José Luis Domínguez Castro
Ilustración: Arbee Antonio
La Jornada Maya

15 de septiembre, 2015

Estamos celebrando el mes de la Independencia y luego vendrá el de la Revolución. Algunos editorialistas ya se han adelantado a preguntar: Pero… ¿qué celebramos?... si puras cosas malas nos están pasando… De igual manera, acá en Yucatán podríamos preguntarnos, en este “año del centenario de Alvarado”: ¿Y por qué tanto ruido con este personaje? Soy enemigo de reforzar las figuras míticas de nuestros héroes patrios. Soy poco afecto a endiosarlos: “Humanos, demasiado humanos…” decía Nietzsche refiriéndose hasta a Jesús de Nazaret. De igual manera podríamos decir de los héroes patrios, más allá de la mitomanía en que nos educamos y de la lectura de vidas ejemplares y vidas ilustres con la que la alimentábamos; repasar las biografías de Morelos, de Juárez o del yucateco Quintana Roo es siempre causa de nuevas sorpresas y enseñanzas. Justamente por lo normal de sus existencias, por lo limitado de sus actuaciones pero, sobre todo, por la audacia y oportunidad, aunque sea en contados momentos, de sus atinadas decisiones.

Es por esto que ante la controvertida y norteña figura de Salvador Alvarado, que para empezar ni era “de acá”, nos preguntamos ¿qué tenía ese hombre que a cien años de haber pasado por Yucatán, aún despierta viejos rencores y levanta nuevas tolvaneras ideológicas?

¿Por qué la clase política siente la obligación de “celebrarlo”? ¿Por qué la gente de iglesia (la católica, claro está) se encarga de recordarle a las nuevas generaciones sus atropellos e irreverencias, en lugar de señalar sus aportaciones a la educación y a la justicia? Y ¿por qué los intelectuales se empeñan en desempolvar viejas polémicas en torno a asuntos históricos pendientes, como el caso de que fue Heriberto Jara y no Alvarado quien mandó disparar y fusilar a gente inocente en Halachó o el asunto tan sobado de ¿quién fue realmente el que tuvo los arrestos de dar la orden de irrumpir a caballo en la Santa Iglesia Catedral?

El caso es que más allá de fervores patrios que se renuevan por decreto o de rencores ideológicos añejos que huelen a sacristía, vale la pena revisar en libros y documentos, o en algún testimonio, nuevos elementos que de pronto aparecen y arrojan luz sobre la importancia histórica de la actuación del Gral. Salvador Alvarado, en Yucatán, y su visionario programa que sobre México tenía en ese crucial momento del nuevo estado posrevolucionario.

Las cuatro columnas que sostienen el pesado edificio del monumento a la Revolución, contienen los restos de los cuatro prohombres que dieron nombre e instituciones a este país: V. Carranza, A. Obregón, P.E. Calles y L. Cárdenas. Dicen que en vida, cada uno de ellos, por las rivalidades que se desataban, o las distintas visiones sobre la nueva nación, pudo haber sido capaz de mandar matar a cualquiera de los otros tres. De hecho, alguno lo hizo. Con todo, son ellos los que con sus actuaciones: aciertos y desaciertos contribuyeron a que la nave nacional surcara por los mares de la modernidad y que ésta aun hoy sobreviva en medio de las borrascas y turbulencias de la historia.

De la misma manera, al recordar la figura de S. Alvarado y su acción política, educativa y social en Yucatán reconocemos que su estatura es grande, más que el tamaño del monumento que se encuentra afuera del Palacio de Justicia y que su perfil resalta aún más en la medida en que analizamos su visión de los hechos y la manera en que asumió los problemas del momento que le tocó vivir: el del Yucatán cuasi-medieval, hacendario y porfirista y el del México dividido en tribus y amenazado por las presiones internacionales.

Por eso, y a cien años de distancia, el perfil del sinaloense que reconocía cierta filiación sonorense, crece ante nuestra vista, cuanto más si leemos un discurso de su autoría, poco conocido por cierto, que redactara y leyera para un encuentro que tuvo con ciudadanos norteamericanos en San Antonio Texas, en algún momento de su exilio, allá en el año de 1920, cuando ya se diseñaba su obra monumental llamada [i]La Reconstrucción de México[/i].

Nos referimos a su discurso intitulado [i]El Problema de México[/i] que bien podría ser leído en la actualidad por cualquier analista político, por lo que ha de ser difundido y reflexionado por los jóvenes de nuestros días. Es importante difundirlo y analizarlo, especialmente con los jóvenes constructores de la nueva sociedad a fin de que sean ellos quienes juzguen en estas fiestas de “independencia” y “revolución” qué tan vigente son sus planteamientos y propuestas, en favor de la reconstrucción de nuestra asolada y vapuleada nación.

[email protected]


Lo más reciente

Por primera vez en 27 años, EU modifica clasificaciones de raza y etnia para las personas

Permitirá que residente se identifiquen como hispanos, de Medio Oriente y herencia norteafricana

Ap

Por primera vez en 27 años, EU modifica clasificaciones de raza y etnia para las personas

Ataque israelí mata a 36 soldados sirios cerca de Alepo: ONG

El objetivo eran los depósitos de misiles del movimiento libanés Hezbolá

Afp

Ataque israelí mata a 36 soldados sirios cerca de Alepo: ONG

Así es cómo la inteligencia Artificial predice el sabor y calidad de la cerveza

Los modelos pueden predecir qué compuestos agregarle para mejorarla

Europa Press

Así es cómo la inteligencia Artificial predice el sabor y calidad de la cerveza

Green Day encabezará concierto climático global respaldado por la ONU en San Francisco

La entradas estarán disponibles desde este viernes en Ticketmaster

Ap

Green Day encabezará concierto climático global respaldado por la ONU en San Francisco