Ricardo E. Tatto
La Jornada Maya

2 de septiembre, 2015

El mes pasado, del 10 al 19 de julio, una vez más aconteció la llamada Semana de Yucatán en México, evento que se realiza anualmente en la capital del país para promover tanto a productores yucatecos como a nuestras manifestaciones culturales, ante los habitantes de la zona centro de México, con el fin de generar oportunidades de negocio e intercambio.

Sin embargo, en el rubro cultural que me concierne, en la edición del 2015 fue notoria la falta de actividades culturales de interés, con respecto a las del año pasado, siendo prácticamente un refrito de las ediciones anteriores, a las cuales tuve la oportunidad de acudir como yucateco residente en la capital.

Para decirlo en pocas palabras: fue lo mismo de siempre. Tan sólo el día de la inauguración los espectáculos anunciados fueron los siguientes: Orquesta Típica Yucalpetén, la Compañía de Danza Clásica Ballet Folklorico del Estado de Yucatán y los solistas Jesús Armando, Emma Alcocer y Maricarmen Pérez. Adicionalmente, el Ballet Folklórico del Estado de Yucatán, la Orquesta Jaranera del Mayab y los comediantes Dzereco y Nohoch, así como con el Trío de Trovanova de Yucatán.

En los días subsecuentes, el programa también incluyó a los comediantes regionales Melo Collí, Madeleine Lizama, Pixculín y Taco de Ojo, así como la participación de la Trova Yucateca Cantares del Mayab, el Trío Los Juglares, los solistas Wendy Argáez, Addalberto, Felipe de la Cruz, Cacho Medina, Víctor Martínez, Sergio Esquivel y Tony Espinosa, además del grupo Yahal Kab.

Estos mismos espectáculos se presentaron durante los diez días de duración del evento, intercalados, combinados y repetidos hasta la saciedad. Ahora bien, yo me pregunto, ¿son éstos, dignos representantes de la cultura yucateca contemporánea de la entidad? ¿Es esta la muestra artística que queremos proyectar hacia afuera, dando la idea de que la cultura en Yucatán permanece inamovible desde el siglo pasado? ¿Es acaso la jarana, la trova y las bombas lo único que tenemos que ofrecer para el mundo?

Con lo anterior, de ninguna manera es mi intención dejar de lado a dichos exponentes tradicionales de lo yucateco, sino propugnar por una variedad y una curaduría abierta e incluyente en dicho foro nacional. ¿Dónde está la música contemporánea que se realiza en nuestro estado? ¿No ha habido nada nuevo desde el siglo XIX?

El escaparate a todas luces me parece desaprovechado y malentendido, pues los habitantes del resto del país que acuden a la muestra salen con la idea de que en el sureste todo cambia para permanecer igual. Pero, ¿es cierto? ¿Dónde están los grupos musicales, los artistas pictóricos, las producciones literarias recientes, la danza contemporánea, el performance y el teatro no regional?

Me parece insultante que se sigan ignorando olímpicamente todas las manifestaciones juveniles que son el puntal del Yucatán de hoy, aunque no se le quiera ver. En el estado existen grupos y composiciones originales tanto de jazz, rock, funk y otros géneros que serían dignos de proyectar hacia el resto de la república. También artistas de artes visuales que bien podrían protagonizar una exhibición pictórica diferente al costumbrismo que representa hipiles, henequenes y albarradas.

En teatro no nos quedamos atrás, abundan los dramaturgos y directores con propuestas que no se inscriben dentro de lo “regional”, pero tal parece que si no se dicen bombas y demás picardías, la cosa no es “yuca”. Aparte de lo folclórico, ¿qué pasa con todas esas compañías de danza contemporánea merecedoras de exportarse?

Teniendo en cuenta que durante los últimos quince años la producción literaria de la Sedeculta, antes Instituto de Cultura de Yucatán, ha sido la más prolífica de la historia, ¿no es vergonzoso que no pueda adquirirse ni un solo libro en dicha feria? El año pasado al menos estuvo presente la Biblioteca Básica de Yucatán (SEP), pero en esta edición ni siquiera ellos estuvieron presentes.

Luego entonces, no es de extrañar que la cultura y el arte de la región sean ninguneados en otras latitudes, pues el gobierno del Estado a través de la Secretaría de Fomento Turístico (organizadora del evento) se ha ocupado de borrar del mapa todo lo que no encaja con su visión de la “cultura yucateca”, sin incluir a otras instituciones que probablemente tengan una mejor idea de lo más granado de la producción artística de Yucatán, lo que urgentemente necesita proyectarse y darse a conocer, para que uno como peninsular no se apene cuando le pregunten ¿y allá en tu tierra, qué es lo que pasa, hay algo nuevo?

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