Biblioteca Virtual de Yucatán

Enrique Martín Briceño
La Jornada Maya

Ilustración Arbee Farid Antonio Chi

28 de septiembre, 2015

El sábado pasado, el portal www.bibliotecavirtualdeyucatan.com.mx recibió a su visitante número 500 mil. A casi ocho años de su creación, la biblioteca digital especializada en autores, temas y documentos peninsulares, perteneciente a la Secretaría de la Cultura y las Artes del gobierno de Yucatán, ha alcanzado el medio millón de consultas. Poco si se compara con las vistas que tienen los videos de Tila María Sesto, pero mucho si se tiene en cuenta que, grosso modo, la cifra es diez veces el número de usuarios que en ese lapso han tenido el Centro de Apoyo a la Investigación Histórica de Yucatán (Caihy) y su sucesora la Biblioteca Yucatanense, de cuyos fondos proviene la mayor parte del acervo de la mencionada biblioteca digital.

Para quienes aún no la conocen, diré que la Biblioteca Virtual de Yucatán permite consultar libre y gratuitamente –sin siquiera la molesta obligación de registrarse– más de 25 mil títulos de libros, periódicos, folletos, manuscritos, fotografías y grabaciones sonoras (más de medio millón de páginas) de autor, asunto u origen yucateco. En ella pueden encontrarse desde manuscritos de los siglos XVII y XVIII hasta fotografía periodística de la segunda mitad del siglo XX; desde las primeras publicaciones periódicas peninsulares (comienzos del siglo XIX) hasta la más reciente producción literaria en maya; desde las obras de Justo Sierra O’Reilly, Eligio Ancona y Peón Contreras hasta las grabaciones de la Típica Yukalpetén. Así, basta con una computadora, una tableta o un teléfono inteligente conectados a Internet para acceder a una parte significativa del patrimonio bibliográfico, hemerográfico, documental y audiovisual de la región desde cualquier lugar del mundo, a cualquier hora del día o de la noche.

La Biblioteca Virtual de Yucatán fue creada por iniciativa del autor de este artículo en noviembre de 2007 con la finalidad de reunir en un repositorio digital todo tipo de documentos de autor, asunto u origen peninsular. La idea me rondaba desde finales del siglo pasado, cuando fui director del Caihy, y me fue posible hacerla realidad cuando me hice cargo de la Dirección de Patrimonio Cultural del Instituto de Cultura de Yucatán (hoy Secretaría de la Cultura y las Artes), de la que dependía el mencionado centro. Así, con un escáner casero y un software elemental, digitalizamos y pusimos en la red, para comenzar, las obras casi completas de José Peón Contreras, aprovechando que en 2007 se conmemoraba el centenario luctuoso del poeta y dramaturgo yucateco.

En el transcurso de los siguiente dos años se digitalizaron e incorporaron a la mencionada biblioteca virtual 50 periódicos yucatecos del siglo XIX, obras escogidas de Luis Rosado Vega –con motivo de su 50º aniversario luctuoso– y la [i]Enciclopedia Yucatanense[/i]. Entre los periódicos que entonces se subieron al portal, se encuentran [i]D. Bullebull[/i]e (1847), [i]La Burla[/i] (1860-1861), [i]Biblioteca de Señoritas[/i] (1868-1869),[i] El Periquito[/i] (1869-1870) y [i]La Siempreviva[/i] (1870-1872).

Entre 2009 y 2010, gracias al apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, fue posible dar un salto cualitativo y cuantitativo en el proyecto. Entonces se adquirió software especial y se encargó a una empresa especializada la digitalización de una parte del fondo reservado del Caihy. Así, a fines de 2010 se anunciaba la incorporación a nuestra biblioteca de casi seis mil fuentes primarias para la historia de Yucatán (cerca de 183 mil páginas) y la inminente digitalización de otras 140 mil páginas. El siguiente paso fue la creación en el Caihy de un área de digitalización, que desde 2011 se encarga en forma sistemática de esa labor.

Como es lógico, para llegar al medio millón de usuarios en la Biblioteca Virtual de Yucatán se ha requerido la colaboración de muchas personas. Entre quienes han tenido mayor injerencia en el proyecto, es justo mencionar a Jorge Canto Alcocer, quien fue director del Caihy hasta 2009, y a Faulo Sánchez Novelo, último director de aquel centro y primero de la Biblioteca Yucatanense. También a Felipe Escalante Tió, coordinador del Fondo Reservado hasta 2010, y a Tomás Puc Itzá, quien tomó esta responsabilidad en 2012. Asimismo a los coordinadores de las otras secciones del Caihy: Beatriz Heredia Morales (Biblioteca Carrillo y Ancona), Aracely Poot Cen (Hemeroteca Pino Suárez) y Kandy Ruiz González (Fondo Audiovisual), y, al último pero no el último, Eduardo Villarreal Montero, responsable del área de digitalización.

Hace poco, casualmente, pude palpar hasta qué grado la Biblioteca Virtual de Yucatán se ha vuelto indispensable para la producción de conocimiento sobre la historia y la cultura regionales. Con motivo de una suspensión inesperada del servicio (que incluso nos impidió poner un letrero en la página de inicio para ofrecer disculpas), recibí este mensaje de Gilberto Avilez, doctor en historia:

“Como usuario casi permanente de nuestra Biblioteca Virtual de Yucatán en el exilio peninsular, le envío esta especie de carta virtual para manifestarle mi honda preocupación por dicha página virtual que nos enorgullece a todos como yucatecos, pues pone al público, mediante la maravilla de la internet, la ingente producción historiográfica, cultural, literaria y científica de nuestro legado cultural yucateco (…)

“Y es que estoy preocupado, maestro Martín, porque desde el fin de semana pasado, viernes, así como el sábado y domingo, no he podido entrar al buscador de la página, el buscador de la Biblioteca Virtual está inservible, y no me lleva a ninguna obra, libro o documento a consultar.

“Desde luego que me mueve el interés particular por exponer esto a usted para una posible solución, pero igual hay que tener presente, que los estudios sobre Yucatán, tanto en Europa como en Estados Unidos y otros puntos de México, son de los más sólidos y los que más demanda cuenta: los yucatecólogos son legión. El orgullo que tenemos por nuestra magnífica Biblioteca Yucatanense, sólo se puede comparar con las bendiciones que todos los días damos algunos, a la imprescindible herramienta investigativa que representa la Biblioteca Virtual de Yucatán, y en ese ramo, los organismos de cultura de Yucatán están a la vanguardia.”

Y eso no fue todo. En esos días recibimos mensajes de muchos usuarios más o menos en el mismo tenor y hasta una amiga que estudia en la Facultad de Antropología me mandó un [i]WhatsApp[/i], preocupada porque tenía que entregar a su asesor de tesis las fuentes que utilizaría. Desde luego mi respuesta le sirvió de pretexto para no cumplir con su tarea.

Navegar en el océano de textos, imágenes y sonidos que ofrece ese repositorio digital que en estos días recibió a su visitante número 500 mil es –créanme– una delicia para el lector y para el estudioso. Si no lo han hecho, no dejen de hacerlo.

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