cuando yo reaccioné, me dije: me aventé a la muerte y a mi familia también. Recomiendo que si no tienes la vocación, y no estás dispuesto a dejar a tu familia, a tu salud, no lo hagas, no empieces a estudiar medicina”.

Edición: Elsa Torres


Lo más reciente

En un drama total, los Tigres emparejan la serie en el Victor Cervera ante los Leones

Más de 4 mil aficionados presenciaron un duelo que cerró 6-5

La Jornada Maya

En un drama total, los Tigres emparejan la serie en el Victor Cervera ante los Leones

Ecuador recibe denuncia contra el diplomático mexicano Roberto Canseco

El funcionario intentó impedir el asalto a la embajada en Quito y la detención de Glas

Arturo Sánchez Jiménez

Ecuador recibe denuncia contra el diplomático mexicano Roberto Canseco

Protección Civil nacional presenta en Quintana Roo el nuevo protocolo ante huracanes

La prioridad será fortalecer la cultura de la prevención

La Jornada Maya

Protección Civil nacional presenta en Quintana Roo el nuevo protocolo ante huracanes

Tribunal ordena al Congreso de Jalisco despenalizar el aborto

Tras la decisión, será la entidad número 13 en derogar el delito por interrupción del embarazo

La Jornada

Tribunal ordena al Congreso de Jalisco despenalizar el aborto