Verónica Camacho Chávez
foto Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

17 de noviembre, 2015

El contacto fue como casi todo el mundo lo hace, hoy en día: a través de Facebook. Simplemente nos dimos a la tarea de ser “amigos virtuales”. Una vez obtenida su respuesta nos citamos en la Plaza Grande, sitio preferido para los encuentros y desencuentros de los yucatecos.

Ya visualizados y reconocidos, parecía que teníamos la confianza de muchos años y que simplemente era un reencuentro para ponernos al día de nuestras vidas.

Alta, delgada, sinónimo de feminidad, Bárbara platica de sus inquietudes: le gustaría que la gente sepa que la vida de un artista no es miel sobre hojuelas, es un ser humano que tiene problemas y que se tiene que levantar cinco veces más que una persona normal, por su situación de mujer transgénero. 

“Como artista independiente me tomé el trabajo de escribir un libro, mismo que estoy promocionando; ahí está contenida mi vida desde los seis años hasta que deje de escribirlo; quizá haya una segunda parte porque seguimos haciendo historia. Ahora estoy festejando más de 35 años de vida artística. Empecé muy joven, lo que me ha dado mucha experiencia, mucha madurez y una trayectoria en cine mexicano, como el que hice junto a Alfonso Zayas y Carmen Salinas. También he hecho mucho teatro de revista, no he parado, tengo muchos proyectos, estoy como productora, saqué mi calendario 2014, y quiero hacer mucho más”.

[h2]Lo inicios[/h2]

“Desde que tengo uso de razón, desde que me di cuenta de la vida, de mi existencia, desde que era Leonardo, me di cuenta de que era una niña atrapada en el cuerpo de un niño que soñaba con ser niña. Ahí empezó todo el proceso, todo lo que ha implicado ser el personaje que ahora soy”.

Señaló que ha luchado con uñas y dientes; que a partir de esa etapa de los seis u ocho años, cuando se paraba frente a un espejo, se vestía con una sábana y los tacones de su mamá.

“Me pintaba hasta con merthiolate y aunque parecía un payasito me sentía mujer y ahí empezó el cambio. La lucha fue conmigo misma, aceptarme y darme cuenta de que no era un niño normal, que había algo en mí diferente que además provocaba un rechazo, un sentimiento negativo de los demás hacia mí, lo que ahora llamamos bullying. Desde la primaria, secundaría, toda esa etapa de la niñez-adolescencia, fue terrible, porque despiertas a un mundo que cuando no tienes la información, ni la educación, ni el apoyo. Puedes caer muy bajo”.

Pero, indicó, que cuando ya se tiene esa chispa, todo se va dando, aunque es muy difícil, porque incluso llegó a pensar en el suicidio, por el rechazo de su madre que era homofóbica, “pero mi padre era todo lo contrario, era mi alcahuete”.

“En el libro que estoy promocionando expreso todo eso. Incluso hice una adaptación para teatro que se llama Mujeres. Es un monólogo y ahí planteo que mi papá me pegaba, pero la realidad es que era mi mamá la que lo hacía, me rechazaba y me decía cosas con las que me rompía el corazón, pero la comprendo ahora, porque su único hijo varón decidió ser diferente, la burla, el hazmerreír de sus amigas. Eso a fin de cuentas me motivó para superarme y como le decía a mi madre, “quiero que estés orgullosa de tu hija”, quizá si hubiera sido un muchacho heterosexual, hubiera sido delincuente, adicto; y, sí, soy diferente, pero tengo valores, muchas ganas de ser aceptada y querida”.

“A veces me imagino qué hubiera sucedido si me hubiera casado. Si hubiera tenido una esposa no me sentiría a gusto como ahora, y “el mundo no sería lo mismo sin Bárbara Fox”.

[h2]La motivadora[/h2]

“Soy motivadora, me gusta hablarle a los jóvenes, a las otras Bárbaras, para demostrarles que los sueños se pueden hacer realidad, siempre que luches por ellos: si quieres dinero y fama levántate de la cama”.

Por eso, aquí sigue, viviendo esta etapa de su vida ya más madura, en la que a pesar de que hoy en día pareciera que hay más apertura, sigue sufriendo discriminación; por eso le gusta apoyar a los jóvenes.

“Recién estuve en un foro para estudiantes de la UADY, una mesa panel, para presentar el cortometraje que hice con ellos, además de presentar mi libro. Hablamos de esos temores, no sólo de preferencias sexuales, sino existenciales, y por eso agradezco a Dios y a la gente que me ha aceptado y me sigue apoyando para seguir adelante. Sé que nadie es monedita de oro, pero mientras yo esté bien conmigo misma, el único que me juzgará es Dios; hay mucha gente que no me ve con buenos ojos, sino como mala persona, por el machismo tan arraigado”. 

Desde que tuvo uso de razón se veía desnudo y no le gustaba lo que veía, pero cuando tuvo la mayoría de edad y ya trabajaba, pudo ahorrar para realizar una idea que fue madurando de a poco, “una idea que es un viaje sin regreso: decidí operarme”.

“Conocí a un cirujano maravilloso en quien confié, porque hay mucho charlatán, y más en esa época que todo eso era nuevo. Todo fue dándose estas alturas me pregunto cómo me atreví a hacer algo tan fuerte, porque soy una persona introvertida, tengo mil complejos y traumas, pero decidida y aquí estoy”.

“Ahora soy Bárbara Fox, como artista. Andrea Morena, es mi nueva identidad; legalmente fue más fácil, porque ahora todo se puede hacer, no tuve problema; ya soy mujer completamente legal, porque no soy travesti. Como artista soy vedette, canto y actúo, produzco mis propios discos, soy polifacética y polémica”.

Comentó que hasta hace un año estaba trabajando en la ciudad de México, pero un mal amor la trajo de regreso a Yucatán. Aquí ha participado en diversos festivales, Cultura, Otoño Cultural, recientemente estuvo en Conkal, y participará en el Festival de Jóvenes Creadores, donde le entregarán, el viernes 20 de noviembre, un reconocimiento por su trayectoria. Además, el domingo 29 de noviembre estrenará Caperucita Roja, el musical, donde realizará el papel; la abuelita. 

Bárbara Fox también participó en la película Total Recall, filmada en la ciudad de México, de la que fue protagonista Arnold Schwarzenegger. Así pues pudo conocer cómo se hace una película de Hollywood.

“La historia fue muy curiosa, porque sólo estaba acompañando a una amiga que hizo el casting y como estaban buscando a mujeres altas, grandotas, que tuvieran el aspecto de gringas, pues me escogieron. A pesar de haber sido una producción a todo lujo nos trataron mal en ese momento, porque los estadunidenses con los que trabajamos eran un poco racistas, pero fue una experiencia muy bonita. Fue de las primeras películas que hice”.

Nunca ha hecho un papel de travesti, ni de gay; siempre ha sido una actriz, “que es lo más complicado, porque si para una chica es difícil la actuación; en mi situación, mucho más”. A pesar de que ahora ya hay muchas actrices como ella, aún no se logra romper esas barreras del transexualismo.

“Me gustaría que me apoyaran para hacer una telenovela sobre el tema de transgénero; sobre una historia de cuatro chicas transgénero, unidas por azares de la vida, que cuenten su historia, que lleven su mensaje a los jóvenes. Mi otro sueño es trabajar con Pedro Almodóvar, que en sus películas toca esos temas y tiene personajes transexuales, como la Bibi Andersen”. 

La actriz expresó que para ella es muy importante que se sepa que no todos los mexicanos son delincuentes o que viven de la prostitución y la drogadicción; pues, en general, los artistas, sobre todo si son transexuales o con diferentes preferencias sexuales, están estereotipados.

“Habemos mucha gente luchadora, productiva, trabajadora y decente. Yo mantengo la frente en alto, camino muy tranquila en la calle, la gente me aprecia; No tengo que esconderme del mundo. Los que piensan eso es por ignorancia, por falta de información; pero ya estamos creciendo, aunque sea a marchas forzadas; la comunidad lésbico-gay, transexual y bisexual, ya está alcanzando niveles importantes, pero me preocupa un poco, porque hay cosas que se manejan bajo el agua. Por eso me gustaría que todos los medios de comunicación apoyen a las artistas que estamos luchando”.

Respecto a los que se visten para caricaturizar a la mujer, indicó que no está de acuerdo con esos espectáculos, porque hay muchas groserías.

“Tengo un espectáculo que se llama Burlesque, que es una adaptación, que estuvo en el Otoño Cultural y del que la gente salió feliz de haber visto un espectáculo limpio, completo, muy sano- Eso es lo que se vende, no la mofa ni la grosería, pero hay gusto para todos”.

“Sentirte bien es parte de la magia del espectáculo; esta carrera es muy bonita, requiere de constancia, de resistencia y el aplauso del público es el alimento. Incluso esta entrevista con La Jornada Maya, es una compensación de todas esas lágrimas, de todo ese sufrimiento, de esa lucha de todos los días de tratar de ser una mejor persona, una gran artista”.


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