Xmatkuil, oportunidad de negocios

Paul Antoine Matos
Foto Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

26 de noviembre, 2015

Los árboles cubriendo un camino de terracería con hundimientos y prominencias, anuncian la llegada de una camioneta pick-up a un rancho. La reja de madera se abre, mientras decenas de vacas, toros y caballos, recorren los establos. Las gallinas y patos se atraviesan entre las piernas de un hombre calzado de botas y protegido del brillo solar por un sombrero.

Es el estilo de vida del empresario ranchero, como Helbert Torres Cámara, uno de los cientos de ganaderos que, en total, cuentan con 15 mil 230 predios en Yucatán, según el Fondo de Garantía y Fomento Agricultura, Ganadería y Avicultura (FIRA).

Entre la tierra, el calor y la humedad, los ganaderos han enfrentado, en los últimos 20 años, una serie de crisis en el sector, de las que apenas se recuperan. La Feria Yucatán Xmatkuil, como cada año, marca el momento en que realizan negocios y sus mejores animales obtienen reconocimientos por su calidad.

En la feria se presentan 625 reses de distintas variedades, como cebú, nelore, charolais o indubrasil, pertenecientes a 93 empresarios de 50 ganaderías, tanto de Yucatán como de Quintana Roo, Tabasco y Michoacán; este último con la presencia del rancho Galeana, propiedad del político Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Para José Ramón Lory Morales, gerente de la división pecuaria de El Tentemozo, la ganadería está saliendo de una crisis que duró 20 años, provocada por el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), la competencia con los Estados Unidos y las dificultades económicas de México, así como el cambio climático.

Dicha situación generó que los ganaderos vendieran a sus animales, por lo que el hato del estado se perdió, los potreros también y varios ranchos se abandonaron, provocando escasez de ganado y eso tuvo como consecuencia que los precios se dispararan en el último par de años, explicó.

“Hace seis años, un toro gordo de 500 kilogramos valía entre 12 mil y 15 mil pesos, ahora un becerro de 200 kilos se vende a 15 mil pesos, mientras que un toro gordo vale entre 22 mil y 25 mil pesos”, indicó.

“Para trabajar en la ganadería deben cuidarse las áreas para la eficiencia de producción. La sanidad, con la prevención de enfermedades y aplicación de vacunas; la administración, la nutrición y la genética son las puntas de una estrella que debe cuidarse y manejarse”, comentó.

Henry Erosa Correa, del Rancho Candelaria, en Sucilá, reconoció que en los últimos años ha habido mejoría en el precio del ganado, aunque lo reinvierten para la modernización de las instalaciones; que son demasiados rústicas, y para la mejora genética de los animales.

Sin embargo, enfrentan el problema de la migración: los rancheros abandonan el campo en busca de mejores sueldos en Cancún o las grandes ciudades. Esto porque las ganancias no son suficientes para pagar más de dos salarios mínimos. Entonces optan por abandonar los ranchos.

“Sí ganan más, pero trabajan muchísimo más; no imponen sus condiciones y lo hacen sin chistar durante 12 horas o más. Pero cuando llegan quieren ganar lo mismo por la mitad del tiempo de trabajo, que son alrededor de seis horas”, manifestó.

Expresó que “el campo no es fácil. Hay que trabajarlo y sufrirlo para poderlo entender. No hay aire acondicionado y cuando llueve hay que mojarse y meterse al lodo. Incluso a los hijos de los rancheros no les gusta, pero los que nacimos y vivimos de esto lo compensamos con las satisfacciones del éxito”.

[h2]Genética ganadera[/h2]

Para los rancheros, una de las actividades que les permiten mejores ingresos es la genética, a través de la selección de las mejores vacas y toros para su reproducción, lo que permite que los descendientes se vendan al mejor postor y el linaje crezca. Para ello hay dos procesos, la inseminación artificial y el trasplante de embriones.

Sobre el primer procedimiento, Erosa Correa señaló que es el más sencillo y se utiliza desde hace 45 años en Yucatán. Además, él fue de los primeros en tomar un curso sobre ella en el ex rastro municipal de Mérida. Consideró que se trata de un sistema sencillo y práctico, cuyo uso está generalizado, mientras que en el trasplante de embriones es más técnico, mencionó.

A través de hormonas, medicamentos y medicinas se puede lograr que una sola vaca, con el historial genético indicado, tenga varios embriones buenos, comentó. El semental procrea con la vaca y se fertilizan; después de ello, el médico revisa cuáles están vivos, lo que permite congelarlos en nitrógeno líquido, o bien sean implantados en fresco en otras vacas nodrizas, explicó.

En fresco tiene un éxito del 70 por ciento, mientras que congelado del 30 por ciento, agregó.

El procedimiento permite que una vaca y un semental tengan hasta 30 crías anuales, repartidas en las vacas nodrizas, las cuales no están relacionadas consanguíneamente, mencionó.

“Un buen plan de inseminación o un trasplante de embriones, o cuando aparece un animal sobresaliente da mucho gusto porque son logros”, expresó el ranchero.

Indicó que los precios se adecúan a las características del ganado. Por ejemplo, una vaquillona donadora puede valer entre 100 mil y 150 mil pesos, mientras que un toro con excelentes cualidades, cuyo padre y abuelos hayan tenido varios campeones en diversas áreas, puede alcanzar los 35 mil dólares.

Señaló que los híbridos, la cruza entre dos razas, se realizan para buscar algo diferente y llenar un mercado, por lo que estos animales son se compran para consumo alimentario.

[h2]Exportaciones[/h2]

Juan Manuel Conde Mena, presidente de la Asociación de Criadores de Ganado de Registro de Yucatán, señaló que en el estado hay alrededor de 650 mil reses, mientras que se vende tanto a nivel local como nacional. En cuanto a la exportación, apuntó que Belice, Guatemala, Costa Rica y, en menor medida, Honduras, Nicaragua y Panamá, son los principales clientes.