Campañas contra dengue y chikungunya, tardías pero correctas

La Jornada Maya
Paul Antoine Matos
Foto Rodrigo Díaz Guzmán

9 de noviembre, 2015

A pesar de haber organizado correctamente campañas de abatización, descacharrización y fumigación contra el mosquito transmisor del virus chikungunya, las autoridades estatales actuaron a destiempo para evitar que la enfermedad se convirtiera en la epidemia que hoy aqueja a Yucatán, declararon el epidemiólogo Alejandro Enrique Flores Guerrero y la maestra en gobierno y políticas públicas, Cinthia Elvira Cruz Escudero, al ser cuestionados sobre la presencia de la enfermedad en la entidad.

En entrevista con La Jornada Maya, ambos académicos consideraron que la epidemia es consecuencia de un problema de difusión y comunicación del gobierno estatal y, específicamente, de la Secretaría de Salud, a pesar de que la entidad cuenta con la preparación y herramientas suficientes para informar a los ciudadanos de situaciones críticas.

Para Flores Guerrero, docente en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), las autoridades tienen, ante cualquier problema de salud pública, “una responsabilidad ética, social, económica y humanitaria, de informar adecuada, oportuna y claramente a la población sobre lo que puede pasar, qué es lo que pasa y qué se hará para que disminuya el problema y enfrentar las consecuencias de la epidemia”.

Por su parte, Cruz Escudero, profesora de la carrera de ciencias políticas y comunicación en la Universidad Modelo, manifestó que la aparición de nuevas enfermedades debe ser atendida, estudiada e informada a la sociedad con el fin de que los mismos ciudadanos tomen las precauciones adecuadas para evitar un mayor contagio.

“Cualquier enfermedad que llegue a Yucatán tendrá un costo político para el gobierno en turno, ya que la gente le culpará. Por lo tanto, reducir el impacto de sucesos como el chikungunya evitará un problema de salud crítico, el cual genera un mayor gasto del erario público en el combate”, consideró.

El epidemiólogo de la UADY expresó que no se tomaron las medidas a tiempo, por lo que ser fatalista y decir “de cualquier manera nos iba a llegar” impide que se trabaje en la salud comunitaria, en la cual la sociedad, además del gobierno, están involucrados.

“Se pudo haber revisado el comportamiento de las epidemias previas de dengue –pues el mismo vector transmite ambas enfermedades­– para saber dónde enfocar la prevención”, indicó.

“Yucatán es el único estado del país que cuenta con un equipo de transporte para atender a pacientes infectados con el virus del ébola. Mientras ese virus estaba en África, nos estaba entrando el chikungunya por atrás”, manifestó.

Señaló que un factor para no comunicar a tiempo la presencia del virus fue el turístico, pues se quiso evitar afectaciones a este sector, como ocurrió en Cancún hace 30 años, cuando se vivió un brote de paludismo y no se informó a los visitantes de la situación. “El turista debe estar informado sobre lo que ocurre y las medidas preventivas”, agregó.

Flores Guerrero consideró que se contaba con la tecnología suficiente para informar a los ciudadanos de la llegada del chikungunya, con los medios de comunicación, el Internet y las escuelas, pero es algo que “hay que hacerlo y no esconderlo o tergiversarlo”.

“Es una responsabilidad de distintas dependencias estatales, no sólo la Secretaría de Salud, también debe incluirse la Secretaría de Educación, el área de Comunicación y también de Gobernación”, enfatizó.

Indicó que la información debe darse seriamente, no sólo a través de campañas musicalizadas que no comunican lo que en realidad sucede.

Cinthia Cruz Escudero coincidió con Flores Guerrero al señalar que las autoridades cuentan con herramientas para difundir y enfrentar este tipo de situaciones. “Existen manuales en las secretarías de Salud, tanto estatal como federal; además, tienen experiencia en el manejo de medios de comunicación”.

Se realizó una mala planeación en los meses lluviosos, a pesar de que se conoce que la entidad es un lugar con árboles y humedad, donde los moscos pueden reproducirse, afirmó.

Ambos reconocieron que las campañas de abatización, descacharrización y fumigación fueron tardías, pero correctas y adecuadas en su ejecución. La docente universitaria también señaló que el gobierno estatal sí informó en lengua maya sobre la situación.En Yucatán se han registrado mil 131 casos de chikungunya hasta el 24 de octubre, según los datos de la Dirección General de Epidemiología. Pero, de acuerdo con el cálculo de Flores Guerrero, podrían ser más de 10 mil los infectados.

El alto costo del diagnóstico y la larga espera por los resultados de los análisis, provocaron que se desconozca el número real de afectados, aunque las cifras oficiales podrían ser sólo el 10 por ciento de quienes contrajeron la enfermedad, expresó. A pesar de ello, la Secretaría de Salud de Yucatán debería contar con un aproximado de casos reales, agregó.

[h2]Secuelas a largo plazo[/h2]

Puede llegarse a los 20 mil casos, debido a que el chikungunya, en algunas ocasiones, es asintomático; es decir, la respuesta inmune de los afectados pudo desarrollar anticuerpos para evitar que la enfermedad les afectara, y sólo se habría registrado cansancio o una ligera molestia, explicó.

Los afectados por el chikungunya podrían continuar registrando dolores artríticos en el plazo de un año, la fase crónica de la enfermedad. En consecuencia, las secuelas afectarán a las personas que lo sufrieron, especialmente si sus trabajos dependen de tener un movimiento fluido en las manos, como operadores de grúas, un taxista o un cirujano, declaró.

“No es bienestar. Es una enfermedad crónica que se quedará y nadie responde a eso; le partieron el alma a mucha gente”, manifestó el epidemiólogo.

La maestra Cruz Escudero apuntó que desde el piquete de un mosquito con el virus del chikungunya, ya se afecta a la persona. “Es una enfermedad que te incapacita de dos a cinco días. Para la gente que gana el salario mínimo de 70 pesos diarios, afecta una parte proporcional de su ingreso mensual”, expresó.

Resaltó que una enfermedad donde pocas personas han sido diagnosticadas, se carece de un justificante médico para responder a la incapacidad, lo cual sucede con las secuelas crónicas que se generarán durante el año siguiente.

“Eso sucede con los que cuentan con seguro social como IMSS o ISSSTE, ¿y quienes no lo tienen? ¿Qué sucede con ellos?”, cuestionó.

Además, la incapacidad tiene consecuencias más allá de lo económico y lo laboral. La relación emocional entre la familia puede ser dañada. “Un padre proveedor del sustento económico deja de ir a trabajar, o bien una madre soltera no recibe remuneración por un par de días y tampoco puede atender a sus hijos. Eso genera conflictos en el hogar”, señaló Cruz Escudero.

Cuestionó las acciones en el interior del estado y cuántas personas no fueron contabilizadas en las estadísticas oficiales. Esta zona pudo ser la más golpeada porque se carece de médicos en algunas comunidades; en consecuencia los enfermos deben ir a los centros de salud de las principales poblaciones, por lo tanto tampoco se contabilizaron dichos casos.

El doctor Flores Guerrero reconoció la existencia de un medicamento que reduce el dolor en articulaciones, conocido como Celecoxib, pero su costo es alto para familias de clase media y media baja. La presentación de 120 miligramos de la fórmula, cuyo nombre comercial es Arcoxia, cuesta 398 pesos; mientras que el Celebrex de 200 miligramos con 10 cápsulas alcanza hasta los 488.50 pesos. “En los servicios de salud pública, sólo los reumatólogos lo utilizan, ya que no es un medicamento de primer nivel”, comentó.

Indicó que debe trabajarse en la medicina preventiva, la cual es más costosa que la propia cura, pero entrega mejores resultados.

[h2]Importación y exportación de virus[/h2]

Veracruz albergó en 2014 los Juegos Centroamericanos y del Caribe, a los cuales asistieron cientos de deportistas del continente. Para ello, y con la presencia del chikungunya en Centroamérica, la Dirección General de Epidemiología federal publicó y obligó a los organizadores a seguir una serie de lineamientos para evitar la llegada y propagación del virus, lo que resultó exitoso.

Sin embargo, el chikungunya finalmente arribó al país. La hipótesis manejada es que llegó a través de inmigrantes centroamericanos. El doctor Flores Guerrero concede que, a través del tren conocido como La Bestia, el virus pudo haber entrado al país.

Yucatán será sede, desde el 14 de noviembre de este año, de los V Juegos Deportivos Escolares Centroamericanos y del Caribe, donde más de mil 500 atletas de 12 países distintos competirán.

El riesgo sanitario en esta ocasión es el virus zika, que es transmitido por el mosquito Aedes Aegypti, mismo vector que el dengue y chikungunya, y está presente en Colombia, uno de los 12 países participantes.

El Comité Nacional para la Vigilancia Epidemiológica señaló el 21 de octubre que los brotes de zika “demuestran la potencialidad de este arbovirus para propagarse por los territorios en los que existen los vectores potenciales, como ocurre en gran parte del territorio nacional donde se documenta la presencia del Aedes Aegypti, por lo que es factible inferir el riesgo potencial del virus a extenderse a otros países de América, incluyendo a México”.

El zika es similar al chikungunya y dengue. Sus síntomas son fiebres menores, dolor de cabeza, debilidad, dolor muscular, inflamación concentrada en pies y manos, conjuntivitis y erupciones en la piel.

El riesgo también está en que Yucatán “exporte” el chikungunya y se propague el virus en países ya infectados, o a Cuba, donde aún no se han registrado casos, de acuerdo con la oficina regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, ni los organizadores de los V Juegos Deportivos Escolares Centroamericanos y del Caribe 2015, ni las autoridades sanitarias de Yucatán, ni las de México, han dado a conocer las medidas que se tomarán durante los 10 días que durarán las competencias, tanto para evitar que se importe el zika, como para que se exporte el chikungunya.
Flores Guerrero expresó que sería “conveniente que la Secretaría de Salud de Yucatán y el Instituto del Deporte del Estado de Yucatán notifiquen a los deportistas de la existencia del brote viral y febril, así como las recomendaciones para el cuidado adecuado”.

Cruz Escudero reconoció que los eventos deportivos de esta magnitud son difíciles de controlar, además de que la entidad es una zona donde proliferan los factores para permitir la propagación, por lo que no se debe ser tan duro con el gobierno. Aunque tampoco ha escuchado de medidas preventivas para el mismo.

[h2]Ciudadanía debe involucrarse más[/h2]

Combatir la epidemia del chikungunya y dengue no sólo es labor del gobierno, también los ciudadanos deben involucrarse en labores preventivas; incluso desde antes de la presencia de enfermedades, declararon los académicos.

Flores Guerrero manifestó que la ciudad de Mérida cuenta con varias casas en abandono, donde la maleza crece y el agua se acumula, por lo que son lugares ideales para que se reproduzca el vector. “Las fumigaciones se enfocan en esas casas, pero están cercanas y no son accesibles. En esos casos le corresponde a los dueños de los terrenos baldíos y predios abandonados ser responsables socialmente”.

También en las viviendas, los ciudadanos pueden evitar la acumulación de agua, al cambiarla diariamente, y evitar que el mosquito deposite sus huevos, así como limpiar las azoteas y la hojarasca, indicó.

Cruz Escudero señaló que la sociedad debe formar para prevenir, ya que la presencia de mosquitos es común en Yucatán y año con año deben combatirse las enfermedades, por lo que iniciar desde la temporada de lluvias beneficiará a los habitantes.