Maria Briceño y Fabrizio León Diez
La Jornada Maya

29 de octubre, 2015

–¿Qué te gusta de Mérida y Yucatán? ¿Cómo lo ves en comparación del resto del país?

No tengo demasiada información, así que mi respuesta será algo superficial: me gustan los cielos y la horizontalidad, me gusta el olor a humedad de selva y los chubascos, me gustan las hamacas y el agua de cebada, los viejos jugando dominó en el mercado, y todas las especias que allí se encuentran, los colores y los sonidos. Me gustan las mañanas meridanas, me gusta la comida…

Sobre la situación social, puedo percibir que hay una aparente paz, tranquilidad; no se a que se deba; sin embargo, no dudo que sucedan cosas como en el resto del país; es solo cuestión de profundizar un poco. Por ejemplo acabo de participar en impulsar la firma de una petición para los ministros de la SCJN para que fallen a favor de las comunidades de apicultores mayas, pues Monsanto, una vez más al ataque, tiene la intención de sembrar soya transgénica en la península.

–¿Como activista en qué causas sociales estás involucrado?

Quisiera decir antes que nada, que en mi entendimiento, todas las causas son una misma. Yo trabajo en lo que me funciona para transformar mi mundo. El mundo es demasiado grande, demasiado pesado para querer solucionar todo. Si puedo solucionar lo que me corresponde a mí, con eso me basta; aunque, como no hay separación real entre el individuo y su entorno, es mi responsabilidad intentar enterarme de lo que está sucediendo.

Participo a diferentes niveles en campañas por el maltrato animal, pues me parece que habremos de entender que esa violencia que nos oprime y que denunciamos, es violencia que nosotros ejercemos hacia otros seres. Obviamente estoy con los padres de nuestros 43 compañeros de Ayotzinapa, y pidiendo por todos los estudiantes del mundo, para que nunca les suceda nada y estén protegidos y cuidados, cuando sea su momento de manifestarse por la causa que les ocupe.

Soy vegano, apoyo campañas de vegetarianismo y veganismo, sobre conciencia alimentaria, pues a través de este tema, podemos resolver muchos problemas de nuestra situación. Por eso la importancia de decir no a los transgénicos, y de ese nubarrón oscuro que se cierne sobre nosotros. Hace unos años estuve muy involucrado con mis hermanos mayores, los wixarika en la defensa de sus territorios sagrados en contra de la minería. Estoy en contacto con el pueblo seri, a quienes hemos apoyado a través de un programa de educación con la donación de instrumentos musicales, y del pueblo yaqui en la defensa del agua. También concientizando sobre el fracking, esa terrible práctica para extraer gas shale y que es altamente contaminante; apoyo la concientización, respeto y amor hacia nuestro planeta, la madre/padre tierra y he trabajado con grupos de la tradición que van compartiendo ceremonias y medicinas ancestrales para ir sanando todos.

Al final se trata de eso, sanar cada uno, nuestros cuerpos, nuestras relaciones, hacernos conscientes, ir caminando, poco a poco, al paso que cada quien pueda, sin críticas, amorosamente. Podemos transformar nuestra realidad, otro mundo es posible. Darnos cuenta que esa idea de progreso que nos han vendido, no funciona y se le ha caído ya el oropel, cuando vemos que se contamina el agua, la tierra y el aire; esa es prueba innegable de que no se trata de progreso.

–¿Qué significa Café Tacvba y Hoppo¡?

Son dos de mis escapes creativos y musicales; no sé si son diferentes uno del otro y tampoco me interesa que lo sean. Cada uno me brinda regalos y bendiciones diferentes. Mi acercamiento a cada uno es natural y lo más libre posible. Café Tacvba es un grupo con muchos años de trayectoria y es una empresa en la que trabaja mucha gente, de forma muy organizada para que todo suceda y así poder presentarnos ante miles de personas. Hoppo! es un grupo íntimo, libre y desobligado, orgánico, que no tiene mánager, ni busca firmar con una compañía; tocamos libres de un click electrónico, así que la música se mueve en el tiempo, tal como lo hace el corazón humano.

Con los músicos de ambas bandas me encuentro deliciosamente en la creación, es como hacer el amor. Amor tántrico.

–¿Qué tan cierto es que los músicos ahora viven de los conciertos, de las tocadas y no de los discos?

Ahora y siempre. Al menos esa fue nuestra experiencia. Nunca recibimos una cantidad significativa, a menos que seas un vendedor de discos como lo fueron en otra época los baladistas; el músico vive de sus presentaciones, y está bien eso.

–¿Cómo se deshace un artista de su ego? ¿Cómo le perjudica tenerlo?

El ego en un artista, como en cualquier persona, es una arma de doble filo. En este caso te funciona en un principio para crear, tener una visión crítica y personal, para defenderte en un mundo competitivo y brutal; pero después te hace pesado, lento, inmóvil y frío; te puede detener, mantener atrapado a ideas y conceptos, puede alejarte de la gente con la que trabajas.

Es difícil deshacerse del ego; en el momento de la creación puede suceder y es lo más delicioso. Bajas las defensas y vuelas. Nuevamente la comparación: es como hacer el amor.

El trabajo es mantener ese estado y llevarlo consigo en la cotidianidad.

–¿Cuál ha sido la etapa más difícil en tu carrera musical?

Ninguna y todas. Siempre hay retos, sobre todo con uno mismo. He sido muy afortunado y mi historia es, básicamente, un camino recto, lleno de alegría, de experiencias, sin mayores exabruptos. A veces es más difícil aprender cuando todo se te brinda, son menos claros tus errores y lo que hay que corregir.

–¿A quienes admiras musicalmente?

Admiro al músico que tengo al lado, puedo ver en casi todos la joya, pueden ser o no virtuosos, pueden tener o no estudios, si vibran cuando están tocando, si me hacen vibrar, si se convierten en la música, eso es suficiente (¡poca cosa!) para mí.

Lengua maya

–¿Qué elemento de la literatura y música maya te llama la atención?

Me encanta la musicalidad de la maya, y ciertas partículas similares que coinciden también con algo de significado en otras lenguas, por ejemplo el Chan, que relaciono con el Tzin náhuatl y el San japonés.

Desconozco sobre literatura maya para poder comentar.

–¿Conoces el movimiento hip hopero y raperos maya como Pat boy, Chan Santa, El príncipe maya?

Desconozco. Rolen unos discos…

Es destacable que Café Tacvba cante en español a lo largo de estos años, pero ¿cantarían en alguna lengua indígena?

No está dentro de nuestros parámetros musicales y creativos decirle no a algo…

–¿Cuál es tu visión de la vida previa a llegar a los 50 años?

Me siento tan agradecido y afortunado por el camino que me ha tocado andar, lleno de belleza y experiencias. Tal vez lo más grande que voy aprendiendo, es que la muerte no (debiera) existir. En cualquier caso, quisiera vivir muchos años más con esta forma humana y gozar de estas bendiciones que me han tocado.

–¿Cuál es el diagnóstico que tienes sobre la salud musical del país de esta generación?

Como siempre ha sucedido, hay propuestas buenas, interesantes, inteligentes, vanguardistas…

También hay muchísima basura, [i]cut and paste[/i] de formas, actitudes, música que no cuestiona…

–¿Qué diagnóstico tienes de la situación social y política del país?

¡Puff! (jajaja). Me pregunto si no habremos de reinventarnos ya. Nuestro proceso histórico es terrible, este sistema de cosas nació torcido. ¿País? ¿Democracia? ¿Queremos seguir poniendo energía en algo que fue creado para otros intereses, no para la convivencia armónica con nuestro entorno, para el desarrollo integral del ser: evolución, gozo, amor, para todos todo?

–A estas alturas, ¿tienes la misma visión de la sexualidad, de las mujeres y del amor que has tenido siempre?

No. Siempre va cambiando y se va expandiendo. Aunque soy lento para aprender, creo seguir avanzando.

–La alteración de la conciencia, ¿te ha permitido una evolución musical?

Eso quiero pensar. Mi relación con la música es más profunda, me puedo fundir mejor en ella y dejarme ser, soltarme.

–¿Canciones para ser odiados o para ser amados?

Amados.

–¿Qué piensas del compositor Jaime López?

Hermano mayor, compositor admiradísimo, amigo entrañable. Siempre le venga más inspiración, más lucidez. mucha salud para él. ¡Muchos años nos dure su gozo, su sonrisa!

–Café Tacvba evolucionó del folklor al rock ¿es momento de volver a evolucionar?

Nunca sería momento para dejar de hacerlo; lo que no camina, se estanca, en cualquier ámbito, ya sea el musical o cualquier otro.

–¿Qué sigue para Rubén Albarrán?

Después de la presentación de Tacvba, me quedaré unos días: presentarme aquí en Mérida como diyéi y tocar con una sonora cubana; los lugares, creo que los podrán imaginar. Meterme a un cenote, comer una tortilla hecha a mano con miel y pepita, contemplar las ceibas.

–Cómo activista vegetariano, ¿qué tanto has logrado y qué tanto influye eso en la educación a tus hijos?

He logrado mantener mi mente ligera, estar más o menos en paz con mi actividad, y en mi relación con el todo. Si me muero hoy, creo que mi cuenta kármica está más o menos balanceada.

Mis hijos aún están en la edad de más apego con la madre. Por mi parte, no les quiero forzar a nada. Si hay un ejemplo verdadero, de allí aprenderán.

–Como figura pública y activista de varios movimientos ¿qué tan importante crees que otros artistas asuman esa responsabilidad para lograr los cambios en la mentalidad de la gente y en el país?

Creo que la gente que más toma medicina es la que más la necesita. Hay gente a la que le vale madres el mundo, tal vez sea porque están en paz con ellos mismos. No los puedo juzgar.

–¿Qué opinas acerca de la decisión de la Suprema Corte hacia el uso de transgénicos en la península de Yucatán?

Como lo comenté antes, así como muchas otras personas, pido que fallen a favor de un entorno más sano, más libre.

Que no permitan la siembra de soya transgénica en la península, y con ello innumerables situaciones devastadoras para el entorno, la salud, la libertad alimentaria.


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