La pandemia ocasionada por coronavirus (COVID-19) ha traído desesperanza para algunas personas, mientras que para otras ha dado la oportunidad de retomar saberes que generan nuevos encuentros, tal es el caso de Lucía Calderas, la poeta que se ha atrevido a bordar sus letras, más rostros de quienes quiere y le significan, lo que ha ocasionado que surjan seguidores de su arte.
Lucía ha sido yucateca por adopción, pues ella nació en Monterrey en 1999, pero por alguna razón ha radicado en diversos momentos de su vida en Yucatán.
Así como otras personas, a ella le tocó lidiar con la llegada de la pandemia por coronavirus (COVID-19) y el confinamiento que trajo consigo, situación que le generó en algún punto tristeza y ansiedad por pasar muchas horas frente a una computadora porque su vida cotidiana se había volcado a la virtualidad.
Como una manera de enfrentarse a esta modalidad, ella retomó el bordado mientras tenía clases y otras reuniones.
“Comencé el bordado como una forma de lidiar, tiempo después tomó otra dimensión un poco más profunda porque ya no era sólo una entretención sino algo que implicaba involucrar mi mente y mi cuerpo”, describió.
Ella no es nueva en el arte textil, pues recuerda que desde niña acompañaba a una de sus abuelas a bordar las servilletas para las tortillas, cubrealmohadas y manteles, para después venderlos, pues de esa forma obtenían ingresos.
“Fue un reencuentro con la memoria afectiva, recuerdo a mi abuela”, comparte la joven que se ha familiarizado más con el bordado a tal grado de que hay quienes le dan valor monetario a su trabajo.
Lucía ha hecho lo que quizá pocos poetas han hecho, publicar su trabajo en el arte textil, pues ella bordó un poema propio que lleva por nombre ‘Pez sobre la piedra’, que para su sorpresa, alguien se interesó de inmediato en llevárselo consigo.
“Fue una forma de experimentar el hecho de bordar palabras y también una manera de autopublicarme, hacer que mi trabajo llegue a la gente y mezclar las dos artes. Es algo que nunca había hecho y esta fue una pieza única”, expresó.
Después, se interesó en bordar rostros, sobre todo de las personas que ella extrañó durante el confinamiento.
“Lo más lindo de hacer los rostros, además de los poemas, es que me ha permitido observar más a la gente, sus rasgos. En el encierro me sentía muy lejos de las personas y estaba triste. Dije: tengo que encontrar una manera de recordarme la presencia de las personas”, refirió.
Intervenir los rostros de las personas a través del bordado le toma hasta dos días.
Posteriormente a ese trabajo personal, surgieron seres interesados en pedirle retratos para regalar.
“La gente me va mandando fotos que les gustan de la gente que quiere. He bordado muchas mascotas también y es muy lindo saber que sus seres queridos son los animales”, agregó.
Recuerda con gusto un retrato que hizo referente a una fotografía de una chica con su perrito para regalárselo a su abuela.
“Cuando lo vio, se puso a llorar porque a su abuelita le gusta mucho bordar, pero ella ya no puede porque no ve. Ese regalo me conmovió muchísimo”, apuntó.
El trabajo de Lucía es posible hallarlo a través de la página de Instagram @hilodelu y los precios de su trabajo varían de acuerdo a los tamaños y el proceso que implique, además puede hacer envíos a toda la República Mexicana.
Edición: Laura Espejo
El mexicano se impuso por decisión unánime al cubano William Scull y recuperó el cinturón de la FIB
La Jornada
El grupo de participación estatal mayoritaria integra a los aeropuertos de Palenque, Chetumal y Tulum
Gustavo Castillo García
Los afectados presentaron sintomas de intoxicación por fármacos tras consumir alimentos contaminados
Efe
La FGR indicó que Murguía Santiago fue trasladado a la CDMX
La Jornada